Vaticano
Celaá: la ministra que pidió a Sánchez ser embajadora ante el Papa
Roma ha dado su plácet con algo de demora a Moncloa al filtrar su nombre
La ex ministra de Educación Isabel Celaá es desde ayer la nueva embajadora de España ante la Santa Sede. Así lo recoge el Boletín Oficial del Estado, después de aprobarse su nombramiento el martes en el Consejo de Ministros. Aunque, en realidad, el ala socialista del Gobierno y la propia política vasca respiran desde el pasado viernes, cuando la Santa Sede dio el plácet que comunicado oficialmente el lunes. Según ha podido confirmar LA RAZÓN, han pasado 45 días desde que el Ejecutivo presentara al Vaticano la candidatura de Celaá.
Fuentes eclesiales detallan que este mes y medio de espera supera el plazo medio que se da Roma para aceptar o desestimar a los embajadores. ¿El motivo? A priori, podría pensarse en una demora por las fiestas navideñas, dado que la petición se formuló el 7 de diciembre. Sin embargo, los eclesiásticos consultados por este diario no descartan que la Secretaria de Estado de la Santa Sede se tomara su tiempo a modo de «ligero toque de atención» a Moncloa, después de que el Gobierno aireara la designación antes de tiempo, en la antesala de la audiencia de la vicepresidenta morada Yolanda Díaz con Francisco. Y es que la exquisitez de la diplomacia vaticana siempre espera esa correspondencia discreta por parte de sus interlocutores. «Los Gobiernos cambian cada cuatro años y tienen prisa, la Iglesia tiene otros tiempos porque permanece», ironizan desde Roma a LA RAZÓN.
Salvada esta incidencia, ni por asomo en ningún momento se ha cuestionado el nombramiento en sí de Celaá. Ni por parte del Vaticano, pero tampoco del Episcopado español. Evidentemente, a nadie se le pasa por alto los desencuentros a costa de la Lomloe por sus recortes a la escuela concertada católica y a la asignatura de Religión. Sin embargo, si algo ha molestado a la Iglesia es «la falta de diálogo en el proceso, más que el resultado final» . Máxime cuando la propia Celaá conoce perfectamente cómo funcionan los colegios religiosos por su trayectoria como consejera de Educación del País Vasco. Y, sobre todo, porque esta bilbaína de 72 años se sabe católica.
En cualquier caso, unos y otros confían en el borrón y cuenta nueva como embajadora que es un reconocimiento personal por parte del presidente Pedro Sánchez. Al parecer, en el reparto de embajadas con sello político, algún otro candidato del «staff» de Moncloa solicitó también estar cerca del Papa, pero el líder socialista quiso contentar a su ex ministra en esta petición personal.
A su llegada a Roma, y a la espera de entregar las credenciales al Papa, en su agenda cuenta con dos asuntos prioritarios, amén de ejercer de puente entre el Ejecutivo y el Vaticano y de acompañar a la comunidad católica en la capital italiana. Por un lado, será la anfitriona de los 400 años del Palacio Borghese como sede de la embajada. Precisamente la diplomática saliente, Carmen de la Peña, había preparado los fastos de la efemérides como vuelta a la normalidad después del confinamiento pandémico.
Por otro, corresponde a Celaá supervisar los informes para renovar la Obra Pía, la fundación que, con intervención del Estado, gestiona los 250 inmuebles donados a lo largo de la historia por españoles residentes en Roma a la Iglesia. Se trata de uno de los temas para los que obispos y Moncloa han creado ex profeso una comisión mixta de trabajo.
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