Dieta

Eliminar la carne de cerdo de la dieta resulta un error

Deportistas, niños y ancianos pueden comer hasta cuatro raciones semanales de cortes magros, como solomillo o lomo

Carne de cerdo en diferentes formatos
Carne de cerdo en diferentes formatosLa RazónFreelance

La cesta de la compra perfecta debe incluir frutas, verduras, carnes, pescados, lácteos y cereales integrales. Pero las estadísticas del Ministerio de Consumo confirman que los españoles cada vez son menos carnívoros, probablemente derivado de la creencia de que la ingesta de carne resulta dañina. Pero no todas son iguales, a pesar de que la mayoría carga con la «mala fama», tal y como ocurre con la de cerdo, a la que se tilda de grasa.

«Para prevenir la obesidad debemos utilizar alimentos que aporten pocas calorías por porción, con pocos azúcares simples y grasas y que éstas sean saludables. Dado que el valor energético de los cortes magros y muy magros de la carne de cerdo de capa blanca se encuentran por debajo de las 150 kcal/100 g de porción comestible, y como la proporción de proteínas se encuentra entre el 21-24%, resulta idónea para planificar platos dirigidos a prevenir o tratar la obesidad», asegura Susana Monereo, secretaria de la Sociedad Española de la Obesidad (Seedo), quien matiza que «el consumo de una ración de 125-150 gramos aportaría hasta 37 gramos de proteínas, menos de cinco gramos de grasa y 180 kilocalorías, una distribución más que suficiente para una comida principal en una dieta hipocalórica». Y así lo ratifica Antonio Escribano, especialista en Endocrinología y Nutrición y en Medicina Deportiva, quien recuerda que «en todas sus variedades y presentaciones, es un producto tradicional de la dieta mediterránea y su consumo entra dentro del contexto general de recomendación de incluirla entre cuatro y cinco veces a la semana junto con el resto de los productos cárnicos».

Eliminar la carne de cerdo de nuestro menú puede ser un error por varias razones: «Contiene proteínas de alto valor biológico que aportan la totalidad de los aminoácidos esenciales, que son imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo con relación a sus procesos bioquímicos y metabólicos. Tiene sustancias bioactivas como la carnosina, que es un potente antioxidante; también coenzima Q10, que es antioxidante con especial relevancia en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Posee creatina, que incrementa la reserva energética; taurina, implicada en reforzar el sistema inmune; glutamina, que reduce la fatiga tras una actividad física intensa, y L-carnitina, que se encarga de oxidar las grasas y facilitar su eliminación», detalla Escribano, quien añade que, «en cuanto al contenido en vitaminas, destaca por el aporte que proporciona en las del grupo B, mientras que es rica en minerales como el hierro, fósforo, potasio o magnesio».

Cortes magros

A todo eso se suma «la versatilidad a la hora de cocinar que permiten métodos de cocinado saludables (plancha, horno, asados, etc.), su sabor no muy marcado y un aporte calórico no muy elevado, sobre todo con los cortes magros como lomo o solomillo, así como la buena digestibilidad», afirma Luis Frechoso, presidente del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas del Principado de Asturias, quien advierte, sin embargo, que «como sociedad se debería reducir la ingesta de carne, ya que, por lo general, se consume en cantidad por encima de la recomendada».