Coronavirus

El Vaticano: primer estado “Covid-free”

El último de los doce contagiados ha dado negativo este fin de semana, pero el Papa advierte: «No cantemos victoria demasiado pronto»

Tres religiosas saludaban ayer al Papa durante el rezo del Ángelus desde la mítica plaza de San Marcos del Vaticano
Tres religiosas saludaban ayer al Papa durante el rezo del Ángelus desde la mítica plaza de San Marcos del VaticanoAndrew MedichiniAgencia AP

El Estado más pequeño del mundo es el primero que puede dar por controlada la pandemia. Este fin de semana comunicaba oficialmente que «la última persona contagiada en las últimas semanas, también ha dado negativo en Covid-19. Hasta la fecha, no ha habido más casos positivos de coronavirus», confirmaba el director de la Sala Stampa, Matteo Bruni. Lo cierto es que en estos tres meses de emergencia sanitaria en los que Italia ha superado los 235.000 casos confirmados y está a punto de rebasar los 34.000 fallecidos, en la Santa Sede solo se han dado 12 positivos y ningún fallecimiento entre los 835 habitantes censados y los más de 5.000 trabajadores vinculados al Estado más pequeño del planeta.

«¡No cantemos victoria demasiado pronto!», expresaba ayer con una mezcla de preocupación y cautela Francisco durante el rezo del ángelus. Se trata del segundo domingo de desconfinamiento papal en el que se permitía la presencia de fieles en la plaza de San Pedro y la primera semana completa de apertura de la basílica y de los museos vaticanos. Desde los apartamentos pontificios, el Papa instaba a los peregrinos a «seguir las indicaciones que nos dan las autoridades». «Su presencia aquí es una señal de que en Italia la fase aguda de la epidemia está superada, aunque permanece la necesidad de seguir las normas vigentes, porque nos ayudan a evitar que el virus vaya adelante».

Él mismo ha sido el primero en llevar a rajatabla la cuarentena, consciente de ser población de riesgo, tanto por la edad como por tener un solo pulmón desde hace más de cuatro décadas. Es más, también ha trascendido que durante este tiempo ha sido sometido, al menos, a dos pruebas de coronavirus en un margen de tres semanas.

Una gripe que generó alarmas

Y es que, justo cuando se desató la pandemia en Italia, el Papa tuvo que suspender su agenda y sus habituales ejercicios espirituales de cuaresma por una gripe, lo que hizo disparar todas las alarmas. Posteriormente, cuando se supo que un colaborador cercano de la Secretaría de Estado estaba contagiado se extremaron las medidas.

Desde un primer momento, el Vaticano impuso el teletrabajo a sus equipos y cerró a cal y canto la residencia de Santa Marta en la que reside el Papa. Sin embargo, Francisco se negó en todo momento a relajar su actividad. Prueba de ello es, no solo las misas diarias retransmitidas por redes, su Semana Santa confinada o la oración histórica que convocó el pasado 27 de marzo para implorar el fin de la pandemia, sino los encuentros telemáticos mantenidos lo mismo con la canciller alemana Angela Merkel que con el presidente de la República francesa Emmanuel Macron, la renovación y jubilación de obispos de los cinco continentes y la puesta en marcha de reformas como la nueva ley de contrataciones públicas. De la misma manera, el Papa Francisco ha seguido manteniendo reuniones de trabajo con los principales «ministros» vaticanos para coordinar la respuesta de la Iglesia universal a la pandemia. Eso sí, manteniendo las pertinentes distancias de seguridad.