Neurociencia
¿Es cierto que el cerebro encoge con la edad? Estas son las mejores rutinas para prevenirlo
La erosión del tiempo también deja su huella sobre el cuerpo humano, aunque existen formas de retrasarla
Muchas veces se compara la forma de las nueces y del cerebro de las personas, por mero parecido visual. Pero lo cierto es que, especialmente si no se lleva un estilo de vida adecuado, el órgano más importante, el 'director' del cuerpo humano, puede acabar 'secándose' y generando serios problemas de salud. Cuidarse no solo evita un mayor deterioro físico, también disminuye el riesgo de enfermedades relacionadas con lo cognitivo.
La impronta del paso del tiempo sobre el organismo es inevitable, al fin y al cabo nadie puede huir del envejecimiento. Sin embargo, este sí que se puede retrasar o ralentizar: invertir tiempo en salud y bienestar no solo afecta a la condición presente, también es fundamental en el largo plazo. Todos llegaremos más tarde o más temprano a la tercera edad, así que lo importante es hacerlo en las mejores condiciones posibles.
Han transcurrido ya casi dos milenios desde que el autor romano Décimo Junio Juvenal dictó una expresión que se ha demostrado como verdad universal: "Mens sana in corpore sano" ('Una mente sana en un cuerpo sano'). La mente y el cuerpo no son dos partes diferenciadas del organismo, sino que forman un conjunto e influyen enormemente la una sobre la otra.
¿Es cierto que el cerebro encoge con la edad? Estas son las mejores rutinas para prevenirlo
En efecto, no es ningún mito que con el paso del tiempo el cerebro humano va perdiendo masa, encogiéndose más y más a medida que pasan los años. Este fenómeno se conoce como 'atrofia cerebral' y ocurre de manera natural, aunque su velocidad y severidad varían entre las personas debido a factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.
El proceso de reducción del volumen cerebral comienza generalmente entre los treinta y los cuarenta años, pero normalmente se da de manera tan leve que no afecta significativamente la función cognitiva. Sin embargo, la pérdida de volumen se acelera con la edad y se hace más evidente después de los sesenta o setenta años.
En algunas personas, la atrofia cerebral puede progresar más rápido debido a factores como enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, sedentarismo o predisposición genética a trastornos neurodegenerativos. Esta gradual degradación no se da de manera uniforme en todo el cerebro, sino que afecta especialmente a estas tres regiones:
- Hipocampo. Esta es sin duda una de las áreas más vulnerables y es clave para la memoria y el aprendizaje. Su encogimiento se asocia con el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
- Corteza prefrontal. Se cree que es la región responsable de la toma de decisiones, planificación y control de impulsos, y también sufre una reducción con la edad.
- Cerebelo. Aunque menos afectado que otras regiones, su atrofia puede influir en la coordinación y el equilibrio, haciendo que los movimientos sean cada vez más torpes y generando peor psicomotricidad.
El envejecimiento conlleva cambios estructurales y funcionales en el cerebro, incluyendo la pérdida de neuronas y conexiones sinápticas. Con el tiempo, algunas células nerviosas mueren y no siempre se reemplazan a un ritmo eficiente. Además, se reducen las conexiones entre las neuronas, lo que afecta la capacidad cognitiva.
Por otra parte, tanto la materia gris como la materia blanca también disminuyen con la edad, haciendo la comunicación entre diferentes partes del cerebro más lenta. En algunos casos, la atrofia cerebral puede provocan que se acumulen placas de proteínas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Pero no solo las neuronas se ven afectadas, las arterias que transportan sangre y oxígeno hasta el cerebro pueden estrecharse o endurecerse, lo que reduce a irrigación sanguínea y afectando a su funcionamiento. Igualmente, los radicales libres y los procesos inflamatorios pueden dañar las células cerebrales y acelerar su degeneración.
¿Cómo prevenir o ralentizar la atrofia cerebral?
Aunque nadie dispone de la fórmula de la eterna juventud y el paso del tiempo por el cuerpo humano sigue siendo inevitable, existen ciertas pautas y estrategias efectivas para preservar la salud cerebral y retrasar el encogimiento del cerebro. Todas ellas están relacionadas con un estilo de vida saludable, y ponerlas en práctica es beneficioso a cualquier edad.
- Realizar ejercicio físico regularmente. La actividad física mejora la circulación sanguínea en el cerebro y favorece la formación de nuevas neuronas. El ejercicio aeróbico, como caminar, nadar o andar en bicicleta, se asocia con una menor pérdida de volumen cerebral.
- Llevar una alimentación variada y saludable. La dieta mediterránea, que es rica en frutas, verduras, legumbres, pescado, frutos secos y aceite de oliva, ha demostrado ser protectora contra la atrofia cerebral. Además, se recomienda consumir omega-3 y antioxidantes, así como reducir la ingesta de azúcar y grasas saturadas.
- Estimular la mente y realizar un aprendizaje constante. Esto fortalece las conexiones neuronales y retrasa la aparición del deterioro cognitivo. Aficiones como resolver acertijos, leer con frecuencia y participar en actividades intelectuales son de gran ayuda en este aspecto.
- Mantener una vida social activa. Se ha demostrado que interactuar regularmente con familiares y amigos reduce el riesgo de demencia. El ser humano es un animal social, y la comunicación estimula el cerebro y mejora el estado de ánimo.
- Dormir bien. Durante el sueño profundo, el cerebro elimina toxinas y refuerza las conexiones neuronales. Por otra parte, las faltas de descanso de calidad o de sueño crónicas están asociadas clínicamente con un mayor riesgo de Alzheimer.