Opinión

Mónica García vende humo con la atención primaria

Sanidad se ha descolgado con un nuevo globo sonda dirigido a adormecer las conciencias y a amortiguar posibles protestas

La ministra de Sanidad, Mónica García, durante un pleno en el Congreso de los Diputados.
La ministra de Sanidad, Mónica García, durante un pleno en el Congreso de los Diputados.Eduardo ParraEuropa Press

A las puertas de la crisis de falta de profesionales que se avecina este verano en la mayor parte de España, el Ministerio de Sanidad se ha descolgado con un nuevo globo sonda dirigido a adormecer las conciencias y a amortiguar posibles protestas. Se trata de un nuevo plan de acción de atención primaria y comunitaria para el periodo 2025-2027. En una de las múltiples declaraciones tan altisonantes como vacías de contenido con las que nos prodiga, la ministra y opositora eterna a Isabel Díaz Ayuso, Mónica García, ha afirmado que la «atención primaria ha llegado a este Ministerio para quedarse, para robustecerse, para hacerse fuerte».

Aparte de resaltar la importancia de retener el talento y de ofrecer un cuidado «más completo, más global y efectivo», ensanchando tanto la cartera de servicios como los equipos, poco más se sabe de esta hoja de ruta, cuya irrupción en el escenario de la política sanitaria no es ni mucho menos nueva, pues antes de García ya hubo ministros que vendieron el mismo humo con el primer nivel asistencial, con el resultado que hoy se puede ver: la primaria se encuentra falta de recursos, burocratizada y carente de capacidad resolutiva, y es desalentadora para las nuevas generaciones de sanitarios.

Carolina Darias, que fue buena ministra en el poco tiempo que estuvo y, desde luego, no fue nada talibana, también anunció a los cuatro vientos un plan de acción para los centros de salud cuando la covid mostraba sus carencias y daba sus últimos coletazos. Aquello, junto a los anuncios repetidos de inversiones por parte del propio Pedro Sánchez, terminó convirtiéndose en un brindis al sol, un mero desiderátum, como el tiempo no ha tardado en demostrar. El plan de García apunta también a humo.