Opinión

La genialidad de lo diferente

Steven Spielberg, Bill Gates o Tim Burton son personas que han conseguido el éxito profesional en sus respectivas carreras. Si nos preguntamos cuál es su secreto seguro que cada uno tiene el suyo, pero hay algo que tienen en común

Steven Spielberg
Steven SpielbergJordan StraussInvision

Steven Spielberg, Bill Gates o Tim Burton son personas que han conseguido el éxito profesional en sus respectivas carreras convirtiéndose en referentes de toda una generación.

Si nos preguntamos cuál es su secreto seguro que cada uno tiene el suyo, pero hay algo que tienen en común, además del éxito, y es que los tres están diagnosticados con el síndrome de asperger, un trastorno del espectro autista (TEA).

Las personas con este diagnóstico se caracterizan por tener dificultades en la comunicación social y en la flexibilidad de pensamiento y comportamiento, lo cual no significa que sean menos capaces de comunicarse, sino que lo hacen de una manera diferente al resto.

Pero esto nos les convierte en personas con discapacidad, un término ofensivo y alejado de la realidad, ya que la gran mayoría posee un coeficiente intelectual muy superior al de la media de la población.

Su manera de relacionarse con el resto a veces puede suponer un esfuerzo extra por parte de los que les rodean porque les cuesta mantener una charla social y no entienden la ironía o el sarcasmo, motivos por los cuales muchas veces se sienten desplazados o solos ante la incomprensión de lo que se está hablando.

En muchas ocasiones son etiquetados como personas frías y con falta de empatía, siendo todo esto completamente falso, ya que son plenamente conscientes de su diagnóstico y realizan un gran esfuerzo por entender y comprender a las personas de su entorno.

La educación resulta fundamental para que entre todos creemos una sociedad en la que podamos convivir en un mismo ambiente dejando a un lado los prejuicios y la falta de compañerismo debido al desconocimiento. Todos tenemos características que nos hacen diferentes y no por ello las consideramos un rasgo negativo de nuestra personalidad.

Ser excepcional puede ser maravilloso si nos esforzamos por entenderlo.