Mascotas

El sencillo truco que evitará que tu gato se acerque al árbol de Navidad

Los felinos son curiosos y juguetones, lo que les convierte en el peor enemigo de las figuritas, bolas, luces o guirnaldas

Irene Olocco con su gato Víctor
Irene Olocco con su gato VíctorFacebook

El puente de la Constitución suele ser la fecha elegida por la mayoría de las familias para decorar la casa para prepararse para la llegada de la Navidad. Además de las figuritas, velas o manteles, el gran protagonista de las fiestas siempre es el árbol de Navidad, entorno al cual se producen los momentos más especiales de estas fiestas: La apertura de los regalos de Papá Noel o de los Reyes Magos, o de ambos según las familias.

Por ello, las familias suelen poner mucha atención en su decoración. Bolas llamativas, estrellas, angelitos, guirnaldas, figuras compradas y otras hechas en el colegio por los más pequeños de la casa e incluso fotos familiares... y tampoco pueden faltar las llamativas luces, blancas o de colores, fijas o intermitentes e incluso con música.... Todo ello para dar vida durante unos días a un rincón de la casa que suele pasar desapercibido durante todo el año.

Victor causaba estragos con el árbol de Navidad cada año hasta que Irene Olocco decidió poner mandarinas alrededor
Victor causaba estragos con el árbol de Navidad cada año hasta que Irene Olocco decidió poner mandarinas alrededorFacebook

Los adultos siempre toman precauciones para que los niños no rompan nada y que no se hagan daño, pero el mayor problema no suelen ser ellos cuando hay mascotas en la casa. Y uno de los animales más complicados de controlar en este sentido son los gatos. Extrovertidos, amistosos pero curiosos y traviesos.

Por su naturaleza, siempre buscan estímulos nuevos. Necesitan saltar, cazar, trepar, investigar, tocar... para descargar energía y no ser presa del estrés. Su manera de aprender es a través del juego y eso les sirve también para comunicarse con el entorno y para mantenerse sanos física y mentalmente.

Lo primer que hacen al llegar a un nuevo hogar es inspeccionarlo todo, interactuar con aquellas cosas que le llaman la atención por su forma, tamaño o textura. Cuando ya se han familiarizado con ello, se limitan a jugar con sus objetos favoritos. Por ello, cuando llega la navidad se “vuelven” locos. Aparecen nuevos elementos que antes no había, con formas, tamaños y texturas muy apetecibles y en el caso del árbol de navidad, ¡todos juntos!

Así que su primer instinto es lanzarse a por el árbol. Primero, con toquecitos con las patitas para ver si suponen un riesgo y una vez que ven que no hay peligro, no pueden evitar jugar con todos los adornos. Conclusión: el cariño y tiempo invertido durante horas, se acaba en cuestión de minutos. Es más, obliga a sacar la escoba y el recogedor porque el gato sucumbe a todos los nuevos estímulos y acaba provocando un destrozo.

lrene Olocco logró que su gato no se acercara el árbol de Navidad con un sencillo truco
lrene Olocco logró que su gato no se acercara el árbol de Navidad con un sencillo trucoFacebook

Muchas familias prueban a montar el árbol por partes. Dejan la estructura “pelada” durante unos días para que el animal se acostumbre a la novedad y poco a poco van aportando los diferentes adornos. Pero en muy pocas ocasiones funciona. Tampoco el darle órdenes o el tratar de distraerle con sus juguetes favoritos o con otros estímulos porque la tentación es tan grande que tarde o temprano regresará con sus patitas a derribar todo lo que esté colgado de las ramas o incluso a meterse debajo del árbol... todo con un final predecible.

Entonces, ¿qué se puede hacer? ¿Hay que prescindir del árbol? ¿cerrarle el paso al gato para que no pueda hacer de las suyas? La respuesta a estas dudas la encontró la italiana Irene Olocco de manera casual. Un día estaba jugando con su gato Víctor y se puso a comer una mandarina. En ese momento, el gato siseó y salió corriendo”. Olocco no le dio importancia a esta reacción hasta que llegó el momento de poner el árbol. Víctor, de 5 años, todas las navidades hacía de las suyas: robaba las bolas del árbol y destrozaba los adornos sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo.

Entonces es cuando Olocco se acordó de la reacción del gato con la mandarina y decidió hacer un experimento. Fue colocando piezas de la fruta en los lugares y muebles en los que no quería que se subiera el animal. Y funcionó. En ese momento lo tuvo claro, ese año podría poner el árbol y lucirlo sin que Víctor pudiera hacer nada para arruinarlo.

De esta manera, como si se tratara de una zona protegida con agua bendita contra los malos espíritus, hizo un círculo alrededor del árbol con mandarinas y el gato ni se acercó y la decoración se mantuvo a salvo. Eso sí, estéticamente no es la mejor opción pero funcionó.

El descubrimiento de Olocco lo avalan varios estudios, que indican que los gatos no soportan el olor de los cítricos porque es demasiado fuerte e intenso para su pequeña nariz. De hecho, pude llegar a producirles un incómodo picor. El olfato de los gatos es muy sensible (sin llegar al de los perros) y los olores fuertes les afectan mucho. Así que no sólo les molestan los cítricos como el limón, la naranja, el pomelo o la mandarina sino que también les produce rechazo el ajo, la cebolla o el tabaco. Esto no significa que les pueda afectar a la salud, sino que ellos mismos se alejarán de las zonas en las que estén en estos productos para mostrar su rechazo.

Así que en el caso del árbol, la solución de Olocco puede ser efectiva pero en otros rincones de la casa o incluso en el jardín -para proteger las plantas- bastará con machacar la piel de cítricos como la naranja o el limón y distribuirla por las zonas a las que no queremos que se acerque.