El papa de la sonrisa
¿Sabías que el pontificado de Juan Pablo I duró sólo 33 días?
Entorno a su muerte han corrido ríos de tinta. Hoy el Papa Francisco lo beatifica
¿A cuántos les suena Juan Pablo I? El que no esté muy puesto en estos temas, hoy que el papa Francisco lo beatifica, podría pensar que fue un papa de hace siglos, pero no es así. La historia de Albino Luciani como papa, mejor conocido como Juan Pablo I, es muy corta, pero contradictoriamente muy larga. La causa de su muerte generó todo tipo de especulaciones, muchos han dudado que falleció a causa de un paro cardiaco.
Los médicos del Papa no consideraron necesario hacer una autopsia porque no encontraron nada sospechoso, tuvieron claro que le había dado un infarto, que fue una “muerte imprevista, o sea, natural” ha comentado en la rueda de prensa en el Vaticano, Stefania Farlasca historiadora y periodista y agregó que las circunstancias de su muerte: “neutralizaron la consistencia y peso de un personaje gigante”. Los que lo conocieron antes y después de ser papa, recuerdan más que nada su bondad, timidez.
Albino Luciani - Juan Pablo I- nació en Forno de Canale, (hoy Canale d’Agordo- Belluno) el 17 de Octubre de 1912, El 7 de Julio de 1935 fue ordenado sacerdote, de 1937 a 1947 fue Vicerrector del Seminario Gregoriano de Belluno en donde impartió teología hasta 1958. El 17 de octubre de 1942, consigue la licencia en teología y el 27 de febrero de 1947 es doctorado en la Universidad Pontificia Gregoriana. Vicario general de la diócesis de Belluno en 1954, en 1958 es nombrado obispo de Vittorio Veneto por el papa Juan XXIII. Participó en cuatro sesiones del Concilio Ecumenico Vaticano II, El 5 de marzo de 1973, es nombrado cardenal por Paulo VI y el 26 de agosto de 1978 asume el pontificado con el nombre de Juan Pablo I. Su muerte se produjo el 28 de septiembre de 1978.
La última imagen que me queda de Papa Juan Pablo I la noche anterior a su muerte, fue su serenidad.
El papa Juan Pablo I había nacido en una pequeña localidad llamada Forno di Canale (1912), se ordenó sacerdote a los 22 años y dedicó un tiempo a la enseñanza de la religión en un centro en el que se preparaban a los mineros. Lina Petri, sobrina del papa, contó algunas historias familiares, recordó “cuando él era cardenal, yo estudiaba filosofía en Roma y cuando venía me llamaba para comer juntos” comenta “Me hacía preguntas, ¿te gusta más San Agustín de Hipona o Santo Tomás de Aquino? y él me explicaba que sentía más cercano a San Agustín porque de pecador pasó a ser converso” comenta.
El Papa Juan Pablo I a la hermana Margarita: “planche solo el cuello y los puños, porque lo otro no se ve”
Margarita Marín de la Congregación de las Hermanas de Maria Bambina, era una de las religiosas que atendían al Papa Juan Pablo I. La hermana Margarita recuerda que mientras ella y las otras religiosas ordenaban el refectorio “venía a vernos y saludaba a todas las hermanas”. Recuerdo que nos pedía rezar por todos los necesitados del mundo y solicitaba alguna cosa relacionada a la liturgia del día siguiente. Antes de retirarse al final de la jornada, deseaba a todas las buenas noches diciendo siempre “Hasta mañana hermanas, si el Señor desea que celebremos la misa juntos”. Se retiraba a su habitación temprano.
“El último día fue como los otros” comentó la hermana Margarita “por la mañana entró en la capilla a rezar solo y después celebró la misa de siete con nosotras. Tomó su desayuno y leyó por un rato los periódicos, después estuvo en la audiencia de la mañana. Alrededor de las 11.30 regresó a su apartamento y recuerdo que vino a la cocina como lo hacía rutinariamente pidiendo un café: “Hermanas, ¿me podéis preparar un café. Después de tomarlo se acercó a su estudio. Comió con los secretarios y se retiró para su descanso vespertino. Esa tarde no recibió a nadie porque comentó que estaba preparando un documento para los obispos. Lo recuerdo perfectamente porque yo me dediqué a planchar en el vestidor con la puerta abierta y lo veía pasar. Lo vi repasar el documento que había escrito caminando de un lado a otro” añade.
“Otro recuerdo que tengo de esa última tarde cuando me vio planchar me dijo: “¡les hago trabajar tanto! pero no se preocupe porque con este calor sudo y se necesita cambiar continuamente” y me sugirió : “Planche solo el cuello y los puños porque el resto no se ve” La hermana Margarita recordó que esto último el Papa se lo dijo en dialecto veneto como lo hacía a menudo con el grupo de religiosas que lo asistían en su apartamento.
La última noche del Papa Juan Pablo I
La hermana Margarita recuerda :“Después de la cena recibió la llamada del cardenal de Milán Giovanni Colombo, en la mañana yo ya había escuchado al Santo Padre comentar sobre esta llamada en una conversación que mantuvo con el padre Magee. Después de la cena, el papa respondió al teléfono y habló con el cardenal. No recuerdo bien cuánto tiempo duró la llamada, posiblemente una media hora” asegura.
La hermana continuó recordando cada frase, cada momento, cada imagen de aquella última noche: “Vino como siempre a desearnos buenas noches, pero antes de retirarse preguntó cuál era la mesa que le habían preparado para el día siguiente, la respuesta fue “la de los Ángeles” y como era habitual, volvió a desearles buenas noches sin olvidar decirles “si el Señor lo desea celebraremos juntos la misa mañana”.
Estábamos todas juntas en aquel momento, la puerta que separaba nuestro salón de su estudio estaba abierta y el papa se giró y nos saludó nuevamente con la mano sonriendo… es como si lo estuviera viendo todavía ” concluyó la hermana Margarita.
Al terminar la conferencia de prensa, deseábamos que la hermana nos contara más detalles y la madre a regañadientes comentó que, una experiencia así no se puede olvidar ni tampoco a una persona como era Juan Pablo I, por su humildad y por su cercanía y que definitivamente su último recuerdo es esa última sonrisa al despedirse desde la puerta.
Sobre las especulaciones que siempre han girado entorno a la muerte del papa, la religiosa comentó que “siempre aparece el diablo”. Su legado para la hermana Margarita es la enseñanza de vivir humildemente y rezar.
A Margarita el Papa Francisco le recuerda a quien atendió como pontífice durante un mes pero no solamente a Bergoglio sino también a San Pio X.
La hermana tenía 37 años cuando fue seleccionada para atender al papa, era la más joven.
Así se dieron cuenta de que estaba muerto
La madre Margarita estaba preparando la misa y la otra hermana le había llevado el café y al ver que no volvía me acerqué y le dije que tocara la puerta, entramos lo vi y dije cuando me di cuenta de que estaba sin vida dije: “esto no me lo debe de hacer”.
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