Cáncer

Las vacunas contra el cáncer avanzan con fuerza: así se clasifican las que ya se aplican y las que vienen en camino

Este tipo de terapias no solo se han convertido en una herramienta habitual dentro del tratamiento oncológico, sino que además están abriendo el camino hacia avances tan esperanzadores como las vacunas contra el cáncer

Las vacunas contra el cáncer avanzan con fuerza: así se clasifican las que ya se aplican y las que vienen en camino.
Las vacunas contra el cáncer avanzan con fuerza: así se clasifican las que ya se aplican y las que vienen en camino.istock

En los últimos años, los tratamientos contra el cáncer han experimentado una transformación profunda. Este cambio se debe en gran medida a la incorporación de estrategias innovadoras, entre las que destaca la inmunoterapia. Este tipo de terapias no solo se han convertido en una herramienta habitual dentro del tratamiento oncológico, sino que además están abriendo el camino hacia avances tan esperanzadores como las vacunas contra el cáncer.

El desafío de crear vacunas contra el cáncer

Las vacunas tradicionales, las que se utilizan para prevenir enfermedades causadas por virus o bacterias, se basan en un principio relativamente sencillo: exponer al organismo a una versión inofensiva o fragmentada del patógeno para que el sistema inmunitario “aprenda” a reconocerlo mediante sus antígenos y pueda desarrollar defensas específicas. Estas vacunas tienen una función fundamentalmente preventiva, ya que resultan más eficaces cuando se aplican antes de la infección.

En el caso del cáncer, la situación es más compleja. Aunque el objetivo sigue siendo “entrenar” al sistema inmunitario para que identifique y elimine las células dañinas, la gran diferencia radica en que las células cancerosas no provienen de agentes externos, sino de nuestros propios tejidos. Por ello, como explica el Instituto de Investigación del Cáncer del Reino Unido, el sistema inmune tiene dificultades para reconocerlas como una amenaza, ya que conservan muchas de las características de las células sanas.

A pesar de este obstáculo, los avances científicos han permitido desarrollar distintas estrategias que estimulan la respuesta inmunitaria y ayudan al organismo a combatir el cáncer con mayor eficacia.

Vacunas preventivas

Aunque no son el primer tipo de vacuna que viene a la mente al hablar del cáncer, algunas inmunizaciones sí pueden prevenir ciertos tumores al evitar infecciones virales que aumentan el riesgo de padecerlos.

El ejemplo más claro es la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que logra prevenir más del 90% de los cánceres asociados a este virus, incluyendo los de cuello uterino, pene, ano y garganta, entre otros.

Vacunas terapéuticas

A diferencia de las preventivas, las vacunas terapéuticas se administran cuando el cáncer ya está presente. Dado que los tumores surgen de células del propio cuerpo, los científicos buscan identificar marcadores específicos que permitan al sistema inmunitario diferenciar las células tumorales de las sanas. En muchos casos, se trata de proteínas que las células cancerosas producen en cantidades anormalmente elevadas.

Un ejemplo de este tipo de vacuna es la sipuleucel-T, aprobada en Estados Unidos desde 2010 (aunque no en otros países como España). También destacan la BNT116, actualmente en ensayos contra el cáncer de pulmón, y la ELI-002 2P, en desarrollo para tratar tumores de páncreas y colon.

De forma interesante, se ha observado que algunas vacunas diseñadas para otras enfermedades pueden potenciar la respuesta inmune frente al cáncer. Un estudio reciente publicado en la revista Nature demostró que las vacunas contra la COVID-19 podrían mejorar la capacidad del sistema inmunitario para combatir ciertos tumores cuando se combinan con terapias inmunológicas. De manera similar, la vacuna BCG utilizada contra la tuberculosis forma parte del tratamiento estándar para el cáncer de vejiga.

Vacunas personalizadas

El enfoque más prometedor actualmente es el de las vacunas personalizadas de neoantígenos, una tecnología todavía en desarrollo. Estas vacunas buscan entrenar al sistema inmune para que reconozca proteínas específicas derivadas de mutaciones presentes solo en las células cancerosas.

Varios de estos prototipos se encuentran ya en fases de prueba. Entre ellos destaca Enteromix, conocida como la “vacuna rusa”, que —según las autoridades del país— ha mostrado una eficacia del 100% en estudios preclínicos realizados en cultivos celulares y modelos animales.