Coronavirus
Covid-19 podría ser un virus «doméstico» el próximo año
Convivir con el coronavirus será algo normal el invierno que viene, convirtiéndose en tan frecuente e inofensivo como ya sucedió con el de la Gripe A
Con el panorama actual, decretado el estado de alarma, de cierre de colegios, museos, bares, países incluso, cancelación de competiciones deportivas y eventos culturales, restricciones aéreas, miles de contagiados en cuarentena y numerosos muertos en España... se hace difícil entrever un horizonte en el que la vida recupere la normalidad tras estos días de acción arrasadora del Covid-19.
Sin embargo, y aunque ahora sea complicado de imaginar, bien es cierto que por delante quedan unas semanas duras para todos –hasta cuatro meses podría tardar en controlarse la epidemia, tal y como avisó esta misma semana Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias– el tiempo corre en contra del nuevo coronavirus y, el caos generado con su irrupción este invierno podría convertirse, el que viene, en una convivencia «pacífica» igual que sucede con otros muchos virus respiratorios, como el de la bronquiolitis, la gripe común, el resfriado o la neumonía.
Si en un principio el objetivo era contenerlo y evitar su propagación masiva para erradicarlo y que no se sumara a los virus «habituales», parece que su extensión haría esto ya imposible. Porque, como ha dicho la propia canciller alemana Angela Merkel, el 70% de la población podría resultar contagiada con él, una cifra que puede dar miedo pero que no tiene por qué ser necesariamente negativo. El problema actual con el SARS-CoV-2, que es como se denomina el virus que causa el Covid-19, es que, al ser nuevo, nuestros organismos no lo reconocen y no saben responder frente a él. La falta de un tratamiento específico y de una vacuna hacen también, que duda cabe, que las repercusiones sean mayores. Todo ello unido a su alta transmisibilidad (es altamente contagioso) lo ha disparado hasta la pandemia.
Pero, a decir de los expertos, con este coronavirus podría suceder lo mismo que con el que causa la Gripe A, que sembró el miedo en el año 2009 (si bien es cierto que no con las repercusiones que estamos viendo ahora) pero que, a día de hoy está tan «integrado» en nuestra vida que la vacuna de la gripe estacional de este año la incluye como una cepa más frente a la que inmunizar. «La gripe A se ha quedado pero la gravedad va cambiando año tras año. Con Covid-19 puede pasar lo mismo, está dentro de las posibilidades. Y si se queda irá perdiendo virulencia», señala Antoni Torres, experto en infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
«En principio, si no tiene elevada capacidad de mutar (como ocurre en la gripe) y genera inmunidad, no supondría nada en términos de Salud Pública. Si además, a medio plazo, conseguimos una vacuna eficaz para los grupos de riesgo, será como un huésped más de nuestra vida. Probablemente termine siendo una infección viral más de las que padecemos», añade José Ignacio Peis, coordinador del grupo de trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Inmunidad
Otra cuestión a tener en cuenta es que, hasta ahora, nadie tenía inmunidad frente a este virus, pues no existía. Pero tras la actual pandemia y al haber estado expuestos a él y pasado la enfermedad, el organismo podría generar anticuerpos frente a ella. «Los estudios serológicos necesitan tiempo para obtener conclusiones, pero parece que a los cinco días ya comienza la respuesta inmune. Como en otros casos, la huella que deja el virus en nuestro sistema inmunitario hace que éste responda de forma inmediata y certera. La ausencia de esta memoria inmune, al tratarse de un virus nuevo es lo que provoca el elevado número de casos», señala Maite Jorge, responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Porque los virus son organismos acelulares que, desde siempre, han convivido con nosotros y que se «aprovechan» de los materiales celulares del huésped para crecer y multiplicarse. Virus del herpes, rubeola , parvovirus , rinovirus... suelen ser enfermedades banales que afectan principalmente a niños y que el organismo aprende a defenderse de ellos. Sólo en algunos casos pueden ser graves, en circunstancias especiales de inmunidad o en cambios genéticos en el virus que el cuerpo no reconoce.
Muy contagioso pero poco letal
Y, pese a que aún existe poca evidencia científica acerca de la forma de actuar y transmitirse del nuevo virus –no olvidemos que lleva con nosotros poco más de tres meses, al menos que seamos conscientes–, parece que es muy contagioso aunque poco letal. De hecho, su benignidad (la ausencia de síntomas en algunos casos, o que en muchos otros al ser estos de carácter leve han sido confundidos con los de un resfriado común) es que ha contribuido a su propagación descontrolada.
Y algo así se puede decir que sucede con Covid-19: «Efectivamente, los datos del brote de Wuhan nos dicen que el 80% de los cuadros son leves, con tratamiento sintomático para la fiebre y el malestar y las medidas de aislamiento domiciliario, correcta higiene de manos y respiratoria serían suficientes. Cuadros más graves, el 20%, necesitarían ingreso hospitalario para tratamiento de apoyo, y de ellos menos del 5% necesitarían unidades de cuidados intensivos. Por la experiencia clínica y epidemiológica –acumulada desde que la OMS estableció la enfermedad por Covid-19 como emergencia sanitaria de Salud Pública de importancia internacional– las personas con cuadros más graves son los pacientes ancianos y con comorbilidades, donde las tasas de letalidad son mayores (10-15%)», asegura Belén Lorenzo, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la SEMG.
«Como en cualquier otro proceso infeccioso las personas frágiles, con el sistema inmune alterado, con problemas crónicos a nivel respiratorio, renal, cardiovascular o diabetes, carecen de los mecanismos de respuesta adecuados, lo que puede provocar cuadros clínicos más graves. Los ancianos son una población especialmente vulnerable por sus características fisiológicas; de hecho, los datos de China nos dicen que, aunque se afectan menos, la mortalidad por encima de los 80 años es superior al 14%. En población sana la enfermedad por Covid-19, en general, cursa con síntomas leves», continúa la doctora Jorge.
Normalización
Otro argumento a favor de la teoría de la «normalización» del nuevo coronavirus es la llegada del buen tiempo. De comportarse de forma estacional parecida a como lo hacen otros virus respiratorios, el calor podría ayudar a frenar su propagación. Además, dados los esfuerzos realizados a nivel mundial, es más que probable que para el invierno que viene esté ya disponible un tratamiento específico para hacer frente al SARS-CoV-2. Hasta 30 fármacos y cuatro vacunas se encuentra en desarrollo en este momento en todo el mundo. «Evidentemente, encontrar una vacuna serviría para evitar la infección en las personas más susceptibles de complicaciones y para, por efecto rebaño, contener la propagación del virus», señala Peis, quien también es catedratico Neumologia de la Universidad de Barcelona miembro Neumología Hospital Clínic de Barcelona y dirige Grupo de Investigación Idibaps «Infecciones respiratorias y paciente crítico». «La eficacia en el caso de la vacuna la trecevalente conjugada frente al neumococo (responsable de la neumonía) es del 45%. La de la gripe estacional estaría en torno al 35%», continúa el experto.
Esta temporada, por fortuna, la gripe no ha sido muy grave gracias a que las cepas empleadas en para la inmunización han coincidido con las de mayor circulación. «Este año ha habido más incidencia entre los 4-14 años y la letalidad se estima baja, unos 5.000 pacientes. Piensen que en la campaña 17-18, la letalidad subió a 16.000 personas, debido sobre todo al linaje B/Yamagata, que afectaba a personas mayores. Estas cifras, ni por asomo, se parecen al coronavirus... Debemos estar tranquilos», tranquiliza Peis. «Los virus respiratorio sinticial e influenza no suelen coincidir en el tiempo e igual puede pasar con éste; lo mismo por una cuestión de espacio ecológico de los virus. Lo que es seguro es que vamos a tener que incorporarlo a los paneles diagnósticos de los virus. Esperemos que su morbimortalidad con el tiempo vaya disminuyendo y también su transmisibildad», concluye Torres.
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