Macroencuesta

Los jóvenes españoles, dispuestos a limitar su libertad de movimientos por la covid

Un trabajo sobre 13.587 perfiles de personas entre 16 y 34 años muestra también su apoyo a las vacunaciones

Un joven recibe su primera dosis de la vacuna en el centro de salud de Vall d'Alba (Castellón)
Un joven recibe su primera dosis de la vacuna en el centro de salud de Vall d'Alba (Castellón)Domenech CastellóEFE

«El Futuro es Ahora», una de las mayores investigaciones demoscópicas realizada en España sobre el sentir de los jóvenes de las generaciones Z y milenial, fue presentada ayer a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, que hoy debatirá sus resultados con representantes de todo el arco político en una sesión que se podrá seguir en directo en streaming en la web del Congreso.

Realizada por PlayGround con la colaboración de la Fundación Ashoka, ESIC Universidad y la plataforma de participación ciudadana Osoigo, se realizaron 13.587 encuestas a personas de edades comprendidas entre 16 y 34 años de todas las comunidades autónomas.

En lo que se refiere a la pandemia, los jóvenes encuestados muestran compromiso ante la crisis sanitaria. El 89% estaría dispuesto a limitar su libertad de movimiento y el 43% opina que el Gobierno debe obligar a la población a vacunarse.

Además de la preocupación sanitaria destaca la social ya que el 92% resalta los problemas existes, en especial por la desigualdad de género. Y se muestran dispuestos a participar activamente en las soluciones: un 53% se considera un agente de cambio dispuesto a contribuir a la transformación social.

Llama la atención la poca preocupación entre la juventud encuestada sobre dos temas que ocupan gran parte de los titulares, como son la inmigración y los nacionalismos. Ambos asuntos figuran a la cola del ránking de sus 20 principales preocupaciones. Sobre política, el 92% piensa que la opinión de los jóvenes importa poco o nada a los políticos y el 87% se sientan poco o nada representados por alguno de los partidos políticos actuales. Eso hace que el 72% valoren muy poco la calidad de la democracia en la que viven y el 51% se siente más integrado dentro de las redes sociales que fuera.

Tajantes se muestran sobre los discursos de odio: el 71% de los encuestados cree que deberían prohibirse, no sólo en las redes sociales, sino también dentro del Congreso.

Sí muestran mucha preocupación por dos cuestiones. Por un lado, el 93% considera que el planteamiento general del sistema educativo público actual debe mejorar para adaptarse a sus necesidades de futuro y el 85% cree que se planifica poco o nada la acción contra la emergencia climática a largo plazo y que hay un insuficiente el nivel de conciencia medioambiental.

De las preocupaciones, a las soluciones. Cuestionados sobre qué pueden hacer para darle un vuelco a todos estos indicadores, en el ámbito laboral y de vivienda se reivindica acabar con la precariedad de los contratos temporales, anticipar la edad de jubilación para promover el reemplazo generacional, bonificar a las empresas que contraten a jóvenes sin experiencia o regular el precio de los alquileres.

En cuanto a justicia social, se propone acabar con la brecha salarial entre cualquier expresión de género. Sobre medio ambiente proponen penalizar a las empresas más contaminantes, incluir el impacto ambiental en el etiquetado de los productos de consumo y promover la economía circular.

En el terreno de la sanidad existe un consenso en pedir una aceleración del proceso de vacunación contra la covid y aumentar la cobertura pública de la salud mental.

A nivel político, se pide prohibir formaciones políticas que fomenten el odio, generar espacios estables de diálogo intergeneracional que recojan las preocupaciones y necesidades de los jóvenes y que se priorice la lucha contra la corrupción.

En el educativo desearían que se destinase un mayor presupuesto a educación, introducir programas de educación sexual en las escuelas y mejorar las condiciones de las prácticas laborales en empresas y organizaciones.

Mirando a Europa querrían implementar nuevas políticas de inmigración y refugio que pongan por delante los derechos humanos, así como reforzar una educación europea común que permita una ágil convalidación de titulaciones.

Liliana Arroyo, doctora en Sociología y coordinadora del análisis de los datos de la encuesta presentada ayer, cree que muestra que «la juventud española está atravesada por la precariedad y la inestabilidad material, pero también por la desafección frente a un mundo adultocéntrico que no les ha tenido en cuenta. Quieren tomar las riendas, alzar la voz y ser parte activa en la construcción del mañana. Tienen claro que si no construyes tu futuro, otros lo harán por ti».