Salud
El virus que podría paralizar España: «Si llega, provocaría una catástrofe económica para nosotros»
El mayor laboratorio de bioseguridad de España investiga virus como la peste porcina africana para evitar una posible crisis en el futuro
En un municipio al unos 30 kilómetros al norte de Madrid, se encuentra el centro que podría ser clave para evitar las futuras crisis sanitarias y sus consecuencias económicas. El Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), ubicado en Valdeolmos es el laboratorio de mayor bioseguridad de España, y también uno de los pocos de este nivel en toda Europa. Con más de 10.000 metros cuadrados y un equipo de más de 150 especialistas, allí se estudian los patógenos más peligrosos del planeta, tanto para los animales como para los seres humanos.
«Esto es como una ciudad dentro de un nivel 3 de contención biológica», asegura Noemí Sevilla, directora del centro, en declaraciones al programa Hora 25 (Cadena SER). Y no es una exageración. Para entrar en el laboratorio, los protocolos son tan estrictos que el equipo de periodistas que acudió tuvo que permanecer una semana completa en aislamiento, con el fin de evitar cualquier riesgo de contaminación externa.
Uno de los mayores focos de preocupación actual es la Peste Porcina Africana (PPA), un virus de alta propagación que ya ha alcanzado países como Alemania o Italia tras su irrupción en Europa desde el Cáucaso, en 2007. El CISA es el laboratorio de referencia nacional para estudiar este patógeno, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para el sector ganadero español.
La propia Sevilla advierte de que «la peste porcina africana es un virus que causa una mortalidad muy alta» en los animales. Y añade que «si llegara a introducirse en España, se provocaría una catástrofe económica para nosotros». En concreto, detalla que la PPA (causada por un virus de la familia Asfarviridae) presenta cuadros de síntomas agudos en los cerdos que la contraen. Estos derivan en niveles de mortalidad y morbilidad cercanos al 100%, según recoge el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
No es de extrañar que el centro haya intensificado sus esfuerzos frente a esta amenaza. En sus instalaciones se trabaja a diario con altos niveles de contención biológica, no solo por la peligrosidad del virus, sino también por la rapidez con la que puede traspasar fronteras. Desde su origen en el Cáucaso, la enfermedad se extendió por el sur de Rusia, y más tarde a países como Ucrania y Bielorrusia, antes de llegar al corazón de Europa.
En qué se diferencian la peste y la gripe porcina
La peste porcina y la gripe porcina son enfermedades distintas, aunque a veces se confunden porque ambas afectan a los cerdos. Sin embargo, no las causa el mismo agente. Como hemos visto, la peste porcina africana la provocan los virus ADN de la familia Asfarviridae. Mientras, la gripe porcina (o Influenza porcina), está provocada por virus ARN del tipo Influenza A.
Además, la PPA no tiene vacuna ni tratamiento eficaz, pero no se transmite a los humanos. Sin embargo, la gripe porcina puede mutar y transmitirse a humanos, como ocurrió en la pandemia de 2009. Por contra, sí existen vacunas y tratamientos antivirales, ya que sí puede infectar a personas, especialmente si están en contacto con animales. En cuanto a la transmisión, la peste porcina se transmite entre cerdos por contacto directo, restos de comida contaminada o garrapatas. Es muy contagiosa entre animales. En el caso de la gripe porcina, se transmite entre cerdos igual que la gripe humana: por gotas respiratorias.
Los humanos no se enferman de peste porcina africana, pero en los cerdos los síntomas son fiebre alta, hemorragias internas, pérdida de apetito y muerte súbita. En el caso de la gripe porcina, puede provocar tos, estornudos, fiebre y debilidad, aunque es menos mortal por lo general.
La peste porcina puede generar un gran impacto económico, sobre todo en países con mucha producción porcina (como España). Los brotes pueden causar sacrificios masivos y pérdidas millonarias. Por su parte, la gripe porcina, además del impacto en animales, puede provocar brotes o pandemias en humanos.
Ciencia, una muralla invisible
El trabajo que se realiza en el CISA va más allá de la ciencia: es una línea de defensa silenciosa. En un mundo globalizado, donde el tránsito de mercancías y animales es constante, la bioseguridad se convierte en una herramienta crucial para frenar pandemias antes de que aparezcan.
Cada investigador, cada técnica y cada medida adoptada en este laboratorio madrileño puede suponer la diferencia entre un brote aislado y una emergencia sanitaria. Por eso, desde dentro, su directora no duda en lanzar un mensaje claro: «Es más importante que nunca investigar acerca de la enfermedad y de cómo contenerla para evitar pérdidas que podrían ser millonarias».