Humildad

Hoy no lo hemos saludado como el Padre Prevost sino como el Papa León

“El Papa León iba a celebrar la misa de independencia del Perú nos lo dijo antes de que el papa Francisco enfermara” Mariela y María de la Diócesis de Perú del grupo de peruanos recibidos hoy por el Pontífice.

María Elena Cruz - Tita Cruz le trajo al papa un sombrero de Toquilla de Catacaos
María Elena Cruz - Tita Cruz le trajo al papa un sombrero de Toquilla de CatacaosCopyright Vatican Media

No estamos acostumbrados a escuchar las palabras del Papa en español al inicio de las audiencias privadas pero hoy, de repente así se ha escuchado de manera inesperada:

“En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. La paz esté con ustedes”. Muchas gracias. ¡Felices fiestas patrias a todos los peruanos!

(Hoy 28 de Julio se celebra la independencia el Perú) León XIV recibió en audiencia privada en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a ciento cinco personas procedentes de diferentes partes del Perú.

Queridos jóvenes:

Les doy la bienvenida en esta casa de Pedro, donde vienen como peregrinos de esperanza, ustedes todos son peregrinos de esperanza, y vienen para encontrarse con otros miles de jóvenes, para celebrar juntos el Jubileo. Al verlos a ustedes pienso también en sus familias y en tantas personas de sus comunidades parroquiales que seguramente los han ayudado, con grandes sacrificios y trabajos, para hacer posible este viaje tan esperado. A todos les saludo con gratitud y alegría.

A las puertas de este acontecimiento tan importante para la juventud de todo el mundo, el Evangelio de la Misa de hoy nos ilumina de modo especial, son dos parábolas que nos ayudan en nuestro caminar cristiano: la primera habla de un pequeño grano de mostaza y la siguiente de un poco de levadura (cf. Mt 13,31-35). Como vemos, son dos elementos diríamos casi insignificantes; sin embargo, con la fuerza de la vida que llevan en sí pueden transformarse, crecer y servir al fin para el que han sido creados.

También nosotros somos pequeños, pero no estamos solos; el Señor ha querido que formáramos parte de una gran familia, la familia de la Iglesia. Incorporados a ella en Cristo, como los racimos a la vid, podemos crecer y dar fruto, ayudados con la gracia del Señor. San Agustín habla de estas dos parábolas comentando uno de los salmos, el salmo 68, y también expresa esa fuerza de lo pequeño, que cuando crece se arraiga en un pueblo, el pueblo de Dios que se extiende por toda la tierra (cf. Comentario al Salmo 68, I, 1).

En estos días de júbilo del Jubileo de los Jóvenes, todos ustedes tendrán la hermosa experiencia de sentirse parte del pueblo de Dios, parte de la Iglesia universal, que abarca y abraza a toda la tierra, sin distinción de raza, lengua o nación; extendiéndose como el arbusto de mostaza y fermentando como la levadura.

Queridos jóvenes, quisiera que todo lo que vivan durante estas jornadas lo conserven siempre en sus corazones, pero que no lo guarden sólo para ustedes. Eso es muy importante: lo que van a experimentar aquí, que no sea sólo para uno mismo. Tenemos nosotros que aprender a compartir. Por favor, que todo esto no quede sólo como un recuerdo, sólo como unas bonitas fotos, sólo como algo del pasado. Quisiera que cuando regresen a Perú inunden aquellas tierras con la alegría y la fuerza del Evangelio, con la Buena Nueva de Jesucristo. Que todas las personas con las que se encuentren puedan ver en ustedes el rostro de Cristo que ama y se entrega, que sigue presente en cada bautizado. Por eso, amen y sirvan gratuitamente, en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo escondido, porque han experimentado el gozo de ser amados primero, y porque todo lo han recibido gratuitamente de nuestro Padre Dios.

Las mochilas que los van a acompañar durante estos días, llevando sólo lo esencial, son el signo de la misión que hoy el Papa les encomienda: sean misioneros allí donde vayan, sean transparencia de la presencia del Señor, como lo fueron nuestros queridos santos peruanos. Ustedes saben que el Papa Francisco siempre hablaba del Perú como “tierra ensantada”, tantos santos, pero no sólo del pasado, santos también de hoy y mañana.

Que Dios los bendiga y que Nuestra Señora de la Evangelización los proteja siempre. Gracias. Y les dio la bendición.

Estos son los comentarios de algunos de los asistentes a la audiencia:

¿Cómo fue el encuentro?

Muy sencillo, muy hermoso, cercano…le ha pedido a nuestros jóvenes que esto que ha sido un gran esfuerzo de sus familias y de tanta gente para que pudieran venir al Vaticano a verlo y que no sea solo para ellos sino que sea para difundirlo a muchos". Así lo comentaban a La Razón dos mujeres del Colegio peruano Chino Juan XXIII de Lima Perú después de haber asistido a la audiencia. Este grupo está formado por 27 personas entre docentes, estudiantes y ex alumnos. En total han sido 105 los peruanos que hoy se han reunido con León XIV.

Tita Cruz, (María Elena Cruz) le trajo al papa un sombrero de toquilla de Catacaos, símbolo cultural del Perú
Tita Cruz, (María Elena Cruz) le trajo al papa un sombrero de toquilla de Catacaos, símbolo cultural del PerúImagen Alicia Romay

Uno de los mensajes que más se les quedó en la mente fue cuando el Papa les recordó dos parábolas del Evangelio de hoy, pero en especial la del pequeño grano de mostaza y la levadura (cf. Mt 13,31-35): “Nos dijo que seamos unos verdaderos misioneros y que aprendamos a ser unos verdaderos evangelizadores y apóstoles. Fue muy muy bonito volverlo a ver, lo conocí cuando era el Padre Prevost allá en Chiclayo durante una Jornada” comenta Tita Cruz, - María Elena Cruz- “Yo vivo en Piura, al norte de Sechura y le traje algo muy representativo de mi archidiócesis, un sombrero de Toquilla de Catacaos, un turrón, una carta de unas hermanas que le envían con mucho cariño y un denario que yo hice para él” confirma emocionada.

Mariela LLianqui de Piura y Gloria Rojas Nizama de la Diocesis Tacna y Moquegua
Mariela LLianqui de Piura y Gloria Rojas Nizama de la Diocesis Tacna y MoqueguaImagen Alicia Romay

Mariela y María pertenecientes a otra diócesis de Perú: “Ella mi amiga es del sur del Perú y yo del norte, llegamos a Roma ayer. Venimos en representación de la Conferencia Episcopal del Perú para jóvenes y laicos. Como el papa ha vivido allá conoce la labor de la conferencia y nos conoce a nosotras y a los chicos que también lo conocieron de su época en Perú".

Otra persona que trabaja en el Colegio Juan XXIII en Lima, todavía emocionada por el encuentro recuerda que estaba trabajando cuando escuchó que el padre Prevost había sido elegido papa: “Hoy siento emoción y orgullo porque es un papa que se siente peruano y hoy nos ha transmitido ese amor y mucha humildad”.