Alimentación

Nutriscore, a examen

El proyecto de etiquetado frontal de los alimentos divide al sector. Mientras dietistas y nutricionistas apoyan su puesta en funcionamiento "aunque no sea perfecto", La Red Europea del Corazón pide revisar y adaptar el algoritmo para que beneficie de un modo más efectivo a la salud cardiovascular.

La dieta mediterránea, más necesaria que nunca
Hay que dar prioridad a las frutas y verduras frescas frente a los alimentos ultraprocesados y azucaradosKai FörsterlingEFE

Una señalización que va del verde al rojo y de la A a la E, en la que la primera letra y el primer color significan una mayor calidad nutricional, y la E roja, la peor elección: esto es Nutriscore (NS), a grandes rasgos. Un sistema de etiquetado frontal de los productos procesados y envasados, que podemos encontrar en un supermercado que unificará los criterios de valoración de los alimentos para facilitar a los usuarios la elección de los más saludables. Con esta clasificación, se pretende también que las marcas fabriquen productos de mayor calidad nutricional, con el objetivo de que consigan lucir los colores y letras más valorados.

La puntuación en la escala se calculamediante un algoritmo basado, por un lado, en el contenido en nutrientes beneficiosos (fibras, proteínas, frutas y verduras, leguminosas, frutos secos de cáscara y aceites de oliva, colza y nuez), y, por otro, en las calorías “vacías” (ácidos grasos saturados, azúcares y sal). La unidad de medida es de 100 gramos o 100 mililitros de alimento, lo que permite comparar productos de la misma categoría, alimentos de diferentes categorías o incluso el mismo producto de diferentes marcas. Lo que diferencia a Nutriscore de otros sistemas empleados hasta la fecha es que está avalado por 40 publicaciones científicas internacionales, por lo que el algoritmo de medida aseguraría, de un modo fiable, el riesgo o la prevención de las patologías más prevalentes: obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y la mayoría de tipos de cáncer.

Este semáforo nutricional entrará en vigor en España en el primer cuatrimestre de 2021, y esa es también la intención de otros países vecinos como Francia, Bélgica y Alemania. Mientras tanto, los distintos agentes implicados en su revisión, valoración y posterior aprobación, especialmente las sociedades médicas, revisan los aspectos que consideran claves para que se cumplan lo mejor posible los objetivos que persigue: facilitar al consumidor la elección de productos saludables y reducir el riego de enfermedades crónicas.

Nutricionistas y dietistas: a favor, con matices

La posición de la Academia Española de Nutrición y Dietética es la misma que la del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN) y la de la Federación Europea de Asociaciones de Dietistas (EFAD): se muestra a favor de la incorporación del etiquetado frontal como herramienta de salud pública. “Compartimos plenamente la propuesta de la CE al Parlamento Europeo, y esperamos contar con una normativa europea para armonizar los sistemas de etiquetado frontal, que respaldaremos, y si estos criterios coincidieran plenamente con Nutriscore, también lo haremos con todo el potencial que puede aportar nuestro colectivo a su implantación exitosa y plena”, señala Manuel Moñino, vicepresidente del CGCODN e investigador adscrito a CIBERON, del Instituto Carlos III. Sin embargo, el sistema presenta algunas debilidades, entre las que se encuentra el hecho de que, al ser tan genérico, su precisión en determinadas categorías es bastante inexacta. “Los sistemas de etiquetado frontal basado en perfiles nutricionales que afectan a todas las categorías de alimentos, como es caso del NS, no son perfectos. Establecer puntos de corte a partir de los cuales el contenido de un nutriente, por ejemplo, la sal o el azúcar, pasa de ser negativo a positivo y viceversa, es todo un reto. La validez de un sistema depende de la fiabilidad con la que diferencia de forma clara la mayor parte de los alimentos que se recomiendan consumir de aquellos que deben evitarse o reducir el consumo. Sin embargo, el etiquetado nutricional no es la panacea para una alimentación saludable. Es clave que, de forma paralela, se activen otras líneas de acción para informar al consumidor, vía campañas de marketing social, para incrementar la alfabetización alimentaria y facilitar a los consumidores los códigos para interpretar correctamente el sistema de etiquetado frontal. Además es esencial advertir que la dieta saludable es la que está compuesta, en su mayoría, de alimentos sin envasar, y que son precisamente eses los que deben llenar nuestra cesta de la compra”, añade.

Más dieta mediterránea

La Red Europea del Corazón (EHN, por sus siglas en inglés), a la que pertenece la Fundación Española del Corazón (FEC), ha pedido revisar el algoritmo de NS por considerar que no se tienen suficientemente en cuenta las directrices dietéticas nacionales basadas en alimentos para lograr cambios positivos en los hábitos alimentarios, promoviendo así la salud cardiovascular. “El algoritmo actual de NutriScore no contribuye a la prevención de enfermedades cardiovasculares de manera óptima. Es necesario realizar mejoras, por ejemplo, para incluir granos enteros y reflejar mejor las diferentes cualidades de la grasa, de modo que el esquema pueda usarse para promover la salud cardiovascular en todos los países de la UE”, ha dicho la directora de la EHN, Susanne Logstrup.

Desde la Red, recomiendan establecer un comité científico de expertos independientespara revisar y adaptar el algoritmo, atendiendo a las necesidades específicas de cada país. En España, esto se traduciría en un mayor “anclaje” con la dieta mediterránea como “mejor paradigma” en la salud cardiovascular. “La validación de NS en España y su adaptación al modelo de dieta mediterránea es un paso “imprescindible” para su aprobación formal. Superada esta fase, y adaptado su algoritmo de evaluación, puede ser una buena herramienta para favorecer una mejor elección de los distintos productos alimenticios por parte del consumidor y un estímulo de mejora en ingredientes y procesos para la industria alimentaria en general”, explica Marisa Calle, profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Comité de Nutrición de la FEC.