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La cruzada de Francisco: la agenda del Papa para 2020

El Santo Padre estrenará en el año que entra la reforma de la Curia, reforzará la lucha contra los abusos y viajará a Sudán del Sur

Pope Francis' Angelus
Vatican City (Vatican City State (holy See)), 29/12/2019.- Pope Francis leads his Sunday Angelus prayer from the window of his office overlooking Saint Peter's square at the Vatican City, 29 December 2019. (Papa) EFE/EPA/ANGELO CARCONIANGELO CARCONIEFE

El año que termina no ha sido fácil para Francisco. A la condena por abusos al antiguo tesorero del Vaticano, George Pell –convertido en el más alto cargo de la Iglesia encarcelado por pederastia–, se ha sumado el clamor de las religiosas por una igualdad real en un sector todavía demasiado masculinizado, las exigencias de las víctimas de abusos para que las medidas propuestas en la cumbre de febrero se concreten, las desavenencias con Mateo Salvini por su política de puertas cerradas con los migrantes, la necesidad de reformar el Banco Vaticano salpicado de corrupción y el cerco al que le están sometiendo los cardenales ultra conservadores. Desde hace tiempo las reformas de Francisco están levantando ampollas en este sector del cardenalato, que no pierde ocasión para advertir que «los temas relacionados con la protección de la vida humana y la familia han sido reemplazados cada vez más por doctrinas ambiguas e incluso directamente contrarias a la enseñanza de Cristo». Su última crítica vino con motivo del Sínodo de la Amazonia celebrado en octubre y la propuesta de ordenar a hombres casados, los llamados «viri probati», en esta región.

Pese a todo, Bergoglio está más convencido que nunca de lo necesario de aplicar sus medidas. Al fin y al cabo, su reputación de reformador eclesiástico fue lo que le elevó al papado en un tiempo en que la Iglesia acusa su mayor pérdida de credibilidad por los diferentes escándalos. Así, el primer reto del Santo Padre para el 2020 será el de culminar la reforma de la Curia, que el Papa emprendió en abril de 2013, tan solo un mes después de ser elegido. El objetivo: conseguir una Iglesia en salida y misionera.

Tras cinco años de trabajo del Consejo de Cardenales que ayuda al Pontífice en el gobierno de la Santa Sede está previsto que Francisco publique a principios de año la nueva constitución apostólica que sustituirá al actual «Pastor Bonus», promulgado por Juan Pablo II en 1988. En estos momentos, el proyecto de constitución apostólica, llamada «Praedicate Evangelium», está en una fase de revisión final en el Pontificio Consejo de Textos Legislativos y la Congregación para la Doctrina de la Fe. Para que salga a la luz, solo faltaría la firma de Francisco, y esto podría darse este mismo enero. Uno de los principales ejes que vertebran la nueva Carta Magna de la Santa Sede es la descentralización de la Curia Romana, que pretende lograrse a través de la implicación de los laicos, no solo como agentes pastorales sino también como responsables en puestos claves de la jerarquía de la Iglesia, sobre todo en áreas relacionadas con las realidades temporales, no espirituales.

En lo que se refiere a las finanzas, el sustituto de George Pell, el jesuita español Juan Antonio Guerrero, se convertirá a comienzos de año en el nuevo guardián de las cuentas del Vaticano con el fin de darles transparencia y hacer «revisión de gastos». Ante los rumores de bancarrota, el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el obispo Nunzio Galantino, tuvo que salir al paso y desmentir que las cuentas de la Santa Sede estén a punto de quebrar. Pero lo cierto es que la investigación del periodista italiano Gianluigi Nuzzi desveló la existencia de una caja B, que el Papa habría pedido cerrar. La Santa Sede lo ha negado, pero Guerrero tendrá que dar luz a esta entidad salpicada por los escándalos de corrupción.

Lucha contra los abusos

El año 2020 también será clave en la lucha contra los abusos sexuales. El Pontífice deberá implementar de forma práctica una de sus decisiones más relevantes de 2019: la eliminación del secreto pontificio. Se trata de una petición histórica de las asociaciones de víctimas de pederastia eclesial, que supone la obligación de cooperar con la justicia civil. Tras la cumbre que reunió a las conferencias episcopales en Roma el pasado febrero, el Papa publicó un motu proprio «Vos estis lux mundi», un compendio de reglas para acabar con esta lacra dejando atrás el encubrimiento, equiparando esa ocultación al abuso y dejando claro que es responsabilidad de todos denunciar. Pero todavía quedan deberes pendientes para concretar los 21 propósitos que Francisco planteó, como la evaluación psicológica a los candidatos al sacerdocio, formular nuevos códigos de conducta para delinear límites apropiados en las relaciones personales o establecer espacios de escucha compuestas por personas preparadas y expertas.

En este 2020, Francisco tiene además uno de los viajes más importantes de su pontificado. Tiene previsto viajar a Sudán del Sur, un país de mayoría cristiana que logró independizarse de Sudan, con mayoría musulmana en 2011. Pero dos años después, las luchas de poder entre dos etnias sumieron a este joven estado en una guerra civil que ha provocado al menos 400.000 muertos y cuatro millones de desplazados. En abril, el Papa, en su papel de diplomático, se encontró con los líderes del país y pidió a sus colaboradores que retomaran la planificación del viaje frustrado en 2017. A día de hoy la tregua firmada en 2018 sigue estando vigente, aunque es muy frágil. «Si la situación política lo permite» y «los recientes acuerdos para formar un gobierno de coalición, que el propio Francisco impulso, viajará el Papa a Sudán del Sur el año que entra acompañado por el líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.

Quizá no sea en el único aspecto en el que ambos líderes puedan unir fuerzas. La Iglesia de Inglaterra ha diseñado un plan específico para lograr que en 2030 la mitad de los puestos de liderazgo anglicanos estén en manos de las mujeres. Entre los católicos, también empiezan a escucharse voces que piden una mayor visibilidad para la mujer en los puestos de responsabilidad. Francisco quiere caminar en esa línea y en el Sínodo de la Amazonia nombró por primera vez a cuatro mujeres como consultoras pero un sector de las religiosas lo ve insuficiente. Piden una reforma de calado aunque parece que no es prioridad para Francisco en este 2020.