Riesgos alimenticios
Estos son los tres alimentos que seguro que tienes en casa y no deberías comer nunca: "Contiene compuestos muy tóxicos"
Pese a que muchos de estos productos residen en las despensas de muchos hogares, la realidad es que su ingesta puede resultar muy perjudicial para la salud
Al regresar de las vacaciones de verano, es común encontrarse con alimentos olvidados que han superado su fecha de caducidad o han sufrido los efectos del calor acumulado durante semanas. En espacios cerrados y poco ventilados, productos como cereales, harinas o latas mal selladas pueden deteriorarse sin que sea evidente a simple vista. Las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias y mohos, y consumir estos alimentos representa un riesgo para la salud. En apariencia todo puede estar en orden, pero el paso del tiempo y las condiciones ambientales hacen que muchos de estos productos ya no sean seguros.
A este problema se suma el miedo persistente a tirar comida, una preocupación cada vez más común entre quienes intentan reducir el desperdicio alimentario. Sin embargo, esa intención puede llevar a conservar productos en mal estado solo por no desecharlos. También ocurre que algunos alimentos de temporada han dejado de estar en su mejor punto y conservarlos ya no tiene sentido. La falta de una revisión previa al salir de vacaciones y el desconocimiento sobre el comportamiento de ciertos productos en ausencia de refrigeración adecuada agravan una situación que pasa desapercibida pero que puede tener consecuencias importantes.
De esta manera, pese a que consideremos como opción última el desperdicio, el balance entre la reticencia a tirar comida y los riesgos a tomar en estos casos deben jugar en favor de la salud del consumidor. Por el contrario, existen una serie de alimentos, con unas características determinada, que no son considerados dentro de esta lista de alimentos presuntamente perjudiciales, y, como consecuencia de su desconocimiento, esta serie de productos no se tienen en cuenta. En este contexto, el técnico en emergencias sanitarias y agente del SAMU y Protección Civil, Miguel Assal, conocido en redes sociales por sus vídeos de carácter divulgativo sobre los peligros del día a día, expone los tres alimentos que todos tenemos en casa y que jamás deberíamos consumir.
Fruta con partes de moho: el peligro escondido
Concretamente pone el ejemplo de una naranja para hacer referencia a los riesgos intrínsecos, e invisibles, que contiene esta comida. En muchas ocasiones, los individuos piensan que con eliminar la parte afectada es suficiente y que el sobrante del fruto es totalmente comestible, pero Assal agrega lo siguiente:. "Cortar lo malo y comerse lo bueno no es buena idea". Esto se debe a que el hongo ya ha proliferado en el interior del alimento, liberando toxinas por la totalidad de la pieza, haciendo imposible su ingesta. Además, el experto señala que el principal problema de este supuesto reside en el sabor, puesto que el moho no le aporta un sabor nuevo y, además, es imperceptible para el ojo humano. Pero aunque parezca que no está, sus componentes tóxicos residen en la trozo de fruta.
Conservas en lata con la tapa abultada
Como se ha mencionado anteriormente, este incidente también aplica para todos aquellos botes que hayamos dejado en la nevera "olvidados" durante un tiempo. Pero, sobretodo hay que recalcar su existencia en las conservas. Por norma general, estos productos, que cuentan con el atractivo de su lejana fecha de caducidad, aportan un sentimiento de confianza y tranquilidad acerca de su salubridad. Por el contrario, esta percepción puede jugar en su contra en casos como el que se menciona. La razón principal de este punto es que existe un alto riesgo de "botulismo", según aclara el agente. Esta enfermedad poco frecuente puede llegar a durar días, entre tres y cuatro, o incluso meses, en los casos más extremos.
Patatas con brotes: el gran desconocido
Quien iba a decir que aquellos tubérculos que están rodeados de brotes podrían suponer un peligro considerable para la salud del comensal. Si bien siempre se ha pensado que con el mero acto de retirar estas extensiones es suficiente para comer la patata, sucede algo similar a lo mentado con el fruto, aunque en este caso sirve como aviso a la posterior comida. Asimismo, el experto señala otro factor que causa el mismo efecto que los brotes. Se trata del color verdoso que emerge en el interior de este comestible. "Contiene solanina, compuesto muy tóxico", recalca. Este elemento puede provocar dolores de cabeza, de estómago, náuseas y vómitos. "Yo solo te lo aconsejo luego tú haz lo que a ti te de la gana", agrega Assal como conclusión final del vídeo.