
Opinión
Cambio de paradigma: antivirales y prevención del alzhéimer
«Un cambio importante en el tratamiento y prevención de esta enfermedad son los antivirales y, en concreto, la vacuna contra el herpes zóster»

Es oportuno, a modo de introducción, recordar que la forma más frecuente de demencia es la llamada enfermedad de Alzheimer, que además genera un deterioro cognitivo importante. Las características más relevantes son: pérdida de memoria sobre todo por lo reciente, alteración del lenguaje, pérdida del sentido de la orientación, así como dificultades para planificar tareas y resolución de problemas. También este deterioro cognitivo suele acompañarse de cambios en la personalidad y comportamientos erráticos. Poco a poco, la capacidad para ser autónomo va apagándose y, en las fases muy avanzadas, necesitan ayudas y cuidados durante todo el día. Totalmente dependientes.
¿Qué es lo que pasa en el cerebro de las personas afectadas? Pues que tienen dos tipos de lesiones muy características: una son las llamadas placas de proteína beta amiloide y, en segundo lugar, los ya famosos ovillos neurofibrilares de proteínas TAU. A veces tienen un alto porcentaje de presencia. Si se observan lesiones vasculares (en las pruebas de imagen), seguro que contribuye también a los síntomas clínicos y a la demencia.
Es necesario informar también de que no existen fármacos capaces de curar esta enfermedad. Lo que sí existe son medicamentos para aliviar los síntomas. También decir que no influyen para nada en los cambios cerebrales debido a la enfermedad tipo alzhéimer.
En un artículo reciente de divulgación como es esta colaboración nuestra, hay bibliografía en Estados Unidos y aprobados dos medicamentos: Lecanemab, capaz de ralentizar el deterioro cognitivo pero que no está aprobado en Europa y además tienen sus contraindicaciones científicas. Otro fármaco llamado Donanemab también está aprobado pero no por la Agencia Europea del Medicamento.
Hay que intentar reducir los factores de riesgo, sobre todo los que son modificables como la salud cardiovascular y el estilo de vida. Los no modificables son principalmente la edad-fragilidad y la genética. Decir en este punto que el alzhéimer no es una enfermedad genética (1%), no está genéticamente determinada. Mantener la mente activa aumenta la reserva cognitiva, mientras que mantener una vida social activa resulta una fuente muy potente de estimulación cognitiva también.
Controlando los factores de riesgo modificables se podría evitar uno de cada tres casos de enfermedad de Alzheimer y hasta el 40% de toda la demencia, factor determinante para tener en cuenta. Por todo ello es muy importante conocer la enfermedad, cómo se inicia la misma y su evolución. Hay estudios como el de la Fundación Pasqual Maragall que en una reciente monografía afirma que si fuéramos capaces de retrasar cinco años la aparición de estos síntomas, el número de personas afectadas podría reducirse un tercio.
Un cambio importante en el tratamiento y prevención de esta enfermedad son los antivirales y, más concretamente, la vacuna contra el herpes zóster, novedad terapéutica de tremenda trascendencia clínica y social. En concreto, el herpes zóster es una enfermedad infecciosa producida por el virus varicela zóster, que produce la varicela y que después se queda acantonada en los nervios (raíces nerviosas). Se puede reactivar meses o años después de padecerla y la realidad es que esta enfermedad resulta más frecuente a partir de los 50 años.
La inmunosupresión y el estrés hacen que se tengan mas probabilidades de adquirir la enfermedad y puede ser contagiosa con las varículas que se presentan en esta enfermedad, por lo tanto se trata de una enfermedad infectocontagiosa. Luego, la vacuna es la medida más efectiva para prevenir el herpes zóster.
El calendario vacunal de nuestro país (que es muy bueno y completo), incluye la vacuna contra el herpes a partir de los 65 años, financiado públicamente. Este calendario en general es muy potente y además se trata de una vacuna producida por técnica de recombinación de ADN, que contiene la glicoproteína causante de la enfermedad y que se realiza en dos dosis con un intervalo de dos a seis meses por vía intramuscular. Importante saber que se puede administrar este suero con inmunosupresión y con otras vacunas.
Por todo ello, se ha publicado un trabajo en fase uno y dos y pronto en fase tres que demuestra que la vacunación llamada pasiva del herpes zóster, disminuye un 32% el riesgo de demencia. Aclarar que este porcentaje resulta muy alto y que da mucha esperanza. Hoy ya hay más de seis trabajos que demuestran la efectividad y la protección también de algunos antivirales. Esta vacunación llamada pasiva contra el herpes zóster, que tiene repercusión directa sobre los factores importantes, como es la placa de proteína beta amiloide y la proteína TAU y eso da una enorme esperanza ante esta pandemia tan importante de enfermedad productora de demencia como es el alzhéimer.
Por todo ello, este cambio de paradigma de los antivirales y la vacuna contra el herpes zóster hace que haya que incidir de forma clara con divulgación adecuada para que los planes de vacunación contra este virus sean efectivos y homogénea en todo el país.
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