Bienestar
La grasa del músculo, el nuevo síntoma que 'predice' si vas a sufrir demencia
Un nuevo estudio vincula la adiposidad muscular con un mayor riesgo de deterioro cognitivo
Al envejecer, nuestras capacidades cognitivas disminuyen. Esto es común a todos los seres humanos hasta cierto punto. Sin embargo, este declive no ocurre de manera uniforme ni con la misma intensidad en todas las personas. Algunas desarrollan alzhéimer, otras párkinson, demencia o nada en absoluto. De hecho, hay una gran cantidad de investigaciones médicas dedicadas a identificar los factores que influyen en este proceso y los síntomas que pueden predecir el grado de deterioro cognitivo para cada paciente en particular. Además, se busca identificar áreas en las que se pueda intervenir para retrasar el declive tanto como sea posible.
Ahora, una nueva investigación publicada en la revista científica Journal of the American Geriatrics Society afirma que la adiposidad muscular —es decir, la cantidad de grasa que contienen los músculos— podría ser un factor de riesgo en el deterioro cognitivo. Además, esta probabilidad era independiente de otros factores como el peso corporal total, otros depósitos de grasa, las características musculares como la fuerza o masa muscular y los factores de riesgo tradicionales de la demencia o el alzhéimer.
En concreto, la investigación encontró que el aumento durante cinco años de grasa almacenada en el tejido muscular del muslo fue un factor de riesgo para un deterioro cognitivo más rápido y mayor, tanto en los hombres como en mujeres mayores. Los investigadores eligieron estudiar esa zona porque contiene músculos grandes donde los depósitos de grasa pueden verse fácilmente en las tomografías computarizadas.
"Es bien sabido que, en general, la grasa es mala para el cerebro porque libera factores inflamatorios en el torrente sanguíneo", explica la médica para la revista especializada Medical News Today. "También sabemos que el músculo, como órgano endocrino, produce factores que son buenos para el cerebro. El ejercicio físico es bueno para el cerebro". Ese conocimiento proporcionó la base para estudiar el posible efecto de la adiposidad muscular en el cerebro.
Rosano y el equipo implicado en la investigación evaluó la masa muscular de 1.634 adultos entre 69 y 79 años en los años 1 y 6 y se evaluó su función cognitiva en los años 1, 3, 5, 8 y 10 y se descubrió que el aumento de la adiposidad muscular entre el año 1 y 6 estaba asociado con deterioro cognitivo más rápido y mayor con el paso del tiempo. Otro dato importante fue que los resultados fueron similares en personas afrodescendientes, así como entre sexos.
"Nuestros datos sugieren que la adiposidad muscular desempeña un papel único en el deterioro cognitivo, distinto del de otros tipos de grasa u otras características musculares. Si ese es el caso, entonces el siguiente paso es entender cómo la grasa muscular y el cerebro 'hablan' entre sí y si la reducción de la adiposidad muscular también puede reducir el riesgo de demencia", afirma Caterina Rosano, autora del estudio de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh.
Aunque se trata del primer trabajo en llegar a esta conclusión, lo cierto es que esta evidencia se suma a un cierto corpus de literatura que ya apuntaba en esta dirección. Por ejemplo, ya se sabía que los aumentos en la adiposidad muscular constituyen factores de riesgo en enfermedades como la diabetes de tipo II o la hipertensión arterial, que en ambos casos son a su vez factores de riesgo documentados de la demencia.
La doctora Rosano apunta: "Si tienes grasa en los músculos, significa que debes tener mucho cuidado con otros factores de riesgo [de demencia]". Estos son: fumar, exceso de peso, hipertensión y diabetes. Pero lo más fascinante del estudio es que se puede intervenir fácilmente en la adiposidad muscular, principalmente a través de medidas como seguir una dieta baja en grasas y moderada o alta en proteínas, o realizar ejercicios de fortalecimiento muscular de manera frecuente.
En estudios en curso se está estudiando si la grasa almacenada en los músculos de otras partes del cuerpo también aumenta los riesgos cognitivos.
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