Pederastia

Las víctimas de la Iglesia no colaborarán con la auditoría de los obispos

Tras reunirse tres horas y media con el cardenal Omella, la asociación Infancia Robada confiará en el Defensor del Menor

El cardenal Juan José Omella, ayer, recibiendo a las víctimas de Infancia Robada
El cardenal Juan José Omella, ayer, recibiendo a las víctimas de Infancia RobadaIsabel InfantesEuropa Press

Tres horas y media de reunión a puerta cerrada y una conclusión: no a la auditoría externa encargada por la Conferencia Episcopal al bufete Cremades&Calvo-Sotelo para abordar la crisis de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Así lo expresó ayer en torno a las ocho de la tarde Ana Cristina Cuevas, una de las fundadoras de Infancia Robada, considerada la principal asociación de nuestro país que aglutina a entre 60 y 80 víctimas.

Cuevas ejerció de portavoz tras la «cumbre» que mantuvieron quince asociados a la plataforma con el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella. Madre de la víctima del colegio Gaztelueta del Opus Dei en Bilbao, justificó sus resistencias a una «existencia de intereses contrapuestos» en el despacho de abogados elegido por los obispos, en tanto que el presidente de la entidad, Javier Cremades, pertenece a esta realidad eclesial. «No podemos reconocer su autoridad», añadió en nombre del grupo, en tanto que aprecian que el Opus Dei ha adoptado «una postura negacionista» frente a los casos de pederastia que se han dado en sus espacios. «Nosotros no confiamos en ese despacho, no es un mediador válido en nuestro caso», remarcó.

En paralelo, Cuevas expuso que «depositamos nuestra confianza en el Defensor del Pueblo». De hecho, ante los periodistas presentes defendió a la comisión promovida por el Gobierno y liderada por Ángel Gabilondo como «el modelo adecuado» para radiografiar esta lacra, en tanto que creen que promoverá una «investigación neutral, exhaustiva y transparente». Desde ahí, solicitaron una «colaboración firme, comprometida y sincera de la Iglesia».

«De momento no se han comprometido con nada. Omella nos ha dicho que lo va a estudiar y que lo va a hablar directamente con el Papa. Estoy segura de que en el cardenal hay voluntad para cambiar todo esto», explicó la portavoz de Infancia Robada, que apreció la buena disposición del presidente de los obispos: «Es una persona cercana y que empatiza. Nos hemos sentido escuchados».

«Esperamos un acercamiento entre una parte no negacionista de los obispos y la asociación», expuso sobre futuribles reuniones, aunque de momento no se abrirán mas cauces de diálogo a la espera de una respuesta activa por parte de la Iglesia. Eso sí, con una mirada al pasado, lanzaron un recado a los obispos: «En las anteriores reuniones no se hizo nada y ahora esperamos un antes y un después». Fuentes de la asociación subrayaron después que el cardenal se ha comprometido a buscar otras alternativas al Opus Dei para intentar satisfacer las demandas de la asociación.

En el comunicado leído y elaborado antes de la reunión, Infancia Robada insta a los obispos y a los responsables de las demás instituciones religiones a realizar una «condena rotunda y sin paliativos con un perdón sin excusas». En esta misma línea, exige «justicia, reparación y acompañamiento», que se traduzca en medidas concretas tales como la financiación de terapias «de por vida» o la indemnización por incapacidad laboral que han provocado los abusos en «muchos casos».

«Exigimos una rectificación y una solución a los casos concretos que les presentamos encima de la mesa», insistió Cuevas que reclamó «un cambio de rumbo urgente, firme e ineludible».

Como punto de partida, emplazaron a la Iglesia a abrir sus archivos «aportando toda la información necesaria para depurar responsabilidades» que, de alguna manera, permita reconocer «unos derechos que nos han sido negados». «Estamos hablando De la Iglesia católica y no de un club de fans», remató.

A su llegada a la sede del Episcopado, el también arzobispo de Barcelona ejerció de anfitrión y recibió cada participante de la reunión, saludándoles con la mano. Solo uno de ellos le negó este primer gesto de acogida. Omella respondió con unas palabras de cercanía que permitió que rompieran el hielo. Esa acogida es la que las propias víctimas sintieron una vez que comenzaron a relatar su particular calvario.

Como representante legal de la asociación, acudió a la cita la abogada Leticia de la Hoz, que también ha asesorado en estos años a los jesuitas con los casos vinculados a la Compañía. También estuvo presente en el encuentro el sacerdote Luis Alfonso Zamorano, misionero de la Fraternidad Verbum Dei, que ha acompañado en el proceso espiritual de sanar las heridas a algunas de las víctimas de Infancia Robada.

El cardenal declinó comparecer posteriormente ante los medios, siguiendo el proceder de las reuniones que ha mantenido en semanas previas con otros colectivos de víctimas. Eso sí, despidió a las víctimas en el descansillo principal de la sede del Episcopado, agradeciendo su presencia y con un saludo informal a los periodistas presentes.