Alimentación

¿Cuánto tiempo puedo dejar el yogur fuera de la nevera? los expertos comparten la verdad

Cuando olvidamos guardarlo en el frogorífico es normal que nos preguntemos si sigue siendo seguro para ingerir

Yogures
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El yogur es uno de los alimentos más populares en la dieta de los españoles. Se consume como postre, merienda o incluso como un refrigerio entre comidas, y es común encontrar este producto lácteo en la mayoría de los hogares en España. No obstante, alrededor de este alimento tan habitual, existen varios mitos y creencias, especialmente en lo relacionado con su conservación fuera del frigorífico.

Un yogur fuera de la nevera
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Cuando olvidamos guardar el yogur en la nevera o lo sacamos con la intención de consumirlo más tarde, es normal que nos preguntemos si sigue siendo seguro para ingerir. La realidad es que el yogur puede mantenerse a temperatura ambiente sin representar un peligro para la salud, aunque su textura y sabor pueden sufrir modificaciones. En particular, cuando la temperatura supera los 5 °C, y después de un par de horas, es probable que aumente la cantidad de suero y que el sabor se torne más ácido.

La razón principal de refrigerar los yogures es para prevenir el crecimiento de microorganismos que puedan haber sobrevivido al proceso de pasteurización de la leche durante la producción del yogur. A temperatura ambiente, estos microorganismos tienen la capacidad de multiplicarse, mientras que en el frío de la nevera su desarrollo se ve limitado.

¿Se puede consumir un yogur que ha estado fuera de la nevera?

Consumir un yogur que ha estado a temperatura ambiente durante un período prolongado no representa un riesgo para la salud, siempre que el producto esté dentro de su fecha de caducidad. Sin embargo, es probable que experimentemos variaciones en su textura, presentando una consistencia más líquida por el aumento del suero, y un sabor más ácido de lo habitual.

Para asegurar la mejor calidad y seguridad del yogur, lo más recomendable es guardarlo en la nevera a una temperatura que oscile entre 0 y 5 °C. De esta forma, podremos disfrutar de su textura cremosa y su sabor distintivo, al mismo tiempo que evitamos el crecimiento de bacterias no deseadas. Si estamos fuera de casa y no contamos con un frigorífico, es aconsejable consumir el yogur lo más pronto posible para reducir los cambios en sus características organolépticas.