Guerra de cifras

Victoria agridulce para la Comisión Europea en su pulso con AstraZeneca

La justicia belga tan sólo exige al laboratorio la entrega de 50 millones de dosis antes del fin de septiembre

La derrota es huérfana, pero la victoria tiene muchos padres. El tribunal de primera instancia de Bruselas ha dictaminado que el laboratorio AstraZeneca debe suministrar 50 millones de dosis a los Veintisiete antes del 27 de septiembre y que cualquier retraso conllevará una penalización de 10 euros por cada dosis no entregada. Aunque la Comisión Europea se ha felicitado por esta sentencia, AstraZeneca también ha hecho lo propio desatándose una guerra de cifras. La guerra continúa.

Lo cierto es que el fallo de la justicia belga con estas medidas cautelares se queda muy por debajo de lo solicitado por la Comisión Europea y todo apunta a que no tendrá efectos prácticos a corto plazo. Bruselas había pedido que a finales de septiembre el laboratorio cumpliese con el pedido total de 300 millones de dosis y que 120 millones fueran entregadas a finales de junio. Al final, la justicia belga con esta exigencia de 50 millones de dosis adicionales permitirá que a finales de septiembre el laboratorio tan sólo abastezca a los Veintisiete con 80,2 millones de dosis en total. Una cifra que la farmacéutica podrá cumplir sin problemas ya a finales de mes de junio, lo que le permite esquivar la multa sin esfuerzo.

Según fuentes diplomáticas comunitarias, el laboratorio era consciente de que podía perder esta sentencia y por eso ha aumentado su ritmo de entregas en las últimas semanas. Las mismas fuentes reconocen que de las 50 millones de dosis, 40 ya han sido suministradas y que sólo quedan pendientes 10 millones. Según el fallo, la justicia belga no ha pedido una cantidad mayor, en línea con la demanda de los Veintisiete, ya que es incapaz de conocer la capacidad real de producción del laboratorio.

Más allá de las cifras, el equipo de la defensa de la Comisión alega que la sentencia ampara sus tesis: el laboratorio tenía la obligación de poner a disposición de los Veintisiete sus dos plantas en Reino Unido -algo que no ha cumplido ya que ha priorizado el suministro a las islas- y AstraZeneca no cumplió la cláusula de “los mejores esfuerzos razonables” a la hora de cumplir los plazos de entrega que recoge el contrato suscrito con los Veintisiete. Los letrados del Ejecutivo comunitario confían en que estas conclusiones se mantengan en el segundo juicio contra la compañía anglo-sueca que comenzará en septiembre, cuándo se dilucidará el fondo de la cuestión. Este primer fallo tan sólo tenía como objetivo la imposición de medidas cautelares para agilizar las entregas.

Más allá de la batalla de cifras y cláusulas, Bruselas ya había decidido no firmar un nuevo contrato con AstraZeneca debido a estos retrasos en el suministro y encomendarse a otros laboratorios. De hecho, la Comisión Europea ha concluido un tercer contrato con Pfizer de 1.800 dosis con el objetivo de luchar contra nuevas cepas y ante la posibilidad de que sea necesaria una tercera dosis para reforzar la inmunidad. Para que no vuelvan a repetirse los mismos percances, tanto la producción de vacunas como sus ingredientes principales deberán estar radicados en suelo europeo.