Investigación
Un técnica con ultrasonido mejora la supervivencia en el cáncer cerebral más letal
Aumentó en un 40% la de 34 pacientes con glioblastoma en un ensayo clínico al facilitar la entrada de quimioterapia en el cerebro
El glioblastoma, el tumor cerebral maligno más frecuente y mortal, sigue siendo, a día de hoy, una enfermedad devastadora. La supervivencia media tras el diagnóstico ronda los 14-16 meses y solo un 5,5% de los pacientes supera los cinco años. Incluso después de la cirugía, las células residuales suelen provocar la reaparición del tumor. Por ello, cualquier mejora en la eficacia del tratamiento es especialmente relevante.
Es es el caso de nueva estrategia terapéutica que consiste en combinar la quimioterapia estándar con ultrasonido focalizado guiado por resonancia magnética -una técnica diseñada para abrir temporalmente la barrera hematoencefálica- y que mejora de forma notable la supervivencia de los pacientes. Así lo ha demostrado un ensayo clínico con 34 pacientes dirigido por la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) cuyos resultados se publican en The Lancet Oncology.
Los voluntarios recibieron ultrasonido focalizado antes de la administración del fármaco quimioterápico temozolomida. Según los datos, la mediana de supervivencia libre de progresión fue de casi 14 meses, frente a los ocho meses registrados en un grupo de control comparado retrospectivamente. La supervivencia global superó los 30 meses, casi un 40% más que los 19 meses del grupo control. "Nuestros resultados son muy alentadores. Abrir la barrera hematoencefálica para facilitar la quimioterapia podría aumentar significativamente la supervivencia", subraya el neurocirujano Graeme Woodworth, investigador principal del ensayo.
Una vía de acceso al cerebro
La clave del avance radica en sortear la barrera hematoencefálica, un sistema de protección que impide que la mayoría de las sustancias presentes en la sangre - incluidos muchos fármacos- lleguen al tejido cerebral. En el caso de la temozolomida, se calcula que menos del 20% logra atravesarla, lo que reduce su eficacia. La técnica probada consiste en inyectar microburbujas en el torrente sanguíneo y aplicar ultrasonido focalizado sobre áreas concretas del cerebro. Las vibraciones generadas abren temporalmente la barrera, permitiendo que la medicación acceda con mayor facilidad al tumor.
El ensayo aporta, además, una prueba de concepto relevante: al abrir la barrera hematoencefálica, fragmentos de ADN tumoral y otros biomarcadores pudieron detectarse en sangre a través de una biopsia líquida. Hasta ahora, este tipo de análisis no era útil en cáncer cerebral porque esos componentes no alcanzan el torrente sanguíneo. Según el estudio, los cambios en estos biomarcadores se correlacionaron con la evolución de los pacientes, lo que podría facilitar un seguimiento menos invasivo y más preciso en el futuro.
El trabajo forma parte de más de una década de investigaciones preclínicas y clínicas que han demostrado que el procedimiento puede realizarse de forma segura. En estudios previos, también publicados por el mismo equipo, se empleó un dispositivo comercialmente disponible (Exablate Neuro) para confirmar la viabilidad de esta apertura temporal de la barrera en pacientes con tumores cerebrales, sin efectos adversos graves relacionados con la técnica.
Si estas investigaciones confirman los resultados, la técnica podría convertirse en una herramienta complementaria al tratamiento estándar e incluso abrir la puerta a terapias completamente nuevas. Por ahora, el ultrasonido focalizado no es un tratamiento aprobado para el glioblastoma, pero los datos publicados apuntan a una línea terapéutica que, por primera vez en años, ofrece un resquicio de esperanza en una enfermedad con opciones limitadas y mul mal pronóstico.