
Alimentación
Estos son los riesgos para la salud de comer frente al ordenador
Hacerlo como hábito puede alterar las proteínas que mantienen unidas las células intestinales

Tras el descanso veraniego, la vuelta a horarios rígidos y al ritmo acelerado del trabajo o los estudios puede pasar factura al sistema digestivo. Cambiar las frutas frescas de temporada por alimentos ultraprocesados, optar por desayunos rápidos o aumentar el consumo habitual de café son hábitos que pueden agravar los síntomas de la dispepsia funcional.
“La dispepsia funcional se caracteriza por molestias como dolor o ardor en la parte superior del abdomen, saciedad precoz, sensación de plenitud e hinchazón molestos después de comer. Además, el estrés asociado a los hábitos acelerados del día a día, como comer con prisa o de manera irregular, pueden afectar la barrera natural del intestino, empeorando estos síntomas”, explica Jordi Serra Pueyo, presidente de la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (Asenem). “Cuando esta barrera se vuelve más permeable, sustancias que normalmente no deberían pasar, como restos de alimentos o toxinas, pueden llegar al torrente sanguíneo, activando el sistema inmune y generando inflamación”.
El estrés y la prisa al comer también pueden afectar a la función digestiva. Comer de manera apresurada, frente al ordenador o en la máquina expendedora, puede comprometer la barrera intestinal, que depende de proteínas que mantienen unidas las células intestinales. Cuando estas se alteran, aumenta la permeabilidad, permitiendo que más sustancias atraviesen la mucosa. Además, ciertos componentes de la dieta como azúcares simples, grasas, gluten, sal, alcohol y aditivos, pueden potenciar este efecto, haciendo que la barrera sea menos eficaz.
Así lo recoge el documento "Preguntas y respuestas en Dispepsia funcional", elaborado por la Asociación Española de Gastroenterología (AEG) y la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (Asenem), en colaboración con Schwabe Farma, donde expertos en salud digestiva abordan el diagnóstico de la dispepsia funcional y cómo mejorar la calidad de vida de quienes sufren estas molestias intestinales.
“Estudios recientes han observado que la parte superior del intestino (duodeno) de los pacientes afectados de dispepsia funcional, presentan una microinflamación que podría desempeñar un papel importante en estos pacientes”, añade Serra. “Además, las alteraciones de la permeabilidad y la microinflamación se asocian a alteraciones en el funcionamiento de los nervios del sistema digestivo, modificando tanto los movimientos reflejos del estómago como la manera en que sentimos las digestiones y las molestias asociadas”.
Por su parte, el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica, resalta la importancia de mantener una alimentación equilibrada y un horario regular de comidas para prevenir y aliviar las molestias asociadas a la dispepsia funcional. “Para quienes buscan un alivio eficaz de los síntomas más comunes, como hinchazón, flatulencia, dolor abdominal o calambres, Gastropan, formulado con aceites esenciales de menta y alcaravea de calidad farmacéutica, puede ser una opción recomendada”, señala.
¿Qué pasa dentro de nuestro organismo?
La dispepsia funcional no solo provoca los síntomas mencionados anteriormente, sino que también puede generar cambios más profundos en el sistema digestivo. Entre ellos se incluyen una mayor sensibilidad de los órganos, alteraciones en los movimientos del estómago e intestino y respuestas anormales del duodeno ante ciertos estímulos, que contribuyen a las molestias que se experimentan.
Hasta un 40% de los pacientes presenta un aumento de células inmunitarias en el duodeno, como mastocitos y eosinófilos, acompañado de alteraciones en los nervios cercanos. Estos cambios pueden dificultar los movimientos normales del estómago y hacer que el intestino sea más permeable, lo que reduce la eficiencia del sistema digestivo para procesar y absorber los alimentos correctamente.
Además, todos estos cambios pueden retrasar el vaciado del estómago, dificultando el paso de los alimentos al intestino delgado y afectando la correcta nutrición del paciente. Elementos externos, como el estrés, el consumo de tabaco o ciertas alergias, pueden empeorar esta situación, por lo que resulta fundamental mantener hábitos que protejan el bienestar digestivo.
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