Sociedad

Cuando la casa no es un lugar seguro

Hemos vivido confinados demasiado tiempo. El peligro está ahí fuera, pero eso no quiere decir que el día a día sea más tranquilo, ni siquiera más seguro dentro... al menos para algunos

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InfografíaJosé Maluenda

En medio de esta tragedia, que se ha cobrado ya la vida de como poco 30.000 personas en nuestro país, se dan consecuencias sobrevenidas propias de nuestra condición de ciudadanos recluidos por orden de la autoridad. En paralelo a la restricción de nuestra libertad de movimientos se da el caso de que la existencia se encuentra cercenada entre unos cuantos metros, el hogar. Lo habitual es que familias de padres e hijos, muchos pequeños, sumen ya un número de días y horas de convivencia extraordinaria. Y eso puede derivar en una falsa sensación de seguridad y, por ende, de relajación. ¿Qué puede ocurrir entre cuatro paredes cuando los progenitores comparten espacio con su prole a todas horas? Pues, pueden ocurrir imprevistos, incluidos los desagradables, los sustos. Un estudio del comparador Acierto.com concluye que más de la mitad de los accidentes infantiles ocurre en casa (54%), luego las posibilidades en tiempos de clausura crecen y parece lógico apelar a un redoble en la atención. Las estadísticas generales refrendan que el entorno doméstico no está exento de contratiempos e infortunios. Alrededor de dos millones de siniestros se dan anualmente. Nada menos que uno cada 24 segundos, lo que no es baladí. Obviamente, en estos términos no podemos hablar de un territorio hostil ni mucho menos. Sencillamente, toca reconocer una realidad. Dos de cada cinco se producen cuando el pequeño no se encuentra bajo la supervisión de un adulto. O lo que es igual, que existe el espacio y el tiempo para que las cosas puedan torcerse y el sobresalto nos altere estas semanas extrañas. Y además, al susto con los más pequeños le favorecen el albur, la casualidad. El factor que influye en estos accidentes es fundamentalmente el azar (la mitad de los casos). Le siguen los descuidos (19%), la imprudencia (17%) y la intervención de una segunda persona (5%). En cuanto a los tipos, dos de cada cinco incidentes infantiles son caídas –desde la cuna, el cambiador, muebles, escaleras–. O sea que mucho ojo y cero confianzas.