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Así es la parroquia antipederastas perfecta: puertas acristaladas, confesionarios de vidrio y detectores de movimiento

Un párroco alemán reforma el templo y los salones de su iglesia en Hannover para prevenir los abusos a menores

Cómo se adapta esta iglesia de Hannover
Cómo se adapta esta iglesia de HannoverLa RazónLa Razón

Desde que se destapara la lacra de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia y el papa Francisco ordenara aplicar la ‘tolerancia cero’ en todo el orbe católico, se han multiplicado las iniciativas para erradicar la pederastia de los espacios religiosos. A las modificaciones canónicas, las investigaciones vaticanas a fondo, los protocolos de prevención lo mismo en campamentos que en ong eclesiales, les ha acompañado también medidas para crear los que podrían denominarse ‘espacios seguros’ para los menores y adultos vulnerables.

Así, un sacerdote de la localidad alemana de Hannover ha decidido llevar a cabo una puesta a punto a su parroquia para transformarla en un templo antiabusos. Entre las medidas que ha puesto en marcha Wolfgang Semmet se encuentra la instalación de puertas acristaladas, así como detectores de movimiento en los pasillos de los salones parroquiales para que las luces se enciendan cuando pase alguien. “Para mí significa transparencia. No quiero ni rincones oscuros ni habitaciones aisladas”, explica este párroco sobre las medidas preventivas adoptadas al diario alemán ‘Süddeutsche Zeitung’. Y es que, este cura está convencido de la necesidad de visibilizar que “la protección de los niños, los jóvenes y los adultos vulnerables en las instituciones pertenecientes a la Iglesia es realmente imporante”.

No es para menos, teniendo en cuenta que hasta 3.600 menores podrían haber sido abusados por clérigos en Alemania entre 1946 y 2014, según un informe elaborado por la propia Conferencia Episcopal germana.

Semmet ha cuidado hasta el último detalle. De hecho, hasta los confesionarios son de vidrio. ¿El motivo? “Cuando los niños de primera comunión tienen que recibir por primera vez el sacramento de la confesión, se puede ver lo que ocurre desde fuera”, comenta el presbítero que, comenta, eso sí, cómo “el espacio está insonorizado”.