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A pesar del...

Warren expande

Igual la economía se expande por el ahorro y la inversión productivos de los ciudadanos. Igual no es igual crecer que gastar de cualquier manera en cualquier cosa

Hay titulares irresistibles para un economista, como este de El País: «Hacienda diseña unos Presupuestos expansivos ante la ralentización».

Toda la retórica del artículo rezumaba keynesianismo cañí, es decir, la fantasía según la cual Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, puede impulsar el crecimiento económico simplemente aumentando el gasto público.

Había otros aspectos bonitos, como el echarle la culpa a la oposición de los avatares presupuestarios: «el PP está entorpeciendo la tramitación en el Senado, donde tiene mayoría»; o como soplar y sorber, pretendiendo gastar, pero a la vez cumplir con Europa, eso sí, siempre jugando a ser la Madre Teresa. Warren, en efecto, «podría haber afrontado el ajuste que exige Bruselas retirando todas las ayudas… pero ha decidido mantener parte del paraguas social». Warren protege de la lluvia. Angelito.

Pero aquí no se gasta en los pobres sino en el poder: paladinamente El País reconoce de qué va la cosa: pensionistas y empleados públicos. Vamos, como si hubiera que ganar las elecciones. Y, por fin, la guinda: aunque Hacienda fía el cuadrar las cuentas «a la mejora de los ingresos tributarios», el diario no dice ni una palabra sobre usted, señora. No. Van a pagar los asquerosos ricos: bancos, energéticas y filiales en el extranjero de las multinacionales españolas, como si crujir a las empresas no dañara a las trabajadoras. Se insiste en que Warren cuidará a «las rentas más bajas». Angelito. Por cierto, se sigue hablando de los fondos europeos como si fueran un regalo –«vitaminas», literalmente– y no algo que pagaremos los contribuyentes de la UE, también los españoles.

Pero regresemos al keynesianismo cañí. Hablando de no decir ni palabra, no había ni una sola duda sobre el fundamento del keynesianismo cañí: que para crecer hay que gastar. Como si fuera una regla de oro, automática e infalible. Seguro que en El País recuerdan lo que pasó justo antes de la crisis del 2007-2008. En todo caso, lo recordará usted, señora: gastábamos como nunca, en consumo, inversión y gasto público. Y sufrimos una gran sacudida, que, si el keynesianismo cañí funcionara, jamás debió de haberse producido.

Igual la economía se expande por el ahorro y la inversión productivos de los ciudadanos. Igual no es igual crecer que gastar de cualquier manera en cualquier cosa. Igual.

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