Ciclos lunares
Este es el motivo por el que podrías dormir peor en Semana Santa
La Semana Santa siempre coincide con la luna llena. Y se ha comprobado que los los biorritmos humanos se adaptan a los ritmos geofísicos de la luna
El Concilio de Nicea de la Santa Sede -que se celebró en el año 325- marcó la Semana Santa en el calendario, de forma que el Domingo de Resurrección coincidiese con el domingo siguiente a la primera luna llena de la primavera. Y por ese motivo,la Semana Santa siempre coincide con la luna llena. Este hecho, lejos de ser algo simplemente anecdótico, podría ser mucho más trascendente de lo que podría pensarse en un primer momento... incluso podría afectar a cómo dormimos.
El 81% de los profesionales de la salud creen que la luna llena puede enfermar a las personas. Y es una creencia que parece tener cierto sustento. Al fin y al cabo, los ciclos lunares afectan a las mareas, a los ciclos reproductivos de muchas especies o a los ciclos vitales de las plantas... entonces, ¿por qué no podría afectar también al organismo de los seres humanos?.
¿Cómo afecta la luna llena a nuestro cuerpo?
Esta relación entre la salud y la fase en la que se encuentre la luna que han observado los médicos actuales, es materia de estudio desde hace ya algún tiempo: allá por el 400 a.C., los médicos y los filósofos encontraron que existía una relación entre el estado mental de sus pacientes y los ciclos lunares. De hecho, ese es -precisamente- el origen de la palabra “lunático”.
Lejos de ser pura superchería, se ha comprobado en diversos estudios que -efectivamente- la fase en la que se encuentra la luna en un momento u otro, tiene un impacto importante en algunos elementos del comportamiento humano, como por ejemplo, en el sueño.
Dormir menos y dormir peor
Varios científicos de la Universidad de Basilea (Suiza) publicaron los resultados de un estudio realizado en el año 2018 en la revista “Current Biology”. Y en aquel artículo, los investigadores explicaron la forma en que los biorritmos humanos se adaptan a los ritmos geofísicos de la luna.
Al parecer, los datos demostraron que la actividad cerebral de las áreas relacionadas con el sueño profundo (REM) descendían en los últimos días de cada ciclo lunar, coincidiendo con la cuarta fase visible de la luna, es decir, la luna llena. Eso significa que los sujetos del estudio tardaron más en conciliar el sueño y que -además- durmieron de una forma más liviana.
Concretamente, la actividad encefalográfica disminuyó en un 30%, el tiempo para conciliar el sueño se incrementó en cinco minutos y la duración total del sueño se redujo 20 minutos. Otro aspecto que también llamó la atención de los científicos fue la notable disminución de los niveles de melatonina en el organismo, que es la hormona encargada de regular los ciclos del sueño.
Cabe aclarar también que, durante el experimento, los investigadores trataron de desechar otros elementos que podrían enturbiar los resultados, como la luz de las pantallas; que se ha demostrado que aumentan la estimulación cognitiva del cerebro y que -por lo tanto- alteran artificialmente el sueño, haciendo que sea más difícil de conciliar.
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