Dietas

Descubren por qué la mala alimentación aumenta el riesgo de cáncer

Una sustancia química relacionada con la diabetes, la obesidad y una dieta inapropiada incrementa el riesgo de desarrollar tumores, según un nuevo estudio

La mala alimentación puede aumentar el riesgo de cáncer
La mala alimentación puede aumentar el riesgo de cáncerDREAMSTIMELA RAZÓN

La sombra del cáncer está detrás de cualquier persona, pues se estima que uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres sufrirá esta patología en algún momento de su vida. Sin embargo, el 40% de los tumores son evitables con hábitos de vida saludable, como reducir los tóxicos, realizar actividad física y, por supuesto, llevar una alimentación variada y saludable.

La teoría está puesta sobre la mesa desde hace años, pues «está demostrado que lo que comemos tiene mucho que decir en uno de cada tres tumores», advierte Emilia Gómez Pardo, doctora en Biología Molecular y asesora de salud y nutrición. Sin embargo, quedan numerosas preguntas por resolver sobre el impacto que tiene la mala alimentación con el desarrollo de algunos tipos de cáncer. Pues bien, ahora hay una nueva hipótesis, ya que científicos de la Universidad Nacional de Singapur han descubierto un eslabón perdido entre una dieta inadecuada y un mayor riesgo de cáncer. Tal y como han publicado en la revista «Cell», la clave está en el metilglioxal, una sustancia química producida cuando las células descomponen la glucosa para crear energía.

«Se trata de un estudio de investigación básica que usa organoides de cáncer de mama como modelo, y cuyos resultados sugieren una nueva posible explicación de las fases iniciales de la carcinogénesis, basada en mecanismos metabólicos y ambientales, más que puramente genéticos. Los hallazgos científicos podrían tener en el futuro eventualmente un elevado potencial, fundamentalmente en el apartado de la prevención, y en determinados tipos de cáncer», reconoce el doctor Luis de la Cruz, miembro del Patronato de la Fundación ECO y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.

En concreto, el equipo de investigación estudió primero a pacientes que tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer de mama o de ovario porque heredan una copia defectuosa del gen BRCA2. Así, demostraron que las células de estas pacientes eran particularmente sensibles a los efectos del metilglioxal, hasta el punto de que el estudio demostró que esta sustancia química puede causar fallas en nuestro ADN que son señales de advertencia temprana del desarrollo del cáncer. Pero no solo eso, ya que la investigación también sugirió que las personas con niveles de metilglioxal más altos de lo normal, como los pacientes con diabetes o prediabetes, que están relacionados con la obesidad o una mala alimentación, pueden acumular cantidades similares.

«Como se describe en el artículo, varios estudios epidemiológicos sugieren un mayor riesgo de cáncer de mama y páncreas en pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Puesto que aún se desconocen con exactitud los mecanismos moleculares por lo que esto sucede, este trabajo es muy interesante, ya que profundiza en uno de los ya bien establecidos “hallmarks” o señas de identidad del cáncer cuál es la reprogramación metabólica. Las células cancerígenas por el efecto “Warburg” hacen uso de la glicolisis aeróbica, lo que conlleva la generación y acúmulo de altos niveles de metabolitos como el metilglioxal (MGO), lo que es potencialmente oncogénico», explica el doctor De la Cruz.

«Nuestra investigación sugiere que los pacientes con niveles elevados de metilglioxal pueden tener un mayor riesgo de cáncer y el metilglioxal se puede detectar fácilmente mediante un análisis de sangre, que podría usarse como marcador. Además, estos niveles elevados se pueden controlar con medicamentos y una buena dieta, lo que crea vías para tomar medidas proactivas contra la aparición del cáncer», reconoce el profesor Ashok Venkitaraman, director del Instituto de Ciencias del Cáncer, perteneciente a la Universidad Nacional de Singapur.

Así, «estos hallazgos crean conciencia sobre el impacto de la dieta y el control del peso en el manejo de los riesgos de cáncer», añade el primer autor del estudio, el doctor Li Ren Kong. Una cuestión que defiende el doctor De la Cruz, quien avanza que «el conocimiento en mayor profundidad de los mecanismos que gobiernan el metabolismo alterado, a lo que este estudio contribuye, permitirá diseñar estrategias de intervención para prevenir el cáncer o para tratarlo una vez establecido de una forma más precisa e individualizada».

En base a los hallazgos obtenidos con esta investigación se espera identificar nuevos mecanismos que subyacen a la conexión entre el metabolismo, la dieta y el cáncer que han descubierto, para desarrollar enfoques más eficaces para prevenir o retrasar la aparición del tumor.