Sin audiencia

El cara a cara con el Papa: el deseo frustrado de Biden en su gira europea

Aunque el equipo del segundo presidente católico de Estados Unidos buscaba culminar el viaje con una audiencia en el Vaticano, los desencuentros con los obispos norteamericanos podrían haber aguado los planes

El Papa levanta el pulgar en señal de aprobación durante su audiencia general en el Patio de San Dámaso (Vaticano)
El Papa levanta el pulgar en señal de aprobación durante su audiencia general en el Patio de San Dámaso (Vaticano)FABIO FRUSTACIEFE

Pedro Sánchez se tuvo que conformar con un paseíllo de menos de un minuto en su primera toma de contacto con el nuevo presidente norteamericano, Joe Biden. Pero, salvo sorpresa de última hora, el demócrata tendrá que regresar a Washington de su gira europea sin ver cumplido uno de los objetivos clave de su agenda: una audiencia con el Papa.

Para el segundo mandatario católico de la historia de Estados Unidos, su reencuentro con Francisco es de vital importancia, en materia de relaciones internacionales, pero también en lo personal. Si con Donald Trump los vínculos con la Unión Europea se enfriaron y con la OTAN se congelaron, con la Santa Sede se redujeron a una diplomacia de cortesía. El gesto serio permanente de Jorge Mario Bergoglio durante su tú a tú en Roma en mayo de 2017 no era sino el reflejo de los desencuentros previos y posteriores entre la administración republicana y la Santa Sede respecto a temas vitales para el Pontífice argentino en materia de Doctrina Social de la Iglesia, como las migraciones o el cambio climático.

Con Biden, todo ha dado un giro. Prácticamente desde el minuto cero. En los actos de su toma de posesión contó como ‘padrinos’ espirituales con el cardenal arzobispo de Washington, el afroamericano Wilton Gregory, así como del jesuita Leo O´Donovan, rector emérito de Georgetown, ambos cercanos al Santo Padre. Y no solo eso. En cuanto hizo suyo el despacho oval en la Casa Blanca, colocó una foto suya con Francisco. Fue solo el punto de partida de una serie de iniciativas que retomaban la senda del humanismo cristiano que abandera el Papa llegado de América. Francisco no dudó en participar en una cumbre virtual postcovid organizada por Biden y hace unas semanas ambos se sumaron a un concierto solidario en el que defendieron a la par la necesidad de liberalizar de forma temporal las patentes de las vacunas para vencer al coronavirus.

Todo hacía pensar que estos detalles eran poco menos que terreno abonado del presidente católico para que Francisco liberara su agenda de audiencias en cuanto hiciera una solicitud oficial. Al parecer el equipo del mandatario lo habría solicitado, pero se rumorea que la Santa Sede prefiere esperar. ¿El motivo? La tormenta generada en las últimas semanas en el seno del Episcopado de Estados Unidos. Con el presidente de los obispos a la cabeza, el latino José Horacio Gómez, responsable de la archidiócesis de Los Ángeles, un grupo de pastores ha decidido llevar a la Asamblea Plenaria una propuesta de documento en el que se buscaría cuestionar el sacramento de la comunión a aquellos políticos que no vivieran públicamente su fe con coherencia. O lo que es lo mismo, aprobar una condena pública de manera sucinta a Biden, porque en la era Obama siendo él vicepresidente se respaldaron iniciativas proabortistas. La propuesta se ha topado de frente con un nutrido grupo de obispos, entre los que se encuentra Gregory y otros tantos pastores afines al Papa. En medio de esta encrucijada, el presidente demócrata buscaba su cita con Francisco. Una imagen entre ambos de cordialidad justo en medio del debate episcopal, podría levantar todavía más ampollas en el seno de la Iglesia norteamericana más allá de las que ya ha generado después de que la Santa Sede llamara a los obispos a aparcar la cuestión y estos desoyeran el toque de atención.

Acabe en lo que acabe la votación episcopal, de momento Biden se queda sin cita papal. Pero no sin misa. Así lo demostró durante la cumbre del G7 cuando ajustó toda su agenda dominical para asistir a la única eucaristía que se celebraba en Cornwell ese día, a las nueve de la mañana. De la misma manera, no falla ni un solo domingo en la parroquia de la Santísima Trinidad de Washington. De los padres jesuitas, por supuesto. De la Compañía, como el Papa.