Salud
Llega un nuevo fármaco contra la depresión severa
La mitad de los pacientes consigue la remisión de los síntomas del trastorno del ánimo
Muchos no responden al tratamiento y su situación se degrada día a día. Los pacientes con depresión severa suponen un gran desafío para los clínicos, ya que no es infrecuente que las terapias no funcionen o pierdan eficacia y su calidad de vida se vea afectada. En algunos casos, los abordajes farmacológicos, incluso, no producen ningún tipo de respuesta terapéutica", explica Patricio Molero Santos, especialista en Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Por ello, la llegada de un nuevo antidepresivo siempre es una buena noticia. Mas aún, si éste tiene un mecanismo de acción novedoso, ya que desde hace 30 años no llegaba nada disruptivo. “El tratamiento con esketamina para pulverización nasal se realiza en combinación con un antidepresivo oral. Entre sus ventajas, figura la rapidez de acción y la reducción significativa de los síntomas, incluso desde los primeros días”, explica Molero. Los estudios clínicos demostraron, además, una remisión de la sintomatología en casi la mitad de los individuos tras cuatro semanas. La importancia de esta novedad reside en las elevadas cifras que supone el trastorno depresivo mayor, ya que afecta a 40 millones de personas en Europa, y representa la principal causa de discapacidad en todo el mundo. La puesta en marcha de un tratamiento resulta vital en este grupo de personas, que desean, al menos, un alivio de los síntomas, y si se pudiera, borrarlos del todo. Pero el problema es que un tercio de los pacientes en esta situación no responden actualmente a las fórmulas disponibles.
Que efectos tiene el fármaco contra la depresión
Una de las ventajas del fármaco, como explica Molero, “la encontramos en su aplicación. La pulverización nasal permite una reducción de la dosis sin perder eficacia. Esto es importante, ya que encontramos el equilibrio entre la eficacia y la seguridad”. El régimen de administración sigue un patrón muy concreto diseñado en los estudios que las agencias reguladoras han validado: “Hay una fase de tratamiento intensivo, que consiste en dos dosis semanales durante cuatro semanas. Si el paciente experimenta mejoría, se pasa a una dosis semanal, de nuevo durante cuatro semanas; después, se evalúa y si continúa la progresión positiva, se pasa a una dosis semanal o quincenal durante seis meses. Tras esto, se reevalúa la evolución global para valorar la indicación de finalizar el tratamiento o continuar con dosis mensuales”, explica el psiquiatra, que afirma que los trabajos actuales, de momento, sólo apuntan a resultados obtenidos durante un año, “pero estamos a la espera de resultados más a largo plazo. Hay estudios en curso que miden este aspecto y no conocemos los datos”.
En esta patología mental, los clínicos se muestran cautelosos y miden también los posibles efectos secundarios y contraindicaciones posibles, para evitar sustos. Además, “la administración la hace el paciente, pero siempre bajo supervisión médica en un centro sanitario”, subraya el psiquiatra. “Debido a que se ha visto que aumenta ligeramente la tensión arterial, se desaconseja en pacientes con antecedentes de patología coronaria, accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial... Los otros efectos secundarios –mareos, vómitos, cefaleas...– se han tolerado bien y han remitido habitualmente a las dos horas de la inhalación”, concluye Molero
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