Tribuna

Sarcopenia, ¿enfermedad o evolución?

«A medida que las personas envejecen, la pérdida de masa muscular aumenta»

A partir de los 40 años se pierde masa muscular a una velocidad del 8% por década
A partir de los 40 años se pierde masa muscular a una velocidad del 8% por décadaFREEPIKLA RAZÓN

Sarcopenia es un término no familiar, poco conocido, pero que se ha convertido en una preocupación creciente, sobre todo en la Geriatría. Por cierto, especialidad médica infradotada porque, entre otras cosas, existen escasas plazas de especialización en nuestro país cuando el 30% de los españoles (y en la Comunidad Europea) ya son mayores de 60 años.

Esta llamada sarcopenia se caracteriza por la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular que afecta de manera muy significativa a la calidad de vida de las personas, sobre todo las mayores, aunque no en exclusiva, que influye de forma clara en su independencia y que aumenta el riesgo de caídas, fracturas, etc.

Pero ¿qué es la sarcopenia? Se trata de un término que proviene del griego «sarx», que significa carne, y «penia», que implica pérdida, con lo cual describe así una pérdida de masa muscular esquelética y que se caracteriza, como ya hemos comentado, no solo por una disminución de la cantidad de músculo sino también por una reducción de la fuerza y la funcionalidad muscular que afecta a la calidad de vida y que hace que se aumente la fragilidad, la discapacidad y la dependencia. Se produce más en mujeres.

Es verdad también que el proceso de envejecimiento (que no es una enfermedad sino una evolución), comporta una serie de cambios fisiológicos (cronicidad) a nivel de diversos órganos y sistemas del cuerpo humano. Concretamente, a nivel del tejido muscular esquelético ocurre lo que ya hemos descrito y que debe de ser diagnosticado, controlado y tratado.

Diversas actuaciones contribuyen a su aparición como la menor actividad física, la malnutrición, la existencia de cambios hormonales (hormonas sexuales, hormonas del crecimiento, vitamina D) y cambios bioquímicos y genéticos ya conocidos. Dentro de la clasificación existe lo que se denomina sarcopenia primaria, que es la pérdida de masa y función del músculo esquelético que ocurre dentro del proceso de envejecimiento y sarcopenia secundaria debido a la presencia de una enfermedad o medicaciones adyacentes.

El cuerpo humano está formado por más de 600 músculos esqueléticos que constituyen alrededor del 40% del peso corporal. Si se excluye el agua, hay que saber que el 80% del peso del músculo son proteínas, que en los músculos se encuentran alrededor del 50% de las proteínas totales del cuerpo, por tanto, las dos funciones fundamentales del músculo esquelético son: la movilidad y la regulación de las proteínas.

Saber que a partir de los 40 años todas las personas empiezan a perder masa muscular a una velocidad del 8% por década, tasa que se acelera a partir de los 70 años. La pérdida de fuerza resulta aun mayor, pues será de tres a 4% al año a partir de los 50 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por cierto, pasando un momento crítico como institución en su existencia por el abandono de Estados Unidos y Argentina entre otros debido fundamentalmente a la monopolización de Rusia en esta organización (presidente de Etiopía), ha reconocido a la sarcopenia como una enfermedad que tiene una relevancia clínica e influencia directa en la capacidad y dependencia de los adultos mayores. Este reconocimiento resulta muy importante, ya que pone de relieve cómo abordar la sarcopenia con estrategias de prevención y de tratamiento adecuadas, aunque es de base una evolución, no una enfermedad como tal en la llamada primaria.

Como ya hemos comentado, a medida que las personas envejecen, la pérdida de masa muscular se convierte en un proceso natural, sin embargo, en casos de sarcopenia esta pérdida es mucho más profunda y produce una disminución marcada de generar fuerza (dependencia).

La etiología de la sarcopenia es multifactorial, en donde están involucrados aspectos muy variables entre los que destacan hormonales, nutrición, sedentarismo y procesos inflamatorios crónicos, entre otros, lo que se traduce en la afectación de la regeneración y de la reparación.

Las causas fundamentales de la sarcopenia en personas de edad avanzada (nunca se debe de llamar ancianos o viejos) son: envejecimiento natural; inactividad física; factores genéticos; alimentación inadecuada; enfermedades crónicas y alteraciones hormonales.

En definitiva, la mejor forma de tratar la sarcopenia es prevenirla, por eso precisa de una estrategia basada en la evidencia científica: dieta saludable rica en proteínas, ejercicio físico bien estructurado (rehabilitación profesional), suplementación, proteínas, vitamina D, etc. Así, respondiendo al título que hemos puesto en esta colaboración, decir que fundamentalmente la sarcopenia es una evolución, que cuando se establece hay que tratarla correctamente, que no hay que mezclar envejecimiento y evolución con enfermedad. Que es más frecuente de lo que se dice, que hay que aumentar por tanto la especialidad de Geriatría, que está infravalorada en plazas y formación en nuestro país, que tiene que estar en la cartera de servicios nacional y que hay que hacer unas campañas de divulgación (no propaganda) correctas, ya que las personas de edad avanzada van a ser más pronto que tarde numéricamente las más importantes de España-Europa. Basta ya.