Investigación
El trasplante de materia fecal, no tan inocuo como se pensaba
Expertos alertan de las consecuencias no deseadas y su efecto duradero en los receptores
El intestino alberga un complejo ecosistema de comunidades microbianas. Se estima que unos 100 billones de bacterias de unas 500 o 1.000 especias habitan esta parte del organismo.
Una dieta variada, rica en frutas y verduras y baja en ultraprocesados es indispensable para mantener la salud de nuestra microbiota. También un descanso adecuado, realizar ejercicio y hacer un uso responsable de los antibióticos. Pero, un sistema inmune debilitado o una infección pueden hacer que sea necesario tomar antibióticos para erradicar los gérmenes patógenos y que la microbiota se vea dañada derivando en diarrea infecciosa, por ejemplo.
Es aquí donde los trasplantes de microbiota fecal se han considerado un posible tratamiento para restaurar la flora intestinal en este caso, así como para otras enfermedades inflamatorias intestinales. También frente a la obesidad, diabetes tipo 2 o hasta el autismo.
Sin embargo, una nueva investigación publicada por la Universidad de Chicago advierte contra el uso generalizado del trasplante de materia fecal debido a las posibles consecuencias no deseadas y su efecto duradero en la salud de los receptores.
El trasplante de materia fecal consiste en transferir microbios presentes en las heces de una persona sana a una enferma, con la esperanza de restablecer un equilibrio en el microbioma intestinal. Pero dado que las heces contienen principalmente microbios anaeróbicos del colon (es decir, que no toleran el oxígeno), el trasplante de materia fecal puede causar desequilibrios en el ecosistema intestinal cuando estas bacterias colonizan el intestino delgado y otras partes del sistema digestivo.
En experimentos con ratones y estudios con muestras de tejido humano, los investigadores que llevaron a cabo el nuevo estudio observaron que los microbios anaeróbicos del colon no solo colonizaron el intestino delgado tras un solo trasplante, sino que persistieron allí durante meses. Estos microbios también modificaron sus nuevos entornos intestinales para su beneficio, transformándolos de maneras que provocaron cambios en el metabolismo, el comportamiento y el equilibrio energético del receptor.
«Creo que esto es una especie de llamada de atención para el campo: quizá no deberíamos introducir a la ligera microbios del intestino grueso en diferentes partes del intestino que no deberían estar ahí», afirma Orlando (Landon) DeLeon, investigador postdoctoral en la Universidad de Chicago y autor principal del nuevo estudio, publicado en «Cell».
«Si diseñamos buenas terapias, debemos ser conscientes de la importancia de adaptar la microbiota regional a sus entornos adecuados, para así ofrecer mejores beneficios para la salud en general», añade.
El trasplante de materia fecal está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) únicamente para el tratamiento de infecciones recurrentes por Clostridium difficile, una bacteria que suele causar síntomas gastrointestinales graves e inflamación en pacientes hospitalizados que han recibido antibióticos.
Tras el éxito en el tratamiento de pacientes con C. diff , muchos médicos se han mostrado interesados en utilizar el trasplante de materia fecal para tratar otras afecciones digestivas. Los investigadores comprenden que la salud del microbioma intestinal puede afectar a todos los órganos y sistemas vitales del cuerpo, por lo que la idea es que reemplazar un microbioma intestinal «enfermo» por uno «sano» podría solucionar el problema de una sola vez.
Sin embargo, el intestino no es simplemente un entorno consistente con la misma microbiota en todas partes. «Hay microbios a lo largo de todo el tracto intestinal, y nosotros solo estudiamos predominantemente el último tercio (el colon). Entonces, ¿cómo se puede esperar que un trasplante de materia fecal, con microbios de un tercio del tracto intestinal al final, repare el resto del intestino?», se preguntó el investigador.
Los efectos constatados en los ratones
Para evaluar los efectos del trasplante de materia fecal en diferentes partes del intestino, los investigadores administraron a unos ratones un trasplante de microbios extraídos del «yeyuno», la primera porción del intestino delgado. A otro grupo se le administró materia fecal estándar y a un tercer grupo se le dio un trasplante del material del colon ciego, que contiene una mezcla de microbios del intestino delgado y del grueso.
Las pruebas demostraron que los microbios de cada uno de estos trasplantes colonizaron la totalidad del tracto intestinal de los ratones, no solo sus nichos. Esto generó desajustes regionales que persistieron hasta tres meses después de un solo trasplante. Los microbiomas alterados también modificaron la producción de metabolitos en cada zona intestinal, lo cual puede tener efectos sobre la salud del huésped.
Los investigadores observaron cambios en el metabolismo hepático, incluyendo la actividad de genes asociados con la función inmunitaria. También vieron diferencias en los hábitos alimentarios, la actividad y el gasto energético.
El hallazgo más sorprendente fue que la presencia de microbios inadecuados en el lugar equivocado transformó la identidad del tejido para hacerlo más adecuado para ellos.