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Anna Marchessi: “La discapacidad intelectual está silenciada por el sistema”

La actriz protagoniza «Fácil», la nueva serie de Movistar+ basada en el libro de Cristina Morales, y también la adaptación teatral del mismo, dirigida por Alberto San Juan

Anna Marchessi en "Fácil", la nueva serie de Anna R. Costa para Movistar+, basada en la "Lectura fácil" de Cristina Morales
Anna Marchessi en "Fácil", la nueva serie de Anna R. Costa para Movistar+, basada en la "Lectura fácil" de Cristina MoralesMOVISTAR+

Anna Marchessi (Sitges, 1992), como mujer total, no para. Con un guion de ficción en desarrollo para debutar en las grandes ligas y el auspicio de la Academia de Cine, la actriz ha vivido inmersa en intensidad mediática este último mes. Y así ocurre porque han coincidido en el tiempo los estrenos de dos grandes producciones que giran en torno a «Lectura fácil», el celebrado libro de Cristina Morales sobre cuatro mujeres con discapacidad intelectual que viven en un piso tutelado. A las órdenes de Alberto San Juan, la intérprete -nacida con parálisis cerebral- estrenó la adaptación teatral, que incluye una felación real sobre el escenario y esta semana, de la mano de Movistar+, salta a la pequeña pantalla como protagonista de «Fácil», serie que la misma autora del libro no dudó en descalificar a las primeras de cambio.

En este mismo diario, Costa respondía a Morales hablando de las omisiones “interesadas” en la crítica de la escritora al proyecto, declaraciones que mantuvo en la presentación de la serie en el Festival de San Sebastián. Marchessi, ajena a toda la polvareda pero triste, explica, por el eclipse que el lío ha generado para con la serie y su compromiso político de diversidad, atiende a LA RAZÓN satisfecha con ambos proyectos. Junto a una imperial Anna Castillo, Natalia de Molina y Coria Castillo (nominada al Premio Feroz como actriz de reparto), Marchessi es aquí la voz de la responsabilidad y también el vehículo para hablar de las realidades románticas y/o sexuales a las que se enfrentan las mujeres tuteladas, oprimidas entre lo normativo, lo sistemático y lo social.

-¿Cómo has armonizado tu labor entre las adaptaciones?

-Son dos trabajos muy diferentes. De hecho, en mi cabeza jamás han sido proyectos que vengan siquiera del mismo material original. Anna R. Costa y Alberto San Juan tienen puntos de vista muy distintos, y eso llega también hasta el formato. Lo único que tienen en común es que tratan sobre cuatro chicas que viven en un piso tutelado y que intentan apelar a la reflexión del espectador.

-¿Cómo de importante era para ti que la representación en la serie fuera la que querrías ver?

-Con los avances que teníamos a la hora de hacer los castings yo ya podía intuir el tono de la serie. Pero lo que pasa es que, a poco que leas un guion entero, ya te das cuenta de que está muy bien escrita. Se trata de historias en las que la discapacidad no es que pase a un segundo plano, es que pasa a un quinto o sexto.

-¿Por qué «Fácil» es una rara avis en la ficción española? ¿Dónde están las series sobre personas con discapacidad?

-Ese es el gran punto a favor de la serie, el de darle voz a una realidad, la de la discapacidad intelectual, que está silenciada por el sistema. Siempre vemos estas realidades a través de otros, nunca en primera persona. Esa es la apuesta, arriesgada y de apertura, en la industria. La diversidad es el camino. En un futuro que creo bastante utópico, debería suceder que la discapacidad no tuviera un gran peso en la trama. Que solo fuera una característica más. Quizá, que los actores con discapacidad pudieran aspirar a interpretar a personajes normativos.

-Tus compañeras sin discapacidad contaban con personas espejo para mimetizarse. ¿Crees que han podido tener miedo a caer en la caricatura?

-No. Y si tuvieran miedo, algo estaría mal. Por mucho que yo aportara una discapacidad física, con la que vivo día a día, respecto a lo intelectual estaba en el mismo sitio. Te intentas acercar con el máximo respeto, investigando, pero no puedes paralizarte por el miedo. Lo más interesante de esta profesión es distanciarte de ti mismo. ¿Hay respeto? Claro, porque no quieres hacer una caricatura. Pero al final gana el orgullo de poder dar voz y cuerpo a una realidad que apenas se ve en la ficción.

-¿Cómo has vivido la polémica por las críticas de Cristina Morales?

-Lo he vivido como algo totalmente ajeno a mi trabajo. Mi opinión, como actriz, es que Costa se ha acercado con su propia visión, que es inherentemente audiovisual. Y eso nada tiene que ver con lo literario. ¿Sus puntos de vista? Ambos me parecen lógicos y respetables. Me da cierta pena, eso sí, que se le de importancia a la supuesta polémica porque eso acaba quitando peso, eclipsando a la serie o a la obra. Nunca se pone el foco sobre los deseos y anhelos de cuatro mujeres. Eso es lo verdaderamente importante, el acercarse a realidades triplemente discriminadas, como mujeres, como pobres, y como discapacitadas, para aplicar un cuarto filtro de silencio.