La situación
La verdad es la realidad
«‘‘Si el Estado se niega al referéndum, colorín colorado’’. En efecto, la verdad es la realidad»
Se cumple una semana del extravagante espectáculo que el Congreso ofreció a los españoles, de la mano del Gobierno y sus socios. Y la imagen que ha quedado de sometimiento de Sánchez a Puigdemont ha alcanzado niveles tan preocupantes, que Moncloa ha decidido sacar al presidente a hablar en determinados medios para adecentar el retrato que quedó de él después de tres votaciones agónicas.
Los fontaneros monclovitas se pusieron a trabajar para ofrecer a su jefe una nueva frase que permita a un tiempo resumir su autodefensa política y justificar sus agobios parlamentarios. Y alumbraron un viejo axioma filosófico, según el cual «la verdad es la realidad».
No ha sido la obra más elaborada por quienes fueron los creadores de «buscaré votos debajo de las piedras», o «hay que hacer de la necesidad virtud», o «bien está lo que bien acaba». Tampoco se puede considerar que busquen la excelencia discursiva, sino un titular y que la frase sea fácil de memorizar para quien la dice y para quien la escucha. Demóstenes, Castelar, Kennedy o Barack Obama eran partidarios de una elaboración más sofisticada de sus argumentos, pero no se puede pedir más en este tiempo de redes sociales, en el que lo simple, si breve, dos veces simple y dos veces exitoso.
Y no se puede deducir de esta debilidad argumental una debilidad política, porque Moncloa ha obtenido victorias propagandísticas rotundas. La más importante, convencer a su grey de que Pedro Sánchez ganó las elecciones de 23 de julio. Esa es la idea que se ha solidificado entre sus más fieles, aunque diste mucho de entrar en el nuevo proverbio sanchista de que «la verdad es la realidad».
Y a eso se suma la última directriz, que ya hace fortuna entre sus propagandistas: que la culpa de que haya votaciones ajustadas en el Congreso es del PP, por empeñarse en hacer oposición, y no de sus socios, aunque pretendan exprimir al Gobierno. Pero, además de las máximas filosóficas de Sánchez, hay una muy interesante de Turull: «si el Estado se niega al referéndum, colorín colorado». En efecto, la verdad es la realidad.
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