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Biblioteca Harley-Davidson

Los vigías

Los acontecimientos de nuestro país en los últimos tiempos me han traído a la memoria una narración de Arthur R. G. Solmssen titulada «Una princesa en Berlín»

Si algo tienen los libros es que nos acercan siempre a situaciones conocidas o al menos reconocibles. Emma Bovary nos recuerda a aquella vecina de nuestra comunidad que todos hemos contemplado, llena de gracia pero insatisfecha, atrapada en falsos sentimientos. El agrimensor K. de «El castillo» es el hombre cercado por la incomprensible maquinaria burocrática de nuestros días, que la ve con lucidez, pero queda impotente ante sus lógicas absurdas. En el Ivan Illich de Tolstoi reconocemos a la persona debatiéndose estupefacta ante el proceso inexorable de la propia muerte. Cualquier situación reconocida y compartida con el resto de la humanidad se hace más llevadera. Somos empáticos con el dolor de los otros por el hecho sencillo de que todos hemos sufrido dolor alguna vez. He ahí el maravilloso tesoro que nos custodian los libros.

Los acontecimientos de nuestro país en los últimos tiempos me han traído a la memoria una narración de Arthur R. G. Solmssen titulada «Una princesa en Berlín». En ella, el autor desmenuza la deriva de una sociedad que pierde la confianza en sus representantes políticos debido a la incapacidad de estos. El efecto de ese descreimiento se nota muchos años después, cuando una situación crítica deja a esa comunidad inerme, sin posibilidades de revertir una oleada de acontecimientos de gran toxicidad al carecer de una fe común en unas instituciones que representen a todos. No digo yo que nos encontremos en la antesala de ningún fascismo, pero es muy interesante el análisis de tal deriva que hace el autor.

Solmssen fue un abogado norteamericano que falleció hace ocho años. Otra de sus obras, «The Comfort Letter», de 1975, sobre la ética y las garantías en las ofertas públicas, ha sido merecedora de análisis académico contemporáneo en el ámbito jurídico. Escuchemos la voz de esos vigías fecundos. En ellos se encierra el tesoro de toda la experiencia humana.