Opinión
Mónica García no da una en la crisis navideña de la gripe
Optó por irse de vacaciones y esperó la friolera de 24 días para celebrar un pleno del Consejo Interterritorial sobre esta «tripledemia»
La verdad es que Mónica García no ha podido tener un estreno peor en el cargo de ministra que le ha correspondido como parte de la cuota exigida por Sumar a Pedro Sánchez a cambio de su apoyo. La flamante titular de la cartera sanitaria primero llegó tarde a la eclosión de infecciones víricas que azotaba España estas navidades. Pese a las advertencias lanzadas el 15 de diciembre por el Centro Europeo para el Control de las Enfermedades sobre el impacto de los patógenos respiratorios, García optó por irse de vacaciones y esperó la friolera de 24 días para celebrar un pleno del Consejo Interterritorial sobre esta «tripledemia». Cuando hizo la convocatoria, los centros de salud y las urgencias estaban ya hacinados.
También se equivocó la ministra en el planteamiento de la reunión. La decisión de imponer mascarillas ha de sustentarse en evidencias científicas y ser refrendada por los técnicos. Es el procedimiento que se sigue, pero la ministra celebró el pleno del máximo órgano de coordinación sanitaria sin aportar evidencia alguna y sin reunir antes a la ponencia y a la Comisión de Salud Pública. Otro craso error.
A la vista del rechazo mayoritario a su propuesta, García se empecinó, intentando imponer el uso del cubrebocas en los centros sanitarios a tenor del «especial riesgo o alarma para la salud pública» que reseña el artículo 65 de la Ley de Cohesión. ¿Existía ese riesgo o alarma? Madrid le ha demostrado que no. Como ocurre en otras regiones, en ésta la situación de la gripe responde a un pico estacional. Simplemente, se adelantó respecto a temporadas anteriores a la pandemia de covid y en la primera semana de enero se produjo una ralentización en el crecimiento de nuevos casos. Vamos, que Mónica García no ha dado una.
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