SARS

¿Qué mutación acecha tras Delta?

Los epidemiólogos han confirmado que el virus no deja de cambiar hacia variantes más contagiosas y menos receptivas a los efectos de las vacunas

Alfa, Beta, Gamma, Delta… el alfabeto griego se completa a un paso inmisericorde. Cada cierto tiempo cae una nueva letra a plomo, como las nueces vanas que imaginó el poeta Agustín García Calvo. Pero en este caso no son letras, ni frutos secos, son nuevas modalidades del coronavirus más mortal conocido: el SARS-Cov2. Ya vamos por la letra mu.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó este mismo viernes su posición ante la última variante de interés detectada en el virus. Mu es su nombre y ha sido identificada por primera vez en Colombia. De momento solo está catalogada como Variante de Interés (VOI) lo que significa que se trata de un nuevo set de mutaciones que hay que estudiar con atención, pero todavía no se ha demostrado que sea más peligroso o preocupante. Si se apreciara en ella mayor riesgo de transmisión o morbilidad que en las variantes originales pasaría a catalogarse como VOC (siglas inglesas de Variante de Preocupación).

Su antecesora (Delta) paso de VOI a VOC en un mes y tres días. En Colombia, la nueva versión viral (conocida desde enero) ya está presente en el 39 por 100 de los genomas aunque parece que no tiene la pujanza de Delta. Su nombre técnico es B.1.621 y ya ha sido detectada en 39 países. Según la OMS, esta variedad «presenta una constelación de mutaciones que podrían indicar cierta capacidad para escapar de la inmunidad que confieren las vacunas». De hecho, algunos estudios preliminares sin confirmar aún encuentran similitudes en la proteína S de este nuevo espécimen y la de la famosa «variante Sudafricana» que podía evadir algunos anticuerpos. El Instituto de Salud Pública de Inglaterra ha emitido un informe en el que asegura que ya se han detectado 39 casos de infección con este virus en el país, en su mayoría en personas jóvenes y en algunos casos ya vacunadas. Ese mismo informe afirma que Mu podría tener capacidad de escapar a la inmunidad producida por la vacuna. De momento no existe certeza de que esta versión sea más contagiosa que Delta, de hecho los datos de prevalencia parecen indicar lo contrario. Pero si realmente puede escapar parcialmente a la acción de la vacuna en el futuro podría convertirse en variedad mayoritaria.

Los epidemiólogos no se ponen muy de acuerdo sobre el futuro de las variantes del SARS-Cov-2. Algunos expertos siguen confiados en que en realidad este microorganismo tiene un repertorio de mutaciones muy limitado. La mayor parte de los cambios en el genoma del virus se producen en una pequeña porción de su proteína S (la que sirve de ancla entre el virus y la célula atacada). Eso evidenciaría una capacidad limitada de cambiar y facilitaría el objetivo de lograr un grupo de vacunas reducido que combata a todas las posibles mutaciones futuras. Pero otros expertos recuerdan que con un virus mucho más conocido y estable como la gripe aún no hemos logrado una vacuna única universal.

Este coronavirus tiene una capacidad de mutar nunca vista antes en virus comunes. Combatir de una vez todas sus versiones es harto improbable.

Recientes estudios genéticos han detectado que, además de las mutaciones en la proteína S, el SARS-CoV-2 puede presentar variaciones genéticas en otras partes de su estructura. De momento no se sabe si estas otras mutaciones suponen un peligro.

Pero si miramos a otros virus podremos hacernos una idea de lo importante que es tenerlas controladas. La diferencia entre el virus de la polio real y virulento y el que se utiliza para fabricar las vacunas (atenuado e inocuo) es solo de un nucleótido (una sola letra en el gigantesco alfabeto de los genes del microorganismo). Un sutil cambio apenas perceptible marca la frontera entre la enfermedad y la inmunidad.

En este caso, no sabemos si un simple cambio en alguna parte del actual coronavirus puede marcar también la diferencia entre una variedad inocua o una mucho más peligrosa. En realidad puede que sí lo sepamos porque se ha dado ya el caso. Una investigación aún en revisión de científicos del University College de Londres ha determinado que una sola mutación en la proteína N de la variante Alfa (la llamada Inglesa) era responsable de su mayor peligrosidad. En concreto, un cambio en un solo aminoácido de esa proteína provocaba que se multiplicara por 80 la expresión de un gen relacionado con la capacidad del virus de protegerse contra la inmunidad natural del cuerpo humano.

En la actualidad sabemos demasiado poco sobre el SARS-CoV-2. Es lógico: solamente llevamos algo menos de dos años analizándolo. Hay regiones enteras del comportamiento genómico del virus que siguen siendo un auténtico misterio. Y eso dificulta sobremanera la capacidad para predecir cuándo llegará una nueva variante y cuán peligrosa será.

Pero sí hay una certeza: las nuevas variantes llegarán. De momento sabemos que Delta es la variante más sorprendente aparecida. En palabras de la directora de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos, Rochelle Walensky, «Delta se comporta de manera inesperada, en algunas ocasiones algunas personas vacunadas pueden contagiar a otros con facilidad». A lomos de esta variante ha aumentado el número de contagios en el mundo a niveles similares a los del inicio de la pandemia. Por su culpa las expectativas de lograr una inmunidad de grupo se han volatilizado.

Su potencia es tan grande que ha eclipsado la aparición de otras variedades. Desde la llegada de Delta ha catalogado cinco versionas nuevas y está rastreando la importancia de otras 13 originadas en los cinco continentes.

El estudio comparativo con otras enfermedades como el SIDA, la gripe o la hepatitis demuestra que la variabilidad de los virus es mucho más compleja de lo que parece. De momento, la ciencia trata de sujetar las riendas de las mutaciones en la proteína S, pero existe todo un mundo dentro del minúsculo organismo que aún no está siendo explorado. Y en algunas regiones de ese mundo puede estar gestándose una mutación que haga que nos olvidemos todos de la letra Delta.