Pandemia

Más de la mitad de los médicos no vacunados en Italia trabajan a pesar de estar prohibido

Alrededor de 1.000 continúan en contacto con los pacientes bajo la amenaza de ser sancionados

Decenas de personas protestan contra el pasaporte covid, en Roma, Italia
Decenas de personas protestan contra el pasaporte covid, en Roma, ItaliaCLAUDIO PERIEFE

A principios de abril, cuando los positivos al coronavirus superaban en Italia los 20.000 casos y los fallecidos rozaban el medio millar, el país transalpino se convirtió en el primero en Europa en obligar a los profesionales de la sanidad a vacunarse contra la Covid-19. Médicos del sector público o privado, enfermeros, auxiliares, dentistas e incluso farmacéuticos debían inmunizarse si no querían ser apartados de sus funciones o suspendidos de empleo y sueldo. Pero cinco meses después, alrededor de 1.000 profesionales continúan trabajando en contacto con los pacientes, a pesar de haber rechazado vacunarse.

La voz de alarma la lanzó la Federación Nacional del Colegio de Médicos. “Hay unos 1.500 los médicos no vacunados, de los cuales, al menos 940 están todavía ejerciendo la profesión, es decir, casi el 70% del total de los no vacunados”, denunció el presidente de la organización, Filippo Anelli, que invitó a vacunarse a los compañeros que aún no lo hubieran hecho por motivos no relacionados con patologías previas. De los cerca de 1.500 profesionales no vacunados, 644 han sido suspendidos, mientras que 176 que habían sido apartados de sus funciones, fueron readmitidos después de inmunizarse, según informó la federación.

Las cifras totales podrían ser, sin embargo, mucho más elevadas, ya que la federación advirtió que menos de la mitad de los colegios profesionales territoriales habían transmitido los datos de los profesionales no vacunados. Otras estimaciones, publicadas en medios locales, calculan que sólo en Milán existen 3.000 sanitarios no vacunados que continúan ejerciendo en los ambulatorios, hospitales y clínicas públicas y privadas. Un tercio de ellos son médicos, mientras que el resto del grupo está formado por enfermeros y por otros profesionales sanitarios, entre los que se encuadran técnicos de laboratorio, veterinarios o psicólogos.

A finales de julio, más de 900 profesionales del sector sanitario fueron suspendidos de empleo y sueldo en Milán, y esta misma semana el servicio de salud regional ha enviado otras 400 cartas a los médicos y enfermeros que todavía no se han vacunado informándoles de la sanción. “En cualquier caso”, tranquilizó Anelli, “en Italia hay unos 450.000 médicos, incluidos dentistas, por lo que los antivacunas representan un 0,3% del total. Aún así, se trata de una derrota para la profesión porque es inconcebible que un médico no tenga confianza en las vacunas”.

Una cifra aparentemente insignificante que, sin embargo, está creando no pocos problemas en algunos pequeños municipios y hospitales de provincia, donde el rechazo a la vacuna obligatoria entre los profesionales de la salud es más extenso o los medios de los que disponen más escasos. El caso más extremo ocurrió este verano en un pueblo de Padua, cerca de Venecia, donde sus 1.300 habitantes vieron como el ambulatorio tuvo que cerrar sus puertas en agosto después de que la única doctora de la localidad, que ejercía en el pueblo desde hacía 20 años, fuera suspendida de empleo y sueldo tras rechazar vacunarse.

Y sin salir de la región del Véneto, una de las más golpeadas por la pandemia en Italia, decenas de vecinos de un pequeño municipio de apenas 10.000 habitantes se manifestaron este fin de semana en solidaridad con el médico local, que había sido también suspendido por no haberse vacunado todavía. “La salud y el trabajo son un derecho y no un chantaje”, denunciaron sus pacientes.

Las autoridades sanitarias italianas están analizando caso por caso porque la mayor parte de quienes todavía no se han vacunado lo justifica por motivos de salud. Otra pequeña parte de los profesionales, sin embargo, defiende su derecho a la libertad de elección y han recurrido ante la Justicia las sanciones. Hasta el momento, todas las apelaciones han sido rechazadas por los tribunales.