Coronavirus
Ana Céspedes: “Nuestra vacuna puede lograr una respuesta inmune robusta y duradera”
La COO de IAVI trabaja en Nueva York para conseguir fármacos baratos para todo el mundo y ahora en lograr una inmunización para el Covid-19
Ana Céspedes nació en Barrax (Albacete) en 1973 y es madre de una hija. Se doctoró en Farmacia, cursó un Máster en Alta Gestión Sanitara en Arthur Andersen, un MBA en IESE y un Máster de Liderazgo en Transformación Biofarmacéutica en la London School of Economics. Ocupó cargos de alta dirección en multinacionales farmacéuticas hasta que en 2018 la ficharon para dirigir desde Nueva York y a nivel mundial las operaciones de la Iniciativa Internacional de Vacunas contra el Sida (IAVI), una organización que desarrolla y suministra medicamentos baratos para países pobres y que recibe fondos de la Fundación Bill y Melinda Gates, de la Comisión Europea y de los gobiernos de EE UU, Holanda y Reino Unido, entre otros. Acaban de firmar un acuerdo con el gigante farmacéutico MSD para el desarrollo de una vacuna para el Covid-19 y Céspedes se muestra optimista: «En caso de demostrarse eficaz y segura, una dosis podría ser suficiente».
Esta farmacéutica de Albacete nos explica desde Nueva York que «su puesto consiste en lograr que la estrategia de IAVI se ejecute». Y que su «presupuesto está en torno a cien millones de dólares» y «proviene de fuentes público-privadas a nivel mundial». «Uno de nuestros principales financiadores es la Fundación Bill y Melinda Gates. Otro financiador muy importante es el área del desarrollo de ayuda internacional del gobierno americano, la Comisión Europea, el gobierno de Holanda, el área de ayuda internacional de Reino Unido».
Desde principios de año han priorizado el área dedicada a Covid-19. Para desarrollar una vacuna están utilizando «una plataforma tecnológica que se llama VSV, del virus de la estomatitis vesicular, que usa un vector viral y es bastante conocida porque es la que se ha utilizado con éxito para el desarrollo de una vacuna para ébola (aprobada ya por la EMA la FDA)». Céspedes explica con entusiasmo que sus «científicos han conseguido reemplazar una parte del material genético del virus original, una parte no patogénica, con un gen que codifica la proteína de espiga del SARS-CoV-2. Al remplazar esta parte genética, el virus desencadena una respuesta inmune en humanos. De momento estamos en fase preclínica. La ventaja es que hemos conseguido que el virus mantenga la capacidad de replicación. Esto significa que produce una respuesta inmune mucho más robusta y que se espera que sea mucho más duradera con una sola dosis. Además, tiene la ventaja de que se ha utilizado previamente de modo que hay procesos de producción listos que permitirían, en un futuro, que la vacuna se pueda producir a escala suficiente. Otra ventaja es que la estamos investigando en dos vía de administración y una de ellas es oral (la otra es intramuscular)».
Lo que es impredecible es cuándo estará disponible esa vacuna: «Va a haber vacunas como la de ARN mensajero, que es la de Moderna, que probablemente estén disponibles antes, pero quizás no tengan todos los requisitos necesarios en cuanto a duración de eficacia, número de dosis o capacidad para producirse a gran escala. Por eso, necesitamos un abanico de posibilidades: algunas vacunas que lleguen antes con eficacia limitada, pero que sean suficientes, otras vacunas que lleguen más tarde, pero que puedan producir una solución más permanente. El objetivo es tener inmunidad de manera prolongada para toda la población. Y para eso vamos a necesitar muchas vacunas diferentes».
Y esa necesidad, que ya suma 157 candidaturas, tiene una razón que Ana Céspedes explica: «Hay por lo menos ocho cosas que se tienen que considerar: la velocidad, cuándo estará disponible; la seguridad, qué efectos produce; la potencia de la respuesta inmunológica; el número de dosis que se requiere; cuánto dura la inmunidad; la estabilidad; los requerimientos de temperatura; y la capacidad para producirla a gran escala. No hay una sola vacuna que tenga un diez en esos ocho elementos».
Quizá por eso, la carrera internacional por lograr la vacuna de Covid-19 se desarrolla en una poco frecuente modalidad de colaboración más que de competencia. En opinión de Céspedes, «esta patología está transformando cómo se hace la investigación a nivel mundial. Se está trabajando para desarrollar protocolos para los ensayos clínicos conjuntos, se están haciendo colaboraciones para compartir datos y, además, de manera público-privada. En general, no hay ánimo de lucro en este esfuerzo».
Esta experta española, considera que de todas las vacuna en desarrollo, la más avanzada no es «la de Moderna sino la de CanSino. Está ya en fase II, está más adelantada porque la epidemia empezó ahí y han empezado a trabajar antes que el resto. Utilizan una plataforma, un vector viral que no es replicante. Cansino tiene experiencia en desarrollo de vacunas aunque ha tenido algunos problemas de calidad. La siguiente más desarrollada es la de Moderna, que la semana pasada la FDA ha aprobado la fase II ya para cientos de pacientes. Es una vacuna basada en la tecnología de ARN mensajero, con lo que no tienen que producir el virus y es mucho más rápido, pero tiene otras limitaciones: no hay una vacuna aprobada con tecnología de ARN Mensajero o de ADN, es decir, sería la primera. La vacuna de la Universidad de Oxford es otra de las que también está bastante avanzada, está en fase I-II y van muy rápido. Todas ellas son colaboraciones público-privadas: la Universidad de Oxford está con AstraZeneca, Moderna está con el área de enfermedades contagiosas del Instituto de Salud Americano (Niaid) y CanSino está con el Instituto de Biotecnología de Beijing».
En España, donde Céspedes tiene siempre su corazón, «hay grupos de investigación biomédica excelentes con una capacidad tremenda para contribuir de manera sustancial al esfuerzo internacional de desarrollo de vacunas y, por supuesto, de Covid-19. Confío en que estos proyectos de investigación tengan en España el apoyo que necesitan con partidas específicas para este coronavirus como están haciendo otros gobiernos».
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