Homenaje a la enfermería
¿Cuáles son las principales demandas de la profesión en España?
Prescripción, mejoras laborales, Grupo A, mayor ratio, presencia en los colegios... el futuro pasa por cambios legislativos acordes a las necesidades sociales
En un panorama actual de saturación de las consultas la prescripción enfermera podría contribuir a reducir el número de citas a pacientes. Raquel Rodríguez Llanos, vicepresidenta primera del Consejo General de Enfermería (CGE), recuerda que la principal reivindicación en este ámbito «es que salga adelante la reforma de la Ley del Medicamento y que incorpore a las enfermeras como plenos prescriptores de medicamentos y productos sanitarios dentro de las competencias propias de la profesión». Desde su punto de vista, «por formación, experiencia y desarrollo competencial, las enfermeras ya vienen realizando la prescripción con normalidad y con excelentes resultados en productos sanitarios y medicamentos no sujetos a prescripción médica. Por ello, ahora es el momento de dar un paso más y reconocer a las enfermeras como plenas prescriptoras en otro tipo de medicamentos».
En la actualidad, las enfermeras realizan la indicación «de forma colaborativa. Pero, por experiencia y formación, podemos prescribir de forma autónoma, dando agilidad a la atención sanitaria y a las necesidades de la población. Y, por otro lado, dando seguridad jurídica a las enfermeras que realizan la prescripción. Es necesario que se apruebe, ya que, en la actualidad, las enfermeras sufren una discriminación clara respecto a otras profesiones que ya tienen reconocida la competencia de prescripción», reclama Rodríguez Llanos.
Mejora laboral
Otro de los grandes caballos de batalla es la mejora de las condiciones laborales. «Deben producirse en diferentes aspectos, como el salarial o el tipo de contratación, pues seguimos teniendo contratos por días o semanas, con escasa estabilidad laboral. Además, es precisa una reclasificación profesional de las enfermeras, pasando ya al Grupo A1: esta es una situación de discriminación absoluta y pedimos estar al mismo nivel que resto de profesiones de grado universitario», demanda la vicepresidenta primera del CGE.
«Esta medida contribuiría a dignificar la profesión, a retener talento y a fomentar la excelencia de los cuidados», añade Ángeles Peñuelas, presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO), que reclama además la creación de esta especialidad.
Otra reivindicación en este campo es avanzar en el desarrollo competencial de las enfermeras y, como apunta Rodríguez Llanos, «que este sea acorde con el nivel de formación que tenemos en la actualidad (como el grado universitario, especialistas, máster y doctorado), con un reconocimiento real de las especialidades enfermeras, creando las categorías profesionales de especialistas correspondientes y reconociendo el nivel de especialistas a nivel salarial. En la actualidad, la diferencia entre una enfermera generalista y una especialista es de 50 euros brutos, algo realmente desmotivador».
En cuanto al ya citado Grupo A, como recalca, en la actualidad existe una propuesta de modificación en la Ley del Estatuto Marco de Personal Estatutario de los servicios de salud, donde se aborda este tema. «La propuesta cambia la clasificación actual en grupos A1, A2, B, C... por una clasificación numérica por niveles donde, en función de la titulación académica y duración de la formación, se encuadran a los profesionales en los mismos grupos: todos los profesionales de grado de cuatro años están en el mismo grupo, aquellos con máster o especialidad están igualmente en el mismo grupo y los profesionales con el doctorado en otro grupo diferente», detalla Rodríguez Llanos.
La reclamación desde el CGE es que, en esa misma titulación, estén los mismos grupos profesionales. «Por tanto, estaríamos de acuerdo con la propuesta. El siguiente paso sería la equiparación salarial al resto de profesionales de grado de cuatro años de formación. Entendemos que debe ser gradual pero, para acabar con la discriminación que sufren las enfermeras, la reclasificación profesional debe conllevar estar en el grupo profesional que nos corresponde y tener un salario acorde a dicha titulación», subraya.
Otro de los grandes retos es el número de profesionales. En este sentido, Diego Ayuso, secretario general del CGE, insiste en la importancia de las ratios tanto de enfermera por población como de enfermera por paciente atendido en España.
«Estamos a la cola de la Unión Europea en número de enfermeras por población: la media en Europa es de 8,2 por 1.000 habitantes y en España tenemos 6,3 por 1.000 habitantes. Esto supone que serían necesarias, aproximadamente, unas 100.000 enfermeras más para llegar a la media que se maneja en Europa».
En su opinión, la clave de las ratios «es ajustarlas por necesidades de cuidados o necesidades asistenciales: está demostrado en estudios internacionales y nacionales que si se mantienen ratios adecuados de enfermera por paciente según su necesidad de cuidados se disminuye la morbilidad, los efectos adversos y la mortalidad de los pacientes atendidos. Resulta evidente: si una enfermera cuida y atiende a una media de 10-15 pacientes en hospitalización de agudos en España comparado con la media de la UE en la que cuida a ocho pacientes de media, los tiempos de dedicación, cuidado y seguimiento son mucho menores en nuestro país. Por eso, tenemos que ser capaces de concienciar a los que toman las decisiones en políticas de salud y a los gestores de que mejorar el número de enfermeras realmente es una inversión en salud».
Prevención en la escuela
Otro frente muy relevante pasa por incluir la enfermería en todos los colegios y combatir la obesidad infantil. El número de enfermeras escolares en España es claramente insuficiente: hay una enfermera escolar por 6.200 alumnos, una cifra que en Europa es de una enfermera por 750 alumnos. Ya en el año 2020 se puso en marcha, desde el CGE de España, el Observatorio Nacional de Enfermería Escolar. Su objetivo es sensibilizar y dar visibilidad a la necesidad de implantar enfermeras escolares en todos los centros educativos de nuestro país.
Como apunta Ayuso, las enfermeras escolares realizan «una enorme aportación en colegios e institutos: abordan la atención de alumnado con problemas crónicos de salud –como los neurológicos, respiratorios o metabólicos–, ya que hay muchos niños y adolescentes que tienen patologías que exigen un buen cuidado y seguimiento dentro de las escuelas. Sin cuidados profesionales de una enfermera tienen difícil conciliar su escolarización y el manejo de la enfermedad y hay que recordar que en nuestro país no podemos tolerar que una patología crónica limite el derecho a la educación».
Por otro lado, las enfermeras escolares abordan problemas agudos de salud como accidentes, alergias o brotes de epilepsia. «Y, lo que también es clave: las enfermeras escolares pueden ayudar a un cambio de modelo sanitario, donde se priorice la prevención y la promoción de la salud, siendo agentes de salud para niños, niñas y adolescentes, así como para familiares y profesorado, potenciando hábitos de vida saludables. Si estos hábitos se adquieren en la infancia, se mantienen a lo largo de toda la vida y a futuro tendremos una sociedad más sana. Sin duda, es de nuevo una inversión en salud», asegura Ayuso.
Otro grave problema es la fuga de talento a otros países, principalmente a Europa. «Los motivos están relacionados con las condiciones laborales y el desarrollo competencial: tienen un alto reconocimiento a nivel mundial por su formación excelente y por las competencias profesionales que tienen, en otros países se ofrecen salarios muy superiores a los que se pagan en España, en torno a los 4.000 euros brutos mensuales)», destaca Ayuso.
Además, en el extranjero hay mucha estabilidad laboral, «ofreciendo contratos indefinidos o superiores a dos años, con un mayor reconocimiento social y profesional, permitiendo el desarrollo competencial más completo de las enfermeras. En España las enfermeras tenemos un desarrollo académico enorme, somos grado universitario, máster, especialistas y doctoras. Y, sin embargo, los puestos de trabajo que se desempeñan fueron diseñados en su mayoría en la década de los años 80, con poco margen para tener el desarrollo de competencias para las que están formadas», lamenta Ayuso.
Como soluciones a todos estos desafíos que marcan la profesión, propone avanzar «en reformas legislativas que aporten seguridad jurídica y permitan el desarrollo profesional completo de las enfermeras en el ámbito del cuidado para el que están formadas, con la reforma de la Ley del Medicamento, el Estatuto Marco, el Estatuto Básico de Empleados Públicos y la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, que deben modificarse y actualizarse a la profesión enfermera en el nivel que tiene realmente en la actualidad».
La lacra de las agresiones
En 2017 se puso en marcha el Observatorio Nacional de Agresiones a Enfermeras desde el CGE y en 2024 se registraron 2.525 agresiones, aunque se han producido muchas más que no se han recogido. «Es totalmente intolerable. Por eso, estamos realizando un trabajo conjunto con Policía Nacional y Guardia Civil y los interlocutores sanitarios policiales, abordando la formación continuada en prevención y potenciando reformas legales que incrementen las penas por agresión a sanitarios, especialmente a los reincidentes», detalla Diego Ayuso.
Para atajar este problema, reclama tolerancia cero ante las agresiones, que las enfermeras agredidas comuniquen todas las que se produzcan y se fomenten las denuncias ante las Fuerzas de Seguridad del Estado.