
Cultura
Por qué muchas casas vascas antiguas tienen nombres en la fachada y qué significan
Aunque con el tiempo esta práctica ha perdido peso en las ciudades, en el medio rural sigue vigente

En muchos pueblos del País Vasco, caminar por las calles es también recorrer páginas vivas de la historia familiar. A diferencia de otras zonas de España, donde las viviendas se identifican únicamente por su número o calle, en Euskadi es común encontrar casas con nombres propios grabados en piedra en la fachada. Algunos están tallados sobre el dintel de la puerta, otros en placas cerámicas o de hierro forjado. Nombres como 'Etxeberria', 'Goikoetxea' o 'Bekoetxe' no son apellidos al uso: son nombres de casa y cada uno tiene un significado y una historia.
La práctica de nombrar las casas se remonta a la Edad Media, cuando la organización social y económica en el ámbito rural giraba en torno al caserío, la unidad básica de producción agrícola y ganadera. El nombre de la casa no solo identificaba la vivienda, sino también a la familia que la habitaba y podía mantenerse incluso aunque los apellidos familiares cambiaran por matrimonios o herencias.
¿Qué significan estos nombres?
Los nombres de casa suelen tener raíces en el euskera y se componen de términos descriptivos relacionados con la ubicación, el entorno natural o características físicas del caserío. Algunos ejemplos comunes:
- Etxeberria: literalmente 'casa nueva' (etxe = casa, berri = nuevo). Solía usarse para una construcción más reciente, separada de una original.
- Goikoetxea: 'la casa de arriba' (goiko = de arriba, etxea = la casa), indicando su posición respecto a otras viviendas.
- Bekoetxe o Behekoetxea: 'la casa de abajo', lo opuesto al anterior.
- Iturriotz: 'junto al manantial' o 'fuente vieja', haciendo referencia a un recurso vital cercano.
- Errotaetxea: 'casa del molino', típica de familias que vivían del molido de grano.
Durante siglos, en documentos notariales, actas parroquiales y contratos de propiedad, el nombre de casa tenía la misma o mayor validez que el apellido. Un heredero no era 'Martín García', sino 'Martín del caserío Goenaga'. Incluso hoy, en pueblos pequeños de Guipúzcoa, Vizcaya o Navarra muchas personas mayores siguen usando ese sistema para referirse a otros vecinos.
Además, en muchas localidades, el nombre de casa sigue siendo una forma oficial de identificación catastral y postal, sobre todo en zonas rurales donde apenas hay calles numeradas.
Una herencia viva
Aunque con el tiempo esta práctica ha perdido peso en las ciudades, en el medio rural sigue vigente. Hay normativas municipales que protegen estas inscripciones antiguas y, en algunos casos, las familias que construyen una nueva casa en terreno familiar deciden conservar el nombre tradicional, incluso si la vivienda original ha sido derribada.
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