Día Mundial
¿Qué hay que comer para reducir el riesgo de alzhéimer?
No existen alimentos «milagro» eviten el deterioro cognitivo, pero sí patrones de alimentación que ayudan a ello
Comer bien, dormir lo suficiente y evitar el sedentarismo. Este triángulo de la salud está más que demostrado y también resulta determinante cuando hablamos de patologías neurológicas como el alzhéimer. Aunque son frecuentes los estudios que apuntan a las capacidades «mágicas» de algunos alimentos, lo cierto es que hay que ponerlos en barbecho, «porque es difícil demostrar esa relación causa-efecto.
No existen productos milagrosos que por sí mismos logren evitar la enfermedad o detener su progresión una vez que aparece. Sin embargo, eso no quiere decir que la dieta no resulte un factor clave a la hora de prevenir esta patología, pues sabemos a ciencia cierta que cumple un papel fundamental», advierte Gurutz Linazasoro, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La clave está, según apunta el portavoz de la SEN, «en seguir un patrón de alimentación adecuado de forma general, y eso se traduce, tal y como sí ha demostrado la evidencia científica, en dar prioridad a la dieta mediterránea, al denominado plato de Harvard o a la denominada dieta mind, pues en estos casos se ha visto que mejoran la salud cerebrovascular y, por tanto, se reduce el riesgo de sufrir patologías como el alzhéimer u otros deterioros cognitivos».
En este sentido, Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), asegura que «tanto la dieta mediterránea como la dash han demostrado efectos beneficiosos sobre el riesgo cerebrovascular. Y la mind no es más que una fusión de ambas, sobre todo dirigida a poblaciones con hábitos muy alejados de los anteriores. Plantea una alimentación basada mayoritariamente en productos de origen vegetal, con especial énfasis en incluir el consumo de arándanos, frutos secos y aceite de oliva virgen extra, que no formaban parte de los productos habituales de consumo en el grupo de población objeto del estudio», explica.
Las recomendaciones generales de esta dieta no se apartan de lo que, desde la SEEN, ya recomiendan como menú saludable, pero, además, hay que incluir «verduras de hoja verde (por lo menos seis porciones a la semana), otras verduras (por lo menos una ración al día), cereales integrales, pescado (al menos una vez a la semana), carne de ave (dos porciones a la semana) y legumbres (tres raciones semanales)», aconseja Botella.
Si para prevenir resulta clave, una vez diagnosticada la enfermedad, la dieta también es crucial. «Ante un diagnóstico precoz siempre aconsejamos dieta mediterránea», asegura Linazasoro. Y así lo ratifica la SEEN, en cuya web hay un programa formativo para familiares y cuidadores. Te puede interesar: Esta dieta 'marca España' retrasa el alzhéimer y rejuvenece el cerebro 18 años según la ciencia
En fases más avanzadas, «donde es habitual que aparezca la falta de apetito y haya un mayor descontrol de las ingestas, lo más recomendable es adaptar el menú a las características individuales de cada caso, sin olvidar que hay que comer de todo. No existen alimentos prohibidos», afirma el portavoz de la SEN. Sin embargo, Botella insiste en que hay que «reducir o evitar el consumo de carnes rojas, dulces, quesos muy grasos o mantequillas y margarinas».
Protocolo frente a la desnutrición
Se estima que entre el 20% y el 40% de los pacientes con enfermedad de Alzheimer sufre pérdida de peso y que el 80% está en riesgo de desnutrición. «Es habitual que aparezcan problemas de deglución, lo que dificulta la alimentación. En estos casos suele ser necesario optar por suplementos nutricionales o batidos proteicos que garanticen la ingesta adecuada de nutrientes, ya que la propia enfermedad también consume muchas calorías», advierte Linazasoro.
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