Oftalmología
Ojo seco: por qué no usar aire acondicionado ni ventilador
La llegada del calor aumenta «per se» la evaporación de la película lagrimal
Las temperaturas elevadas pueden afectar la salud ocular, ya que contribuyen a la evaporación de las lágrimas, resecando el ojo y causando molestias e irritación. Y, puede incluso producir dificultad a la hora de enfocar y en algunos casos «producir queratitis», explica el doctor Carlos Vergés, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospitalario Universitario Dexeus de Barcelona.
Eso es porque en los pacientes con ojo seco el tiempo de ruptura de la película lagrimal es más corto que en el resto y las altas temperaturas dejan el epitelio corneal y conjuntival expuesto.
Pero no solo el calor produce sequedad ocular. Por las altas temperaturas, se abusa más del aire acondicionado y de los ventiladores. El primero acelera la evaporación de las lágrimas, ya que reseca el ambiente. En el caso de los ventiladores, «estos no tienen el efecto de reducir la humedad ambiental, «pero sí de ocasionar un flujo de aire que ocasiona efectos similares: la rápida evaporación de la película lagrimal», precisa.
Y cuando «se evapora –prosigue–, se produce un descenso en la temperatura de la superficie ocular y se activan los receptores que controlan la temperatura, generando una señal de molestia tipo “cuerpo extraño”, como si nos hubiera entrado algo en los ojos».
Esta situación empeora si trabajamos mirando la pantalla del ordenador durante un tiempo prolongado, ya que se suele reducir el parpadeo.
Al mismo tiempo, la evaporación de la lágrima reduce la capacidad de lubricar la superficie ocular, lo que genera la sensación de “roce” en el parpadeo. «Esta fricción de los párpados sobre el ojo se suma a la activación de los nervios de la córnea y genera más molestias o incluso dolor», incide.
También puede hacer que el paciente vea borroso, y que le cueste enfocar más los objetos, «especialmente las pantallas de ordenador, lo que dificulta el trabajo y provoca mayor cansancio o fatiga ocular» que puede producir también dolor de ojos y de cabeza.
Además, «con el calor y el sol, se produce un estrés importante sobre la superficie ocular, se dañan las células de los epitelios conjuntival y corneal, afectándose la respuesta inmunológica, lo cual favorece la aparición de infecciones», explica el especialista. Por eso durante el verano hay una «mayor incidencia de conjuntivitis, así que su presencia nos indica que hay que proteger mejor los ojos», destaca el doctor.
Por todo ello, en esta época es importante aumentar la frecuencia de uso y la calidad de las lágrimas artificiales y puede ser necesario añadir geles o pomadas lubricantes oculares. También es recomendable el uso de gafas de sol grandes.
«En épocas estivales, con calor y sol, lo más recomendable es acordarse de que hay que proteger la piel y los ojos, muy especialmente en las personas que ya sufren problemas oculares, como ojo seco o alteraciones de la retina y por ello es preciso consultar al oftalmólogo para que nos recomiende en cada caso qué debemos hacer para evitar que estas enfermedades se agraven», incide el doctor.
En el caso aislado de las altas temperaturas, la mejor protección, según Vergés, «es evitar los aires acondicionados y ventiladores, pero si no podemos evitarlos, recomendamos utilizar lágrimas artificiales, especialmente las que tienen en su formulación ácido hialurónico de cadena larga o alto peso molecular, ya que además de lubricar la superficie ocular, tienen efecto antiinflamatorio y ayuda a regenerar las células dañadas por la sequedad».
Con el sol y el calor, se afecta la calidad de la película lagrimal, se evapora con mayor rapidez y para evitar o retrasar la evaporación, es fundamental hidratarse correctamente. Es decir, que hay que hidratarse bien para nuestra salud en general, pero además, «para que tengamos una lágrima de mejor calidad y reducir la sequedad», añade el experto.
En el caso de la protección solar, Vergés recuerda que «es fundamental utilizar gafas con filtros ultravioleta para evitar que las radiaciones solares dañen los tejidos de los párpados y ojos. Las gafas deben tener una montura suficientemente grande para proteger los párpados, ya que su piel es la más delicada del cuerpo y hay que evitar la acción directa del sol. Por otra parte, la radiación solar, es muy nociva para los tejidos del ojo, desde su superficie hasta su interior, en la retina».
Así, «en la superficie del ojo, se daña la córnea y la conjuntiva, ocasionando queratitis, inflamación del epitelio que ocasiona dolor ocular y mala visión. En el interior del ojo, cuando la radiación solar alcanza la retina y muy especialmente la mácula, puede ocasionar graves problemas que afectan a la visión, agravando las degeneraciones maculares en aquellas personas que padecen este tipo de enfermedades», añade.
Recomendaciones
►Durante esta época hay que aumentar la frecuencia de las lágrimas artificiales.
►Es importante utilizar gafas de sol grandes con filtros ultravioleta.
►Hay que mantenerse hidratado para la salud ocular.
►Evitar el uso de aire acondicionado o ventilador.
►Para evitar infecciones oculares, es mejor no compartir la toalla con otras personas.
►Frente al cloro, es recomendable usar gafas de natación y lavarse los ojos después del baño.
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