Sanidad

AMA demanda "un marco robusto" para la IA y la interoperabilidad sanitaria

“Los beneficios son enormes, pero también los riesgos", ha destacado Raquel Murillo, presidenta de la Agrupación, en el XXXI Congreso Nacional de Derecho Sanitario

Ponentes de la mesa de debate organizada por AMA en el XXXI Congreso Nacional de Derecho Sanitario
Ponentes de la mesa de debate organizada por AMA en el XXXI Congreso Nacional de Derecho Sanitario LA RAZÓN

La digitalización y la inteligencia artificial han dejado de ser una cuestión de futuro para convertirse en ejes estructurales del presente sanitario. La adopción de estas herramientas exige un equilibrio entre innovación, seguridad jurídica y protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos", ha señalado Raquel Murillo, directora general de la Agrupación de Mutuas Sanitarias (AMA) en el seno del XXXI Congreso Nacional de Derecho Sanitario, al que la organización se sumó con la mesa “Europa, marco jurídico para la salud del siglo XXI”.

Murillo ha recordado también que la interoperabilidad, la calidad de los datos y la necesaria homogeneidad de los sistemas serán claves para el nuevo modelo digital europeo, especialmente tras la aprobación del Reglamento del Espacio Europeo de Datos de Salud (EEDS). “Los beneficios son enormes, pero también los riesgos. Por eso necesitamos marcos regulatorios rigurosos que garanticen un uso responsable de los datos de salud, la fiabilidad de los algoritmos y la seguridad del paciente y del profesional sanitario”, señaló.

Los ponentes abordaron cuestiones clave como la protección del dato sanitario, la transparencia de los sistemas de IA, la responsabilidad profesional ante herramientas de soporte clínico y el potencial científico derivado de bases de datos estructuradas. Coincidieron en la oportunidad que supone este momento para Europa y para España, siempre que se garantice la confianza social en el uso de los datos y la seguridad del paciente.

La IA, apoyo para los sanitarios agotados

El secretario general de Salud Digital centró su intervención en la Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud (SNS) y en la interoperabilidad de los datos sanitarios. En este sentido, Muñoz Montalvo subrayó que el sistema sanitario afronta retos importantes, como el incremento de la demanda y el aumento de la esperanza de vida. "Aunque tenemos más profesionales que nunca, están dando síntomas de agotamiento. Necesitan apoyo, porque son la piedra angular de nuestro SNS, y tenemos que darles herramientas que les ayuden día a día", ha señalado, destacando que "la IA es la herramienta más potente".

A continuación, Carlos Peña , cardiólogo clínico y Coordinador de la Unidad Cardíaca del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela subrayó la necesidad no cubierta de disponer de un modelo de gestión de datos e información que facilite el acceso a los registros clínicos y permita capturar datos realmente relevantes. "Las historias clínicas actuales pueden suponer en algunos casos un riesgo para la seguridad del paciente. Contar con datos de calidad es fundamental para su uso primario, pero también para la gestión sanitaria, la mejora de procesos, la investigación y la generación de modelos de IA"

Por su parte, Ignasi Oliver, Data Manager de Isdin, puso el foco en los valores añadidos que aportan las nuevas tecnologías, como la reducción de hasta un 50% del tiempo que los profesionales dedican a la documentación gracias a anotaciones generadas con IA, más completas y útiles. También remarcó la relevancia de la interoperabilidad, la gobernanza y la confianza en los sistemas. “La explotación de la IA depende directamente de la calidad y limpieza del dato de entrada. Evitar alucinaciones es crucial, por lo que será fundamental seguir transformando el dato ‘sucio’ en un activo estructurado, fiable y bien gobernado”, concluyó.

Finalmente, el jefe del servicio jurídico de la Consejería de Salud de Cantabria, Joaquín Cayón, explicó que el principal dilema es que el Reglamento no define aún quién responde en caso de daños. "Aunque el régimen de responsabilidad no ha cambiado, se trata de un problema complejo que requiere una reflexión profunda", afirmó. En el ámbito ético, destacó la necesidad de poner límites a la IA ante los riesgos advertidos por la comunidad científica, el peligro de deshumanizar la asistencia sanitaria, donde el contacto humano es esencial, y el impacto potencial en el empleo, que divide a tecno-pesimistas y tecno-optimistas.