
Congreso de la Asociación Europea de Medicina Nuclear
Vinculan un tipo de grasa visceral con el cáncer de endometrio agresivo
Nuevos hallazgos indican que la agresividad de la enfermedad puede estar determinada no solo por la cantidad, sino también por su actividad metabólica

Si bien la obesidad es un factor de riesgo reconocido para el cáncer de endometrio, nuevos hallazgos indican que la agresividad de la enfermedad puede estar determinada no solo por la cantidad de grasa visceral, sino también por su actividad metabólica.
Así lo ha demostrado una investigación presentada ayer en el 38º Congreso Anual de la Asociación Europea de Medicina Nuclear, que tiene lugar hasta el miércoles en Barcelona.
La grasa visceral es la que rodea los órganos internos y, en mayor medida que la grasa subcutánea, influye en el metabolismo y la inflamación.
Para llegar a esta conclusión investigadores del Hospital Universitario Haukeland y de la Universidad de Bergen analizaron tomografías PET/TC de 274 mujeres con cáncer de endometrio, midiendo la captación de glucosa en la grasa visceral como indicador de actividad metabólica. Descubrieron que las mujeres con mayor actividad metabólica (evaluada mediante la captación promedio de glucosa en el tejido adiposo visceral) tenían más probabilidad de presentar esta enfermedad en estadio avanzado así como metástasis ganglionares.
«Una mayor actividad metabólica en la grasa visceral se asoció significativamente con estadios más avanzados del cáncer y la presencia de metástasis en los ganglios linfáticos –explica el autor principal, Jostein Sæterstøl–. Cabe destacar que no observamos una correlación sólida entre el volumen de grasa visceral y su actividad metabólica, lo que sugiere que el vínculo con la agresividad de la enfermedad no solo está relacionado con la cantidad de grasa, sino también con su actividad biológica».
«La asociación entre un mayor metabolismo de la grasa visceral y la agresividad de la enfermedad probablemente se deba a múltiples mecanismos», afirmó Sæterstøl. «La inflamación crónica de la grasa visceral puede liberar citocinas y ácidos grasos que promueven el crecimiento tumoral y la evasión inmunitaria. También se sabe que la inflamación induce resistencia a la insulina, otro factor de riesgo para la progresión del cáncer. Además, las moléculas de señalización conocidas como adipocinas y la interacción entre el tejido graso y las células tumorales pueden favorecer su propagación, en particular a los ganglios linfáticos».
La medición del metabolismo de la grasa visceral mediante PET/TC aún no está lista para su uso clínico rutinario debido a las dificultades técnicas y la variabilidad, especialmente dada la baja señal de captación en el tejido adiposo. Sin embargo, enfoques futuros, como análisis de imagen estandarizados, técnicas PET cuantitativas avanzadas e inteligencia artificial, podrían ayudar a identificar pacientes de alto riesgo, orientar las decisiones terapéuticas y monitorizar la progresión de la enfermedad.
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