Salud mental

Un estudio revela ahora que la pandemia no afectó a la felicidad y que España es de los países más alegres del mundo

El World Happiness Report 2023 revela niveles de bienestar sorprendentes: son más altos que antes de la pandemia en todas las regiones del mundo

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Un estudio afirma ahora que la pandemia no ha afectado a la salud mental y que España es de los países más felices del mundoFreepik

La pandemia de la Covid-19 está llegando a su fase final, según apuntan voces expertas, pero jamás olvidaremos que se cobró 6,7 millones de vidas por todo el mundo. Familiares y amigos perecieron; muchos sin poder pronunciar su último adiós. Además, los efectos de la enfermedad aún persisten como secuelas en multitud de pacientes, el confinamiento y las medidas sanitarias generaron situaciones de auténtico estrés en la población, además de una recesión económica mundial.

Sin embargo, la Covid-19 no ha afectado a la felicidad de la humanidad, según un amplísimo estudio de envergadura internacional: el World Happines Report. Este informe, realizado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas con datos de Encuesta Mundial Gallup, clasifica la felicidad global en más de 150 países de todo el mundo y cada año se publica con motivo del Día Internacional de la Felicidad, el 20 de marzo.

¿El hallazgo más sorprendente? Las entrevistas realizadas a más de 100.000 personas de 137 países revelan no solo que no se ha registrado un empeoramientosignificativo en comparación con la época prepandemia, sino que los niveles de bienestar son significativamente más altos que los cuantificados entonces, en todas las regiones del mundo. Y cuando se les pidió que evaluaran sus vidas en una escala del 1 al 10, las personas dieron de media puntuaciones igual de altas en los años Covid (2020-2022) que en el periodo 2017-2019.

"Es asombroso": El mundo está más feliz y siente un mayor apoyo social

Aunque la pandemia produjo dolor y sufrimiento, el informe remarca que hubo un notable aumento del apoyo social y la benevolencia. Mientras luchamos contra los males de la enfermedad y la guerra, asomó la capacidad humana de apoyarnos mutuamente en tiempos de grandes necesidades. En general, "los indudables dolores se vieron compensados por aumentos en la medida en que los encuestados habían sido capaces de descubrir y compartir la capacidad de cuidarse unos a otros en tiempos difíciles", según décimo Informe sobre la Felicidad en el Mundo.

Las mediciones globales de la "miseria" disminuyeron y, a pesar del mayor número de muertes entre las personas mayores, los mayores de 60 años informaron por término medio de mejoras en su felicidad en relación con los grupos más jóvenes. "Es asombroso", afirma John Helliwell, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia Británica y coeditor del informe.

"La gente acabó descubriendo a sus vecinos. Se relacionaban con más regularidad [con otras generaciones], de modo que la sensación de aislamiento no era tanta como cabría esperar... Incluso durante estos años difíciles, las emociones positivas han seguido siendo el doble de prevalentes que las negativas, y los sentimientos de apoyo social positivo el doble de fuertes que los de soledad".

Los actos de bondad cotidianos que han demostrado aumentar la felicidad, como ayudar a un desconocido, donar a obras benéficas y hacer voluntariado -actividades espoleadas por las necesidades de los cierres- están ahora por encima de los niveles anteriores a la pandemia. El estudio constató que el efecto sobre la felicidad de "tener a alguien con quien contar en tiempos difíciles" aumentó durante la pandemia y, dado que el 80% de las personas encuestadas afirmaron tener a alguien con quien contar, esto tuvo un efecto significativo.

A pesar de que la felicidad es algo subjetivo, sí que podemos encontrar una serie de patrones | Fuente: Pixabay
A pesar de que la felicidad es algo subjetivo, sí que podemos encontrar una serie de patrones | Fuente: PixabayPIXABAY

España en el top 30 de países más felices

Los países más felices del mundo siguen siendo europeos. En la clasificación general, Finlandia se mantuvo en cabeza por sexto año consecutivo y Afganistán en el último puesto, posición que ocupaba antes del regreso de los talibanes en 2021. También es el cuarto año consecutivo en que el Reino Unido desciende en las puntuaciones de felicidad. El país ocupa el puesto 19, por delante de Francia, pero por detrás de Alemania, Estados Unidos, Australia, Irlanda y todos los países nórdicos.

España conserva el puesto 29 del ranking de la felicidad mundial. En el informe anterior, el de 2022, nuestro país descendió hasta esta posición desde el puesto 24. La valoración sobre 10 es un 6,476, por debajo de Rumanía y por encima de Uruguay. También por debajo del territorio español se encuentran países del entorno europeo como Italia, Malta, Letonia, Lituania, Portugal, Polonia o Grecia.

La clasificación de los países mide seis factores clave: El PIB per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida con buena salud, la libertad de elección, la generosidad y la ausencia de corrupción. Sin embargo, algunas de las personas más afectadas por Covid, como los sin techo y los internados en instituciones, no se incluyeron en las muestras de la encuesta.

El estudio ha sido elaborado por economistas tan prestigiosos como Richard Layard, profesor de la London School of Economics, y Jeffrey Sachs, catedrático de la Universidad de Columbia. Es quizá el más destacado de los recientes intentos de contabilizar el bienestar subjetivo en un intento de persuadir a los responsables políticos para que den más importancia a la felicidad a la hora de diseñar políticas públicas. No obstante, las voces críticas con el informe han advertido que los encuestados pueden tener en mente cosas distintas a las de los investigadores cuando responden a las preguntas, lo que dificulta las comparaciones globales. Por ejemplo, algunos finlandeses han sugerido que "satisfacción" en lugar de "felicidad" sería una mejor manera de describir su estado.

Entre las críticas más generales al objetivo de la felicidad, que es el propósito del estudio, figuran la advertencia de que puede ser contraproducente, ya que la gente se siente decepcionada por no alcanzar su objetivo; la preocupación de que la felicidad actual a costa del medio ambiente pueda significar la miseria para las generaciones futuras; y que pueda haber un conflicto entre la felicidad de algunos y los derechos humanos de otros. En respuesta a estas opiniones, los autores del informe afirman que "los intereses de los demás y de un medio ambiente sostenible son parte integrante de una vida feliz y no algo adicional o que entre en conflicto con ellos".

Ruptura clara entre Occidente y Sur Global

La última tabla clasificatoria muestra un claro contraste entre Occidente y el Sur global. Quince de los 20 países más felices se encuentran en Europa. Les acompañan Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda e Israel, aunque la investigación se realizó antes de los últimos brotes de violencia en el país de Oriente Medio. Trece de los 20 países menos felices se encuentran en África, junto a Bangladesh, India y Jordania. El estudio pregunta sobre las emociones recientes, positivas y negativas. Las emociones positivas -risa, disfrute e interés- fueron más del doble de frecuentes durante la pandemia a nivel mundial que las emociones negativas de preocupación, tristeza e ira.

El estudio también mostró que los Países Bajos era el país donde la felicidad se compartía de forma más equitativa y existía la menor brecha entre los más felices y los menos felices. En general, la gente es más feliz en los países donde la brecha de felicidad es menor, aunque no en Afganistán, donde la brecha de felicidad es casi tan pequeña como en los Países Bajos, pero los niveles de miseria están tan extendidos. Las mayores brechas de felicidad se registraron en los países africanos Liberia, República del Congo y Mozambique.

"El objetivo último de la política y la ética debería ser el bienestar humano", afirmó Sachs. "El movimiento de la felicidad demuestra que el bienestar no es una idea blanda y vaga, sino que se centra en áreas de la vida de importancia crítica: condiciones materiales, riqueza mental y física, virtudes personales y buena ciudadanía. Necesitamos convertir esta sabiduría en resultados prácticos para lograr más paz, prosperidad, confianza, civismo -y sí, felicidad- en nuestras sociedades".