Psicología
¿Qué es la “dieta mental” y cómo puede cambiarte la vida?
Para mantener un estado mental equilibrado y saludable, debemos decidir qué hábitos y procesos cognitivos debemos promover y cuáles debemos desechar
Hemos escuchado muchas veces eso de que “lo que se come se cría”. Y es cierto. Cuando ingieres un alimento de poca calidad, tiene un impacto inmediato en tu cuerpo y en tu estado de ánimo. Por eso, las dietas saludables se basan -esencialmente- en escoger aquellos alimentos que te hacen bien y en desechar aquellos que son perjudiciales para ti. Lo que poca gente entiende, es que nuestros hábitos alimenticios no son los únicos que debemos cuidar... cuidar nuestros hábitos cognitivos es igual o más importante.
Los procesos mentales nos guían en nuestro día a día. Y pueden llevarnos por muchos caminos diferentes. Si no sabemos controlarlos, podemos dejar escapar muchas oportunidades y reaccionar erróneamente con demasiada frecuencia. En cambio, si aprendemos a conocernos a nosotros mismos e incluimos en nuestra “dieta mental” buenos ingredientes, podremos aprovechar al máximo las oportunidades que la vida tenga para ofrecernos.
Existe la falsa creencia de que uno no tiene control sobre lo que nos pasa por la cabeza, pero la realidad es mucho más compleja y esperanzadora. Nuestros procesos mentales se alimentan de nuestros hábitos, que nos “programan” para pensar de una manera determinada. Por eso, para mantener un estado mental equilibrado y saludable, debemos decidir cuáles de estos hábitos y procesos cognitivos debemos promover y cuáles debemos desechar.
Conócete a ti mismo
Para poner en marcha un tratamiento exitoso, lo primero que debemos hacer es elaborar un buen diagnóstico. Debemos conocernos a nosotros mismos y entender cuáles son nuestros patrones mentales, para así averiguar en qué estamos fallando. Si no pasamos por este trámite, no podremos buscar un remedio.
Para conocernos, tenemos que pararnos cada cierto tiempo y meditar sobre cuáles son los pensamientos predominantes en nuestra mente y cómo responde nuestro cerebro ante situaciones concretas, sobre todo a aquellas que suponen un reto. Seguramente, lo que encontraremos serán sentencias absolutas que no dejan mucho espacio para la esperanza.
Por ejemplo, es muy común que veamos que estamos culpando a otros por nuestros problemas o que estamos menospreciándonos continuamente, diciéndonos cosas como que somos incompetentes o cobardes. Todas estos pensamientos derivaran en unas reacciones mentales muy poco deseables, por lo que, si notamos que nuestra mente divaga por estos caminos, debemos abrir otra ruta alternativa que sea más provechosa.
Aprende a vivir contigo mismo
La primera y la última relación de nuestra existencia es la que establecemos con nosotros mismos... y es una relación que puede volverse muy tóxica. Tenemos que entender que no nos va a quedar otra más que convivir con quiénes somos durante el resto de nuestra vida, así que, lo mejor que podemos hacer es valorarnos y tratarnos a nosotros mismos con el amor, el respeto y la comprensión que nos merecemos. No significa que nos pensemos como una “obra terminada”, sino que -más bien- aceptemos nuestro potencial y que estemos dispuestos a moldearlo para permitirnos ser mejor un día que el anterior.
Qué patrones mentales debemos promover
Un proceso mental poco saludable deriva en frustración, miedo, tristeza e ira. Ante cualquier estímulo exterior se desencadena en nuestro interior un diálogo interno que guiará nuestra respuesta. Por ese motivo, debemos limpiar nuestra mente de pensamientos negativos, cuyo resultado siempre deriva en una mala respuesta, y elevar a aquellos pensamientos que nos motiven y que nos aporten brío y coraje. La fuerza física es totalmente secundaria a la fuerza mental. La persona más resistente y más capaz físicamente no será capaz de lidiar con los retos que le impone su vida, si no es igualmente fuerte en el plano mental.
Una buena forma de implementar esta dieta mental es adoptar el hábito de repetirnos cada mañana, antes de salir de casa, aquellas cosas positivas que sabemos que son ciertas y que nos pueden ayudar a mirar al mundo de frente. Por ejemplo, debemos repetirnos continuamente ideas como “la vida está llena de belleza, solo hay que saber donde mirar” o “soy una persona fuerte, válida e íntegra”.
Y de la misma forma que promovemos aquello que es positivo para nosotros, debemos apartar de nuestra vida aquello que sabemos que es negativo. Vigila a qué te expones, y cuida qué ves, qué escuchas y con quién te relacionas; porque todo esto tendrá su reflejo en tus pensamientos.
En resumen, debemos convertirnos en nuestros propios entrenadores y en nuestros propios motivadores. Eso sí, como cualquier entrenador nos diría, es más importante la constancia que la intensidad. Las diferencias se empiezan a notar cuando el trabajo es constante. Si mantienes esta dieta mental durante un tiempo, podrás notar cómo tus relaciones serán más satisfactorias, tu estado de ánimo será más positivo y vigorizante, y te verás capaz de superarlo todo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar
Día de la Hispanidad