Entrevista

Manuel Viso: «Si en las redes sociales no están los médicos, el hueco lo ocupan quienes venden humo»

Manuel Viso es médico especialista en Urgencias y en Hematología, autor del libro «Supersanos»

Manuel VIso
Manuel VIsoARCHIVOLA RAZÓN

Cuando el conocimiento y la experiencia profesional se entrelazan con el carisma mediático y la capacidad comunicativa, el potencial divulgador resulta imparable. Eso es lo que caracteriza a Manuel Viso, médico especialista en Urgencias y Hematología que publica «Supersanos», una guía práctica y accesible para transformar la salud y el bienestar a cualquier edad.

¿Es posible estar «supersanos» de forma sencilla para cualquier persona?

Sí. Ser «supersanos» no es vivir de manera extrema, sino integrar hábitos sostenibles que nos hagan sentir bien física y mentalmente. Dormir bien, moverse cada día, cuidar lo que comemos, gestionar el estrés y mantener relaciones sociales saludables son esenciales. No se trata de hacer grandes sacrificios, sino de sumar pequeñas decisiones coherentes y conscientes: elegir alimentos reales frente a ultraprocesados, priorizar el descanso y encontrar placer en el autocuidado. La salud se construye desde lo cotidiano y la mayoría de problemas de salud, también.

¿La prevención está infravalorada?

Nos falta conciencia real de que gran parte de las enfermedades que nos rodean son prevenibles. La medicina preventiva sigue siendo la gran olvidada, cuando en realidad debería ser la prioridad. Vivimos más años, pero no necesariamente mejor. La prevención no es un lujo, sino una inversión en calidad de vida. Morir sanos significa llegar al final con autonomía, lucidez y bienestar, y eso empieza mucho antes de que llegue la enfermedad: en cómo comemos, dormimos, nos movemos o gestionamos las emociones cada día.

Es médico y un gran divulgador en redes sociales. ¿A los sanitarios les sigue dando miedo meterse en este terreno?

Sí, todavía hay cierto miedo o desconfianza. Las redes son un espacio donde la información se multiplica, y muchos profesionales temen simplificar demasiado, no ser entendidos o ser juzgados. Pero divulgar no es banalizar: es traducir la ciencia al lenguaje de la gente. Si no estamos los profesionales formados y rigurosos, el espacio lo ocupan quienes venden humo. Por eso creo que los médicos debemos perder el miedo y ocupar nuestro lugar también en la educación en salud.

¿Sería necesario aumentar la presencia de profesionales de prestigio en estos nuevos canales para mejorar esa concienciación?

Sin duda. La sociedad necesita referentes en salud que transmitan información basada en evidencia, pero cercana. Hay un exceso de mensajes contradictorios, y eso genera confusión. Si los profesionales con formación y experiencia no están presentes, dejamos un vacío que otros llenan con desinformación. Divulgar bien no es un complemento, es parte de nuestra responsabilidad como médicos: educar para prevenir.

¿Qué es lo peor que le hacemos a nuestro cuerpo en cuanto a la dieta?

Por una parte, abusar del azúcar, las grasas insanas, las harinas refinadas y los aceites de mala calidad, y por la otra comer con prisa, por supervivencia y sin apenas conciencia de lo que hacemos y de lo que ingerimos. La dieta mediterránea auténtica es rica en verduras, frutas, legumbres, pescado, aceite de oliva virgen extra y alimentos de temporada. No es solo lo que comemos, sino cómo lo hacemos: con calma, en compañía, disfrutando.

Cada vez hay más interés por la comida sana y el deporte... ¿Estamos a tiempo de reconducir a las nuevas generaciones?

Estamos a tiempo, pero necesitamos coherencia y educación desde la infancia. El interés existe, pero también el ruido. Hoy cualquiera opina sobre nutrición o ejercicio, y eso confunde. Si conseguimos que los niños crezcan entendiendo que comer bien y moverse no son castigos, sino formas de sentirse mejor, el cambio es posible. La clave está en educar con ejemplo, no con prohibiciones.

¿Y en cuanto a hábitos? ¿Cómo perjudican el estrés o la falta de descanso?

El estrés crónico y el mal descanso son enemigos silenciosos de la salud. Afectan al sistema inmunológico, aumentan la inflamación, alteran nuestras hormonas y modifican nuestra microbiota. Dormir mal o vivir acelerado no solo nos quita energía: acorta la vida. Ser supersanos también implica parar, respirar y priorizar el descanso. No se puede tener un cuerpo sano con una mente agotada.

¿Qué papel juegan las hormonas en nuestra salud? ¿Tomar suplementos es la solución o habría que apostar por otras estrategias?

Las hormonas son el lenguaje de nuestro cuerpo. Regulan todo: el apetito, el estado de ánimo, la energía, el sueño o la sexualidad. Pero no se trata de tomar suplementos para “equilibrarlas”, sino de cuidar los hábitos que las mantienen estables: dormir bien, moverse, comer equilibrado, gestionar el estrés y evitar tóxicos. Los suplementos pueden tener su papel, siempre indicados por un médico, pero nunca sustituyen una vida ordenada y saludable.

¿Un consejo final?

Empieza por algo pequeño, pero hazlo hoy. No busques la perfección, sino la decisión y la constancia. Come real, duerme bien, muévete, cuida tus vínculos y agradece más. Ser supersano no es tener un cuerpo perfecto, sino una vida con sentido, energía y bienestar. La salud no se hereda, se construye.