Opinión
Mónica García escurre el bulto ante la falta de sanitarios
El deterioro de la sanidad sigue imparable
Transcurre el tiempo y el deterioro de la sanidad sigue imparable. Los últimos datos del informe WAIT, que elabora la consultora Iqvia por encargo de la patronal farmacéutica europea, han vuelto a destapar el escandaloso retraso que sufren los pacientes para acceder a los nuevos medicamentos que llegan al mercado. Lo hacen de media, en concreto, 661 días después de que la Agencia Europea del Medicamento les da el visto bueno, pero su llegada efectiva se dilata aún más por culpa de una maraña de barreras burocráticas de difícil justificación sanitaria. En el caso de los fármacos oncológicos, la demora media es de 725 días.Una vergüenza de muy difícil justificación, por más que el Ministerio de Sanidad y sus altos cargos busquen argumentos para quitarle peso.
También lo es la inactividad manifiesta de la ministra Mónica García para paliar, en lo que está de su parte, otro de los graves problemas que le ha tocado gestionar, como miembro de la cuota de Sumar en el Gobierno de Pedro Sánchez. Se trata de la falta de profesionales, que será este verano especialmente aguda por el retraso formativo que acumulan los MIR por culpa de la pandemia de Covid-19. En lugar de coger el toro por los cuernos, buscar fórmulas imaginativas con los residentes, negociar con Educación una homologación de sanitarios extracomunitarias y planificar desde ya mejoras que hagan atractiva la atención primaria y el ejercicio en España, la ministra ha optado por ponerse de perfil y transferir la culpa de lo que ocurra y las iras de los pacientes a las autonomías, ahora mayoritariamente en manos del PP. La instrumentalización de la Sanidad por parte de García es la única competencia que parece ejercer con maestría la activista miembro de un partido sin apenas apoyos.
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