Mutación

“La cepa Covid de los temporeros catalanes ya se extiende por el 50% de Europa”

Hablamos con los investigadores españoles que analizan el “éxito” de propagación de esta mutación del Sars-Cov-2 cuyo origen se remonta a junio en los campos de recolección de Cataluña y Aragón, y que ha llegado hasta Nueva Zelanda. ¿Es más virulenta que otras cepas circulantes?

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Un temporero, con su máscara de protección trabaja en la recolección de fruta en Alcarràs (Lleida).Ramon GabrielEFE

Darío García de Viedma sigue el rastro de la Covid desde que se desató la pandemia hace casi un año. De la zona cero de Wuhan a la llegada a España. Entre los retos de este experto adjunto al servicio de microbiología del Hospital Gregorio Marañón, se encuentra el de la secuenciación genómica del virus, el análisis de sus mutaciones y sus implicaciones. En medio de sus investigaciones hace una pausa para atender a LA RAZÓN y desvelarnos parte de sus resultados: “Este virus tiene la capacidad de adquirir una mutación cada 15 días en las 30.000 posiciones o “piezas” que componen su secuencia genética. Pero no siempre varía la misma, de ahí su dificultad”, revela. Haciendo un cálculo rápido, el Sars-Cov-2 ha tenido la capacidad de adquirir dos mutaciones por mes, es decir, como mínimo unas 20 variaciones, “por este motivo, el virus que está ahora mismo circulando es totalmente diferente al de Wuhan. Esta diversidad no tiene por qué ser siempre relevante, puede haber cambios clave o no. Hay casos en los que afecta a una determinada proteína del cromosoma y esto puede convertirlo en más virulento y transmisible”, dice García de Viedma.

Dr. Darío García de Viedma, investigador del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón
Dr. Darío García de Viedma, investigador del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio MarañónCipriano Pastrano DelgadoLa Razón

De hecho, una de las mutaciones más activas en este momento es una que surgió en España en junio entre los temporeros de Cataluña y Aragón. “Ahora, esta cepa denominada EU1 está descrita como mayoritaria en muchos países europeos. Se calcula que está circulando hasta en un 50% de la población europea”, apunta el investigador. La EU1 fue detectada por primera vez el 20 de junio en España, en siete secuencias, en las zonas de temporeros de Cataluña y Aragón. Un mes después se encontró ya en Reino Unido, más tarde en Suiza e Irlanda y también con posterioridad en Francia, Escocia, Alemania, Suecia e Italia. “Su expansión coincide con la apertura de las fronteras en España -de ahí que también se ha hallado en Hong Kong y Nueva Zelanda- y ahora mismo se está estudiando su agresividad. No hay resultados concluyentes sobre si su capacidad de expansión está influida solo por la variante epidemiológica al haber tenido más oportunidades para propagarse, o si hay algo en ella que la haga tener mayor éxito o resistencia”, añade este experto.

Condiciones de bioseguridad

Una de las mayores dificultades que se ha encontrado García de Viedma, investigador del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón en estos meses ha sido la imposibilidad de cultivar el virus, ya que requiere unas condiciones de bioseguridad muy elevadas. El laboratorio de microbiología del Gregorio Marañón ya ha comunicado a la administración su deseo de poder implementar estas medidas de seguridad en sus instalaciones para avanzar en sus estudios del virus. Pero, ¿por qué es tan peligroso su cultivo? “Supone generar más cantidad del mismo, amplificarlo. Aquí lo que hemos estado haciendo hasta ahora es procesarlo, inactivarlo, para poder trabajar en condiciones seguras. Pero la posibilidad de cultivo supondría un avance significativo. Es muy importante”, aclara.

Según los expertos, esta técnica determinaría la capacidad de viabilidad del virus, su potencialidad de contagio y sería clave para determinar los tiempos de aislamiento de las personas contagiadas. “Es fundamental para diferenciar pacientes contagiosos de los que no lo son. Puede que una persona haya dado un PCR positivo, pero ya no sea contagiosa. Sin embargo, acabamos de desarrollar una técnica que permite esquivar la necesidad de cultivar el virus y aun así ser capaces de determinar su viabilidad y actividad. Se trata de una técnica a partir de unas moléculas que produce el virus cuando está vivo”, relata.

Lo que hasta el momento ya han podido determinar es que la mayor parte de los pacientes que persisten de manera prolongada en positivo por Covid, lo que poseen es una carga residual del virus no activo, “pero hay un perfil determinado de paciente que sí presentan una positividad contagiosa de larga duración. Ahora estamos estudiando a tres pacientes con estas características cuyo historial coincide con inmunodepresión severa y una serie de patologías que justifican su compromiso inmunológico”, relata el experto. Todos estos descubrimientos que se realizan con precisión, pero a pasos de gigante, son los que marcarán nuestras pautas de comportamiento social en los próximos meses.